Por Redacción
LA HABANA, 15 (AFP-NA). - Sin una estampida pero con
grandes expectativas, muchos cubanos acudieron este lunes a las
oficinas de migración para completar sus trámites para viajar al
exterior, pues desde ayer pueden hacerlo sin ningún permiso
oficial por primera vez en medio siglo.
"¡Esto sí que es eficiencia!", gritó Lorenzo de Armas al salir
de la oficina de migración del barrio de El Vedado, en La Habana,
a donde llegó a actualizar su pasaporte y fue informado "en
cuestión de segundos" de que no necesitaba hacer ese trámite, pues
eso había sido hecho automáticamente.
A la entrada de esta oficina, muy concurrida desde que el
gobierno de Raúl Castro anunció la reforma migratoria el 16 de
octubre, dos carteles advertían que sólo necesitaban actualizar
sus pasaportes los menores de 18 años y los discapacitados.
"Ojalá fuera así para todo", bromeó De Armas -un compositor de
65 años que prepara sus maletas para visitar en febrero a sus
hijos en México-, refiriéndose a los niveles de ineficiencia y
burocracia que padecen los servicios públicos cubanos.
También expresó su alegría porque "además, ya uno no tiene que
pagar por el permiso de salida ni la carta de invitación", dos de
las principales restricciones en vigor desde 1976 y muy
odiadas por los cubanos, que fueron eliminadas por la reforma que
entró en vigor este lunes.
"A partir de hoy entraron en vigor la esperada reforma migratoria, que ahorra dinero y tiempo a los cubanos que desean
viajar al exterior", repetía desde la madrugada Radio Reloj, que
también destacó que "195 oficinas se habilitaron en toda la isla"
para realizar esos trámites.
Obtener el permiso, que además podía ser denegado sin
explicaciones, no sólo era engorroso, sino caro, puesto que junto
con la carta de invitación (de un familiar o amigo en el exterior)
se requería un desembolso de hasta 350 dólares, en un país donde
el salario promedio equivale a 20 dólares mensuales.
Marta Piloto, jubilada de 50 años y quien ya tiene la visa
estadounidense para viajar a Carolina del Norte (sudeste de EE. UU.),
donde viven su madre y su hijo, también saltó de alegría al saber
que lo único que necesitará para viajar será comprar el boleto.
"Esto es lo mejor que ha hecho Raúl Castro. Ahora usted puede
ir dónde quiera y regresar cuándo quiera. Antes eran ellos (sus
familiares) los que tenían que venir a verme", explicó la mujer.
Especialistas como el académico Antonio Aja, director del
Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, no
esperan una estampida de viajeros, pues además de disponer del
dinero para el pasaporte, cuyo valor el gobierno duplicó a 100
dólares, y el boleto aéreo, los cubanos deben obtener visa y
cumplir diversos requisitos exigidos por los países a los que
quieran viajar.
Los cubanos se desplazan tradicionalmente hacia Estados Unidos,
Canadá, México y España, en cuyos consulados la AFP apreció este
lunes las filas habituales.
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