Por Redacción
WASHINGTON, 29 (AFP-NA). - Luego de una semana como
presidente, Donald Trump habló este sábado por teléfono con varios
líderes mundiales, en medio de una creciente alarma internacional
generada por sus decretos para limitar drásticamente la
inmigración musulmana en Estados Unidos.
Trump se comunicó durante la jornada con el primer ministro
japonés Shinzo Abe, con la canciller alemana Angela Merkel, con el
presidente ruso Vladimir Putin y con el mandatario francés
François Hollande.
En el aeropuerto internacional "John F. Kennedy" de Nueva York se concentraron decenas de personas para rechazar la aplicación de este decreto que restringe las libertades. La escena se reprodujo en otras terminales áreas de ciudades estadounidenses.
Un comunicado de la presidencia francesa indicó que Hollande le
solicitó a Trump que se respetará el principio de acogida de
refugiados y le advirtió sobre las consecuencias del
proteccionismo comercial que impulsa.
Hollande "recordó su convicción de que el combate por la
defensa de nuestras democracias" solo es "eficaz" si se basa en el
"respeto de los principios que las fundan, en particular, la
acogida de refugiados".
Además, "advirtió de las consecuencias
económicas y políticas de un enfoque proteccionista", de acuerdo a
la nota oficial.
Por su lado, el Kremlin señaló que Putin y Trump acordaron en
su diálogo telefónico mantener relaciones "de igual a igual" y se
expresaron "a favor de la puesta en marcha de una coordinación
real de las acciones rusas y estadounidenses para destruir al EI y
otras agrupaciones terroristas en Siria".
El presidente estadounidense también conversó con el primer
ministro japonés Abe, a quien le ratificó el "férreo compromiso"
de su país con la seguridad de Japón, según informó la Casa Blanca
en un comunicado. También se anunció que Abe será recibido por
Trump en Washington el 10 de febrero próximo.
Estas conversaciones dieron a Trump una oportunidad de explicar
sus nuevas políticas contra refugiados e inmigrantes, que han
conmocionado a gran parte del mundo, particularmente su decreto
para frenar temporalmente las llegadas de refugiados e imponer
controles estrictos a viajeros de siete países musulmanes.
INVESTIGACIONES
EXTREMAS
La medida sobre la inmigración musulmana cumple con una de las
promesas más controvertidas de la campaña, cuando Trump dijo que
iba a contener la inmigración de varios países musulmanes que,
según él, suponen una amenaza terrorista para Estados Unidos, y
someter a los viajeros de esas naciones a "investigaciones
extremas".
"Esto es muy importante", dijo el presidente el viernes en el
Pentágono después de firmar la orden ejecutiva titulada
"Protección de la nación contra la entrada de terroristas
extranjeros en Estados Unidos".
El decreto suspende el programa estadounidense de acogida de
refugiados durante al menos 120 días, mientras se concreta el
futuro sistema de verificación de visas.
También prohíbe la entrada a Estados Unidos de viajeros
procedentes de países de mayoría musulmana -Irán, Irak, Libia,
Somalia, Sudán, Siria y Yemen- durante 90 días.
DETENCIONES
EN MARCHA
Las autoridades no perdieron tiempo en implementar la orden de
Trump para frenar la llegada de musulmanes, reteniendo a viajeros
en aeropuertos estadounidenses a pocas horas de que se firmaran
las nuevas medidas, según informaron este sábado medios locales.
El diario The New York Times señaló que agentes aeroportuarios
empezaron el viernes por la noche a detener a viajeros, después de
que se anunciara el decreto.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró
esperanzado en que estas medidas sean "temporales" ya que "la
necesidad de proteger a los refugiados nunca ha sido tan grande
como ahora", según expresó su portavoz Stéphane Dujarric.
RECURSO JUDICIAL
CONTRA EL DECRETO
Varias asociaciones estadounidenses de defensa de los derechos
civiles no tardaron en reaccionar y presentaron este sábado un
recurso judicial contra el decreto.
La demanda fue presentada ante un tribunal federal de Nueva
York después de que varios viajeros fueran detenidos la noche del
viernes en el aeropuerto JFK de Nueva York en base al decreto
recién promulgado.
Uno de los detenidos, de origen iraquí, trabajó para el
gobierno estadounidense en Irak durante 10 años y otro vino a
Estados Unidos a reunirse con su esposa, que trabaja para una
empresa contratista estadounidense, precisa la demanda.
El extrabajador para el gobierno, Hameed Khalid Darweesh, fue
liberado poco más tarde y habló con los periodistas en el
aeropuerto.
Interrogado sobre qué le diría a Trump dijo que "me gusta él.
Pero no lo sé. Esta es una política que no conozco. El es un
presidente. Yo soy una persona normal".
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.