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Información General Sábado 12 de Marzo de 2022

Malvinas - 40 años- posibles soluciones

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http://mapas.owje.com/satelite/57/mapa-satelite-islas-malvinas.php Crédito: Fuente: Minería de la República Argentina
Valentina Saione*

Por Valentina Saione*

El conflicto entre el Reino Unido y Argentina por la soberanía sobre las Islas Malvinas sigue en auge. El tiempo pasa, y la solución parece lejana. La posición argentina se asienta en un reclamo de soberanía sobre un territorio respecto del cual, en los hechos, no sólo no ha tenido jurisdicción o participación efectiva alguna durante los últimos ciento ochenta y ocho años, sino que tal pretensión choca contra el repudio casi unánime de los habitantes del archipiélago. La posición británica, también basada en su reclamo de soberanía, implica mantener una jurisdicción a una distancia que la torna muy ineficiente y que se justifica por el pedido de los habitantes y razones geopolíticas.

 

Ante pretensiones justificadas e intereses contrapuestos que parecen no tener consenso, resulta necesario  implementar soluciones equilibradas para que ambos países se encuentren conformes al resolver la controversia.  Ya que, posicionarnos en la teoría del que gana o pierde, solo servirá para avivar disputas, enfrentamientos y orgullos nacionales inconducentes.

 

¿Qué se entiende hoy por soberanía? La globalización tiende a  desvanecer poco a poco las fronteras. El concepto fuerte que llevamos arraigado debe descomprimirse si queremos adaptarnos al cambio. “No sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta al cambio” diría Darwin.  Llegó  la hora de tomar  soluciones  maduras,  eficientes  y abarcativas para dejar atrás una lucha antigua que no ha traído más que desdichas.

 

En el examen de las distintas posibilidades deberán tenerse en cuenta los siguientes elementos que caracterizan a la cuestión: a) Se trata de una cuestión colonial especialísima b) Dicha cuestión es en esencia una disputa de soberanía y c) Los habitantes del territorio litigioso no constituyen un pueblo en el sentido y con las consecuencias que a tal entidad le atribuye el Derecho Internacional. De estas notas características surge que la solución completa del conflicto, cualquiera sea en definitiva la modalidad que se implemente, debe pasar por el reconocimiento final de la soberanía argentina sobre las islas, pero sobre todo, por el respeto a los intereses de sus actuales habitantes (estilo de vida, idioma, creencias, etc.). Se habla, y con razón, de estas alternativas:

  

A.- SUSPENSIÓN DE LOS RECLAMOS POR 30 AÑOS.

B.- DESMILITARIZACIÓN.

C.- EXTENSION DEL MAR ARGENTINO: El Reino Unido reconocería la extensión del mar territorial argentino, y ambos países, a su vez, reconocerían un área de mar alrededor del archipiélago, donde los isleños tendrían exclusiva jurisdicción

 

D.- REGIÓN ESPECIAL: Los isleños deberían sancionar su propio Estatuto Constitucional, con todos los derechos y prerrogativas. Se trataría de un régimen de autonomía muy amplia con características propias: régimen aduanero, fiscal, monetario y de inmigración. Cada habitante de las islas podría decidir, voluntariamente, si quiere obtener la doble nacionalidad.

 

E.- REPRESENTACIÓN PROPIA EN ORGANISMOS INTERNACIONALES TÉCNICOS: Inspirado en la situación de Groenlandia, que es parte de Dinamarca pero tiene representación propia en el Consejo del Ártico. Así, los isleños podrían tener sus propios representantes en los organismos técnicos internacionales donde tengan intereses.

 

F.- CUESTIONES ECONÓMICAS. TRIPLE PARTICIPACIÓN: Se celebraría un acuerdo entre el Reino Unido, Argentina y la administración de las Islas, por medio del cual, empresas británicas y argentinas,  en partes  iguales, explotasen hidrocarburos y otros recursos existentes en la zona marítima de jurisdicción exclusiva de las islas, abonando a la administración de las Islas un canon por dicha explotación, como si se tratare de una concesión. Los isleños decidirían, de acuerdo con los mecanismos internos establecidos en su Estatuto Constitucional, el destino de dichos fondos.

 

G.- REFERENDUM TRANSCURRIDOS LOS 30 AÑOS: Transcurridos los treinta años, los isleños deberían opinar en referéndum convocada por una Asamblea creada a tal efecto; si prefieren mantener ese estatus de free city, o  si optan por seguir con las disputas por no estar de acuerdo con el régimen mencionado. En dicho caso, deberán someterse a la Corte Internacional de Justicia, quien ponderará todos los recaudos, históricos y actuales, y decidirá lo que considere más conveniente para las partes. Los isleños, en la actualidad, no son titulares del derecho a la libre determinación, no pueden decidir la controversia de soberanía entre Argentina y el Reino Unido.  Si los isleños deciden optar por el régimen de free city con todos los derechos que ello conlleva, la zona se desmilitarizaría con garantías constitucionales. Por su parte, el Reino Unido y Argentina acordarían el traspaso de la soberanía a esta última de las Islas Malvinas, el archipiélago sería considerado una zona administrativa especial y mantendría sus leyes y autonomía bajo su constitución; y la administración y control del acuerdo podría estar a cargo de un país que genere confianza mutua. Se establecería total libertad de inversión y comercio, con pequeños impuestos a favor de las Islas, para procedencia de capitales, o personas, como así también permitir el uso del peso o del dólar o libra. En tal sentido, el Reino Unido debería eliminar las restricciones para que los argentinos compren propiedades en la isla o se trasladen a ella. También, podrían flamear allí banderas de las islas, Argentina o Reino Unido. Cualquier modificación a dicha ley/acuerdo, debería ser acordada entre los tres actores involucrados en la disputa.

 

La idea de free city, tiene como especial recaudo el paso del tiempo pero en sí mismo no es suficiente. Deben generarse intereses, equilibrados y convenientes, para que las partes estén dispuestas a llegar a este acuerdo. Y es allí, que la idea de free city como forma de otorgar autonomía a sus habitantes, podría resultar un aporte nuevo e interesante, y permitiría el origen de nuevas reglas, innovadoras en nuestros tiempos, para favorecer el progreso a partir de acuerdos que pueden realizar los países para que una cierta región ofrezca reglas de calidad, como el modelo de Hong Kong o Singapur. Además, podría convertirse en un territorio atractivo, para desarrollar la iniciativa empresarial, sus habitantes podrían desarrollar nuevos productos, se generarían inversiones, y consecuentemente, el crecimiento de la economía. Los malvinenses gozarían de estabilidad, respeto a sus derechos individuales y a la propiedad. El acuerdo refrendado por las partes y la comunidad internacional, generaría seguridad jurídica a los inversores. La Argentina, además, y como gesto de amistad, recibiría todos los productos y servicios elaborados en las islas libres de trabas y aranceles, como si fueran provenientes de una provincia Argentina más. Para los kelpers, sería gran oportunidad para obtener paz y prosperidad, sin más tensiones.

  

El Reino  Unido  estaría resolviendo  un  problema  espinoso,  que le ha traído tensiones  y  gastos.  Con  este régimen,  mantendría  los  derechos  individuales  de  los malvinenses, que tanto interés le acarrea. Así como también, la posibilidad de comercializar, negociar, e invertir en las islas y garantizarse con la supervisión de un país aliado y amigo.

 

Argentina, por su parte, obtendría la soberanía sobre las islas a largo plazo y varios símbolos importantes a corto plazo: acceso de los argentinos como propietarios, inversores, o turistas, una bandera flameante, y la transformación del tema en una mera cuestión de tiempo. Además, significaría progreso y crecimiento económico. Como el caso de Hong Kong, si bien China recuperó el pequeño territorio, fue este pequeño enclave que cambió al gigante país continental.

 

Las alternativas expuestas pueden ser el resultado de negociaciones bilaterales o de otro tipo de medios diplomáticos de solución pacífica de controversias. El Derecho Internacional también ofrece medios jurisdiccionales como el arbitraje o el recurso a la Corte Internacional de Justicia.

 

Sin embargo, es necesario resaltar, que tampoco puede nuestro país aceptar algún arreglo que signifique reconocer a los actuales habitantes el estatus de pueblo en el sentido del Derecho Internacional, pues ello dejaría expedita la vía a una futura independencia o inclusive a la separación de la Argentina y su «asociación» con Londres bajo un manto jurídico.

 

Creo que las diferentes soluciones, apuntan a moderar los derechos que le asisten a cada parte interesada, sin llegar a extremos que perjudiquen a uno u otro. Las alternativas propuestas no han sido tomadas en cuenta a pesar de haber pasado largo tiempo en tratamiento. Es hora de cambiar las reglas del juego y adoptar posturas más flexibles. No podemos estancarnos sabiendo que la solución que planteamos –soberanía a ultranza- resulta utópica en la actualidad.

 

Frente al dilema debemos adoptar una solución. La cuestión Malvinas es compleja, porque tiene en su núcleo tres intereses muy distintos. Será nuestra decisión seguir manteniendo una postura irreductible, o innovar frente a la controversia para llegar a un equilibrado punto de encuentro. Siempre nos encontraremos frente a un costo de oportunidad, y será nuestra flexibilidad la que nos permita encontrar consensos.

 

  * Universidad  Católica  de  Santiago  del  Estero-Departamento  Académico Rafaela. Observatorio Malvinas.

 

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