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Información General Domingo 13 de Noviembre de 2022

Recordando a aquellas antiguas farmacias (séptima nota)

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REDACCION

Por REDACCION

Por José "Pepe" Marquínez

Como lo prometido es deuda comenzaremos con las antiguas farmacias de Rafaela. En primer lugar con la decana que es farmacia Lencioni. Sobre ésta ya hemos hablado cuando hicimos referencia en el capítulo dedicado a las ópticas. De cualquier manera y para los que no la hayan leído haré un raconto de ella. Su primer titular fue Ugo Lencioni quien la instaló sobre calle Lavalle al número 50 hacia el año 1905 (c), donde hoy se encuentra Florería María Lidia (dato familiar).
En 1918 aparece una curiosa publicidad que la ubica en Lavalle 22, es decir unos metros más al sur. Este rótulo es extraño ya que ofrece “material aséptico” especial para operaciones de las mejores casas francesas y “remedio gratis para los pobres”. Anuncia la pronta inauguración de una sucursal en Boulevar Lehmann y “una droguería” en calle San Martín esquina Lavalle frente a la talabartería del señor Ritzer.
En 1928 se traslada a Ataliva en lo que supongo, una decisión equivocada, ya que a los dos años regresa a esta ciudad. El lugar del nuevo emplazamiento lo constituye Sarmiento y Alvear donde hoy funciona farmacia Longoni; a partir de allí su hijo Faustino continúa con la farmacia e Ivo lo hace con la óptica.
Aquí se me presentan datos divergentes: según una versión la farmacia siguió funcionando hasta el traspaso en 1959 a Longoni y la otra la que considero más fidedigna, entre una y otra existió farmacia Ribotto sin datos de inicio, pero que en 1959 adquirió Raúl Bautista Longoni (dato aportado por la familia). A partir de allí y hasta el fallecimiento de éste ocurrido en 1998 prosigue a cargo del establecimiento su esposa que también era farmacéutica, María de los Ángeles De la Fuente. Operado su deceso en 2012 continúa al frente de la misma María Belén Chianalino (nieta).
En esta farmacia existe una vitrina con un pequeño museo que entre otras cosas exhibe el certificado de habilitación municipal de principios del siglo pasado.
Nos trasladamos hacia la otra esquina: Lavalle y Sarmiento y nos encontramos con farmacia Walter. Me atiende Mariano Zbrun dependiente de la misma desde hace más de cuarenta años y que con una memoria llamativa me proporciona los datos del propietario y fechas de existencia de cada uno de ellos. Espontáneamente me las apunta: 1935 farmacia fundadora: Abeillé, desde 1954 a 2004 Perotti, desde 2004 a 2009 Giorgetti y Andreo y desde esa fecha en adelante Walter.
Aquí también se me presenta una dicotomía: entre Abeillé y Perotti habría funcionado Mirabella; investigando encontré el siguiente dato: en Ramona existió la farmacia Ítalo Argentina la cual era atendida por Mario Mirabella quien tenía una hermana llamada Eva que también era farmacéutica. Mariano me dijo que escuchó hablar de esa denominación. De Mario no sabemos si ejerció como farmacéutico en Rafaela, lo que si se tiene certeza es que vivió y desarrolló su profesión de bioquímico en la casa de calle Alvear y Buenos Aires donde hoy se encuentra la Casa del Foro, edificio que ostenta detalles de estilo art nouveau (levante la cabeza).
Farmacia Bono funcionó en Ada Santa Fe llegando a Tucumán (vecina al cine Belgrano). Luego de Bono lo hizo Manfredi y posteriormente Aviazzi (no sé si ese fue el orden respecto a estas dos últimas). Aviazzi, posiblemente era hermano de Juan quien a su vez fue propietario de una farmacia ubicada frente a Sanatorio Nosti. Este último provino de Colonia Aldao y fue titular de una similar ubicada frente a la plaza principal del pueblo. A ella ya me referí cuando mencioné a las farmacias de esta localidad. Dije también en otra entrega que ambos (Manfredi y Aviazzi) formaron parte de la primera Comisión del Círculo de Farmacéuticos de Rafaela cuya creación data de 1961 y habiendo sido su primer presidente Walter Chiessa. Su mandato culminó en 1973 sucediéndolo en tal cargo Mario Dardati.
En la próxima entrega seguiremos refiriéndonos a las antiguas farmacias de esta ciudad.
Nos vamos al Vick Vaporub: quien no recuerda de este ungüento. Seguramente lo escuchó nombrar o en su casa lo han utilizado. Es un medicamento antiguo (1890) y aún hoy se sigue comercializando. La historia es así: lo inventó el farmacéutico Lunsford Richardson a la sazón profesor del latín en EE. UU., pero su vocación estaba en la química. Patentó 21 medicamentos y no llegó a ver el éxito de ninguno de ellos sobre todo del más famoso: Vick Vaporub. Su fórmula está constituida por esencias de mentol, eucalipto y alcanfor. Se receta para aliviar el catarro, la congestión nasal y los estados gripales y su aroma es muy agradable.
En 1888 Richardson se fue a trabajar con su cuñado Vick, que era médico, y fue el encargado de preparar los remedios para los pacientes; posteriormente en su laboratorio fabricó otras medicinas curativas como pastillas y aceites las que comercializó bajo el nombre de Remedios Familiares Vick. Se indicaban para la tos, la gripe, el estreñimiento, el hígado y obviamente el más destacado invento que fue el Vick Croup and Pneumonia Salve, ungüento para aliviar las enfermedades respiratorias. Fue precursor del marketing en los medicamentos y como tal de los actuales visitadores médicos.
Murió de una neumonía en 1919. Sus restos descansan en el cementerio de Greel Hill de Greesboro
(Carolina del Norte – E.E.U.U). Su lápida contiene el siguiente epitafio: “Aquí yace el inventor del Vick Vaporub”
Hasta la Próxima.

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