Por REDACCION
El Festival Nacional de Folklore de Cosquín es una consecuencia feliz de la aventura, la audacia -y la convicción también- de un grupo de vecinos que con la intención de marcar un hecho diferente hace más de seis décadas, tuvieron la idea pionera de reunir algunos de los músicos populares que los años cincuenta habían empezado a visibilizar, para subirlos a una tarima y ofrecer un espectáculo artístico en la misma calle central de la ciudad. Fue bienvenida la ocasión y ese movimiento donde todas las fuerzas civiles se hicieron una para seguir avanzando en la propuesta, pudo darle continuidad a la tarea de volver a ese objetivo cada enero y concretar lo que se dio en llamar con el tiempo en el Festival mayor del folklore casi a niveles del continente. Corrió mucha agua bajo el puente, ese mismo que permitía cruzar el viejo río que hasta una zamba muy conocida y una película lo mencionan entre tantas más que lo tienen como protagonista. El escenario se amplió en actividades culturales paralelas, tuvo la preliminar feria de artesanías con trascendencia mundial, amplió su horizonte en la organización de cursos, talleres, recitales didácticos musicales y poéticos, ciclos de cine antropológico, muestras, y tanto más en cuanto llegaban a esa localidad inquietos difusores de lo popular cada año. Ese respaldo permitió que la edición ya en sus primeros tiempos sea considerada Nacional y refrendada por un decreto ley del gobierno de turno. El sustento cultural sería el alimento cotidiano para hacer crecer un emprendimiento que dio nacimiento a un formato nuevo que fue imitado por numerosos lugares del país permitiendo que una embajada artística recalara en cada una de esas noches dando nombre propio al festival del lugar. Si bien la provincia de Córdoba ya tenía alguna fiesta regional anterior a Cosquín en la zona del norte cordobés.
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