Por REDACCION
Por Lisandro Mársico
En el mundo de la ópera encontramos pasiones extremas, los más nobles e indignos pensamientos; se musicaliza el amor y la desilusión; en definitiva es un arte que en su máxima plenitud sonora despierta sensibilidad; todo lo cual se plasma en una ficción cuyos intérpretes en ocasión de estar vinculados sentimentalmente en la vida terrenal, pueden lograr en el público pulsar la cuerda de las más lindas y puras emociones mediante ese enlace que solo se manifiesta cuando tenemos la fortuna de escuchar dos voces alineadas en un sentimiento mutuo.
La ópera El Trovador que con música de Giuseppe Verdi y libreto de Salvatore Cammarano, basada en la obra de teatro escrita por Antonio García Gutiérrez, fue representada en cuatro oportunidades durante Agosto, en el Teatro Colón, donde cientos de afortunadas almas pudieron disfrutar de inolvidables veladas operísticas. La obra, después de veintitrés años, regresaba de la mano de un elenco de primer nivel y amplia trayectoria internacional, al escenario del afamado coliseo porteño.
Madama Butterfly, de Giácomo Puccini, cerró la temporada lírica 2023 del Teatro Colón; a lo largo del ciclo anual se fueron representando diferentes obras que colmaron todos los espacios disponibles del célebre teatro, pero la representación de El Trovador no pasará desapercibida si la observamos desde una perspectiva más allá de la propia obra, ya situándonos en el espacio real, en ocasión de que los principales intérpretes, escogidos en esta oportunidad por la dirección del Colón, forman un matrimonio de destacados cantantes líricos, la soprano Anna Netrebko y el tenor Yusif Eyvarof.
Juntos deleitan a los espectadores de diversos países con presentaciones en conciertos, para el gozo de las multitudes que los aclaman, entre esas célebres actuaciones se cuentan la que ofrecieron en el verano de 2017 en el Waldbühne Berlín, una noche mágica de amor bajo las estrellas; en el año 2020 rindieron un tributo a Roma, ciudad que vio nacer el amor de la pareja, esa fue una representación apasionante; en el año 2022 realizaron un recital extraordinario en Buenos Aires donde se incluían canciones de Rimsky-Korsakov, Rachmaninov, Chaikovski, Garayev, Richard Strauss, Dvorák, Leoncavallo, Tosti, Gastaldón, Cilea y Ernesto de Curtis, en el marco del ciclo Grandes Intérpretes del Teatro Colón. A la vez, que la pareja, interpreta los roles de Calaf y Turandot, Caravadossi y Tosca en las óperas de Puccini; Leonora y Manrico, Aída y Radamés, en la creaciones musicales de Verdi, entre otros papeles rutilantes.
Podríamos indagar en un amante del bel canto, o porque no, en un novel espectador, si perciben la magia y las sensaciones que fluyen al escuchar una obra donde sus cantantes simbolizan “la pareja de oro de la ópera”; quienes se presentaron en cuatro oportunidades este año con El Trovador, en los papeles de Leonora y Manrico. Si bien, estuvieron rodeados de un formidable elenco, ofrecieron una actuación sublime; como no sentirse preso de un encanto inigualable, cuando desde el proscenio, de uno de los teatros líricos más importantes del mundo, ambos fueron las principales voces de una ópera con melodías memorables, donde se observa claramente la maestría armoniosa de Verdi. En el momento que lo imaginario de la obra se funde en un hondo sentimiento que se profesa en la realidad, sumado a un talento fenomenal, no podemos escapar del hechizo irresistible que ese momento superior nos ofrece.
Netrebko, deslumbrante y en la cumbre del universo operístico, caracterizó una Leonora determinada, intensa, enamorada, dispuesta sin duda alguna a entregar la vida por su amado en el espléndido dúo con el Conde de Luna del cuarto acto; como contener la emoción que genera la diva, con una personalidad que se afirma en cada gesto, cuando canta el gran aria “D´amor sull´ali rose”, que contiene la célebre escena del “Miserere”, donde la soprano sigue siendo la figura dominante, situándose la música en la más pura tradición lírica italiana. Yusif Eyvarof, realizó una interpretación de fuste, destacándose en la célebre escena de Manrico con la “Pira”.
La escritora Marie-Francia Castarède, hace mención a que la ópera es “la exaltación de las pasiones humanas”, quienes presencien un espectáculo operístico no podrán sustraerse a la intensa emotividad que se experimenta y con más razón, si se tiene la dicha, como quien suscribe la presente, de haber podido disfrutar y sentir la caricia de melodías palpitantes, a cargo de la célebre pareja; de ahí entonces, que me permito parafrasear a Borges cuando manifiesta: “Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso.”, ese momento, de ese día fue el domingo 20 de agosto, cuando tuve el gozo y placer de escuchar a un dúo que impresionó.
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