"Tiburón XXL": una aventura marítima que sumergió al público en un universo especial

Por REDACCION

La jornada de ayer del Festival de Teatro tuvo un gran acompañamiento por parte del público. Al salir el sol, el frío no se hizo notar, a diferencia de lunes y martes que, al estar nublado, se sentía más. 
En el comienzo de esta jornada, se presentó Casibache en el Campus de la UNRaf. Allí, esta obra circense brilló alrededor de los niños que se divertían y se reían sin parar. 
La tarde continuó con El vuelo de Basilio en el Aula C del C. C del Viejo Mercado. En el mismo Complejo, pero en la sala del Archivo Histórico Municipal, se presentó por segunda vez Antivisita. Formas de entrar y salir de la ESMA.
Otro de los espacios alternativos que se inauguró ayer fue la Biblioteca Sarmiento, con la obra Invocación al futuro.
Además, en el Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano, se llevó a cabo la función de Tiburón XXL, una obra de títeres y más, que cautivó al público.  
En el Centro Recreativo Metropolitano se estrenó La Sapo, una obra que ya había sido estrenada en la edición pasada del FTR, pero solo en medio de su proceso creativo. En esta edición, se presentó el resultado final. 
De la mejor manera en La Mula Bar recibió también a la comunidad que disfrutó, un rato antes, del bar.
La última función de la jornada fue la de la obra Gaviota, en el Centro Cultural La Máscara.

TIBURÓN XXL, UNA OBRA QUE ATRAJO A UNA GRAN CANTIDAD DE FAMILIAS
Ayer se llenó nuevamente la sala del Cine Teatro Municipal Manuel Belgrano. Una gran cantidad de familias se acercaron a ver Tiburón XXL, una aventura marítima con todas las letras. Lo interesante de esta obra teatral es la creación de un universo diferente y especial. Esto genera complicidad con el público infantil, que, una vez que se sumerge en las profundidades de esta obra, disfruta a pleno. 
Son tres los actores en el escenario: Elías Alberto, María Soledad Almirón y Julián Bruna. Son ellos los que hacen que funcione este mundo marítimo de una manera dinámica, con el manejo de títeres, muñecos y disfraces. Un náufrago con barba larga, cangrejos, tiburones y marineros son algunos de los protagonistas de esta historia. 
Además del arduo trabajo de los actores, que deja un grato resultado sin fallas ni traspiés, también se encuentra el sonido elegido a la perfección para cada escena: ruido de animales, del mar y del ambiente en general. A su vez, el juego con las luces hacía que todo cobre aún más sentido. 
La escenografía eran olas gigantes. Los actores iban y venían por allí. Esto les permitió usar los títeres sin que se vean sus cuerpos, simular el movimiento del agua y escapar del tiburón. Tanto los muñecos como los títeres, tenían todos los detalles para que parezcan más realistas; variaban en tamaño y colores, y llamaban la atención de los más chicos. 
Algo interesante de esta obra es que no hay diálogo. Los actores, con gran destreza, utilizan todo su cuerpo y su gestualidad para hacerse entender. Así lograron que los chicos participen, que comprendan los nudos de la historia y que se reían a más no poder. 
Para sumar a la dinámica, los artistas bajaron del escenario y se acercaron al público. Los chicos enloquecían por verlos de cerca y le pedían a sus papás que los dejen correr hacia donde estaban. 
Con un final escenográfico de gran escala, simularon una burbuja enorme que dejó a todos sorprendidos. 
Estas obras infantiles convocan siempre a una gran cantidad de público, que aplaude hasta el final. Los más chicos se van contentos y disfrutan de su tiempo libre durante las vacaciones de invierno.