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Internacionales Martes 19 de Junio de 2012

Duras negociaciones en Río+20

PERSISTEN DIFERENCIAS SOBRE COMO PROTEGER EL PLANETA

Redacción

Por Redacción

RIO DE JANEIRO, 19 (AFP-NA). - Las negociaciones de

más de 190 países en la conferencia de la ONU Rio+20 para lograr

un acuerdo que salve al planeta entraron este lunes en una

controvertida recta final, en medio de críticas sobre su falta de

ambición y bajo la sombra de la cumbre del G20 en México.


Brasil, que comanda las negociaciones, se propuso sellar un

acuerdo el lunes, antes de que comiencen a llegar el martes los

130 jefes de Estado y de Gobierno, pero las delegaciones indicaban

que las maratónicas reuniones se extenderían en la noche.

Europa dejó claro que el borrador del acuerdo propuesto por

Brasil no alcanza la necesaria ambición requerida para preservar

el medio ambiente y la lucha contra la pobreza en el mundo. 

Pero dejó claro que los

países quieren evitar a toda costa el fantasma de Copenhague, la

cumbre del clima de 2009, cuando las negociaciones fueron

entregadas a los presidentes y acabó en un fracaso, sin acuerdo.

Las diferencias en puntos clave continuaban este lunes. Los

países en desarrollo quieren una clara definición de cómo se

financiará su transición a una economía verde que respete los

recursos naturales del planeta, y Europa quiere crear una organización internacional encargada del medio ambiente, a lo cual

se oponen Brasil y Estados Unidos.

La crisis económica planea sobre la conferencia: los países

ricos son más reacios a repartir fondos que en el pasado y los

países en desarrollo son más reticentes a ceder sin que sus

contrapartes correspondan, reconocen los delegados.

La conferencia de la ONU es la cuarta de su tipo en la historia

desde 1972, y su objetivo es trazar un plan mundial para enfrentar

los principales problemas ambientales y luchar contra la pobreza.

El plan define por ahora las grandes áreas en las que se

requiere de acción inmediata, como protección de océanos y

bosques; transición hacia una agricultura, energía y modelos de

producción y consumo sostenibles; erradicación de la pobreza;

seguridad alimentaria; empleo y protección social.

Pero la principal crítica es que el documento se queda corto en

acción y definiciones, cuando se prevé que para 2030 la demanda

de alimentos aumente 50% y la de energía 45%, en un contexto de

más desigualdad social y aumento de la temperatura.

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