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Información General Miércoles 22 de Diciembre de 2021

Librería Paideia, un emblema de la ciudad

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REDACCION

Por REDACCION


El filósofo y escritor italiano Umberto Eco describía a los libreros de oficio como “vendedores de almas”, dicho con sus palabras: “Por un lado cada libro en venta encierra el espíritu de su autor (…) Para vender almas, el librero ha de ser no solo un voraz lector de libros sino de sus clientes, pues solo así podrá recomendar tal o cual título, entender la necesidad de quien le pregunta”. José “Bachi” Inwinkelried lo sabe bien y así se ha manejado desde el primer día que abrió las puertas de su librería. Sin importar en qué locación se encuentre la misma, ese es su lugar en el mundo y allí, trabaja de forma apasionada y honesta desde el año 1983, cuando el país regresaba a vivir en democracia tras siete años de dictadura, un período que sin dudas los argentinos no olvidarán. En ese contexto “Bachi” se animaba a abrir su librería, conocida como la Librería Paideia.
Su primer local se ubicó en Güemes al 80, donde actualmente se encuentra el negocio Media Cuadra. Un año después, decidió trasladarse a San Martín 166, lugar donde permanecieron hasta el 2020, puesto a que a comienzos del presente año se mudó a su ubicación actual, en Dante Alighieri 68.
“En febrero de este año inauguramos acá, que era un viejo garaje, y tenemos un hermoso patio detrás para actividades culturales”, relata Bachi, mientras señala el lugar que se encuentra a pocos metros de la recepción.
En tal sentido, el librero continúa: “Empezamos en febrero con un taller sobre la historia del tango. Después comenzó a endurecerse nuevamente por la pandemia y no lo usamos más hasta que se hizo este año la Semana del Libro. Se hizo una actividad muy linda y vinieron unas 80 o 90 personas. Fue muy interesante”.
En ese instante, Bachi recordó el camino que realizó su local a lo largo de estos casi 40 años: “La librería históricamente trabajó con otras entidades culturales como la Biblioteca Sarmiento y la Biblioteca Estrada. Hemos traído ciclos y conferencias de charlas muy importantes. Además, la relación con el Centro Cultural Américo Tosello, que lamentablemente ahora se ha extinguido, con las funciones de video debate, donde se hacían ciclos de autores. Y la Librería siempre participaba de esas actividades, al igual que de la Feria de Arte y Artesanía que se hacía en frente del Diario La Opinión”.
“La función de la librería siempre fue también un poco recuperar la memoria, que no se extravíe, porque una comunidad sin memoria, sin pasado, no tiene destino, no tiene futuro. Entonces, recordándolo uno homenajea a gente como Américo Tosello, que participaba activamente, era un militante político cultural, un hacedor de instituciones; a Quique Rossetti, Ricardo Peirone, Silvana Zimermann”, sostiene el librero.
En este punto, asegura que “el libro es el símbolo de la cultura. El libro preserva la memoria popular”, e insiste en que el libro no comenzó con la imprenta de Gutenberg, sino que ya existía en la época de la prehistoria, pero en otro formato, como por ejemplo “los papiros en Egipto o los libros de tradición oral, que preservaron la memoria popular y gracias a ello, por ejemplo, los hermanos Grimm pudieron escribir todos los cuentos que hoy leen los chicos con tanto entusiasmo, porque los chicos son los primeros amantes de los libros, los grandes lectores de libros”.
A su vez, Bachi remarca que “la cultura es mucho más que algo decorativo”, y se explaya: “La cultura también implica una política cultural y en ese sentido me parece que hay que armonizar el Estado Municipal con las entidades culturales. Muchos toman a la cultura como algo que es meramente artístico, un paseo, una muestra, una visita. No es realmente lo que era”.
“Lo que enriquecía mucho, y que casi no se hace más, era el debate. Pero vivimos en una sociedad en donde día a día va exacerbando el individualismo y en forma cada vez más sofisticada, menos visible. Quizás sea ese uno de los inconvenientes por los cuales no se lleven a cabo más actividades culturales, no desde el punto de vista del espectador, porque el público va y mira, sino desde el punto de vista del que produce la cultura. El que produce la cultura es la comunidad entera”, añade.
Con respecto a ello, el librero destaca que en estos años de vigencia de la Librería Paideia “el libro permitió traer gente muy importante a dar conferencias, acercar a instituciones, colaborar y promover la cultura en un sentido mucho más amplio que lo meramente artístico”.
De esta manera, Bachi afirma que le gusta mucho la literatura oral: “Me gusta salir a la calle, encontrarme con gente y hablar. Si perdería la voz sería casi como quedarme ciego. Es muy importante revalorizar la palabra, el diálogo y el ejercicio de la memoria, que está todo vinculado, no son partes separadas”.
En relación a las ventas de la librería, las cuales suelen acrecentarse en Navidad, el librero revela que, por un lado, los géneros más llevados son los libros de autoayuda y superación, y la narrativa, “sobre todo los libros clásicos”.
Los libros más llevados en esta época para regalar son los infantiles, juveniles y los relacionados con la astrología. “Hay opciones muy buenas para regalar para los chicos desde 300 a 1500-2000 pesos”, asegura.
Por el otro lado, el rafaelino hace cierta distinción por la literatura argentina: “Está a la altura quizás de la norteamericana o la inglesa. Tenemos una literatura que tiene una cultura política extraordinaria. Eso es un valor agregado que los argentinos tenemos que tener memoria que lo tenemos, son pocos los países que pueden darse el lujo de tener tipos como Roberto Arlt, Cortázar, Saer, Borges”.
En este momento, hay un detalle que preocupa a Bachi y no es la desaparición del libro en papel, como muchos predicen, sino la forma de comercialización, es decir, la venta online de los libros. “A mí no me gusta mucho lo que está ocurriendo con respecto a los cambios electrónicos, pero habrá que, en todo caso, competir. A mí me gusta más lo interpersonal, lo intersubjetivo, el contacto, el mano a mano, el diálogo, la oralidad, porque si algo hizo internet, entre otras cosas, es matar el género epistolar”, manifiesta.
Seguidamente, admite: “Pertenezco a una generación de los viejos libreros. Yo creo que pertenezco a una generación de libreros que está en vía de extinción”.
Minutos antes de las 12 del mediodía, Bachi reflexiona: “El libro en definitiva es también un lugar de encuentro, una charla con los amigos, tomar un café. El libro siempre permite una prolongación cultural. Sin memoria no habría escritura y literatura. Yo creo que hay que leer todos los libros. Cada vez que uno quemó una biblioteca vino una dictadura, un totalitarismo o un genocidio. De ahí la apología hacia el libro, el respeto que hay que tener hacia el libro, por más que sea un objeto y una mercancía”.
“Siempre señalamos la importancia de la memoria, la importancia del legado cultural, la importancia de saber quiénes son nuestros antepasados, qué nos dejaron de bueno, qué nos dejaron de malo; de no juzgar el pasado con las categorías del presente, sino ir al pasado y tratar de entender las categorías de ese momento, ni tampoco se puede entender el mundo de hoy con categorías viejas”, concluyó Bachi, uno de los mejores libreros de la ciudad.
Luego de la charla que tuvimos con Bachi podemos responder a un interrogante importante para cualquier buen amante de la literatura, ¿qué esperar cuando visito la Librería Paideia?
La respuesta es simple, el intercambio armonioso de saberes con un librero de oficio, la atención amable de quien conoce su oferta, la posibilidad cierta de que el lector que entre pueda agrandar su universo literario y, finalmente, encontrar lo que buscaba aún sin saber exactamente qué, pero que solo un buen “vendedor de almas” lo puede descubrir. 

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