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Internacionales Miércoles 29 de Junio de 2011

El OPUS DEI, en el banquillo

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Redacción

Por Redacción

PARIS, 29 (AFP-NA). - El Opus Dei, una  poderosa organización católica conservadora nacida en España en 1928 y acusada de derivas sectarias, se sentará en septiembre en el banquillo de los acusados en Francia, en un juicio inédito en el mundo, a raíz de una demanda de una antigua adepta de la Obra.

Tras nueve años de investigaciones, dos miembros del Opus Dei y de una asociación considerada cercana a la Obra, la Asociación Cultural Universitaria y Técnica (ACUT), comparecerán ante el Tribunal Correccional de París el 22 y 23 de septiembre por "retribución contraria a la dignidad" y "trabajo encubierto".

La demanda la puso una joven, Catherine T., que en 1985 ingresó sin saberlo al Opus Dei al entrar en una escuela del norte de Francia para seguir una formación de empleada de hotel.

A la adolescente se le asignó una "preceptora" que en realidad era una "directora de conciencia" y en 1987 la obligaron a hacer los votos de la Obra: obediencia, pobreza y castidad, según su propio relato.

Catherine T. se convirtió entonces en "numeraria auxiliar", es decir en una encargada de tareas domésticas.

Durante 13 años la joven acumuló los contratos de trabajo en el seno de organismos o asociaciones que según su abogado, Rodolphe Bosselyt, "dependían exclusivamente del Opus Dei".

La ACUT sólo reconoce un "vínculo espiritual" con la Obra. Catherine afirma que tuvo que limpiar, ordenar y servir todos los días desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche, sin vacaciones ni un salario digno, incluidos los fines de semana, y asegura que fuera del trabajo siempre estaba acompañada por un miembro de la Obra.

Incluso cuando fue a un médico se eligió a uno del Opus, que le prescribió calmantes.

Su calvario concluyó cuando a fines de enero de 2001 sus padres lograron recuperarla durante el fin de semana familiar que le concedía el Opus Dei. Catherine tenía 29 años y pesaba 39 kilos.

A fines de 2001, la muchacha presentó una demanda ante la justicia francesa. Su abogado denunció una "manipulación mental", "condiciones de trabajo embrutecedoras" y "una situación de dependencia económica".

El abogado de la ACUT, Thierry Laugier "rechaza" tales acusaciones y afirma que "no hay nada de eso en el expediente" y que la joven "era remunerada conforme a su trabajo".

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