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Información General Domingo 14 de Julio de 2024

"Les Reyes": poder, delirios de grandeza y actuaciones magistrales

El Festival de Teatro vuelve a elegir dentro de su programación este tipo de obras desopilantes que llevan al público a explorar un costado diferente del universo teatral.

Agrandar imagen Les Reyes en fotos.
Les Reyes en fotos. Crédito: FOTO FTR.

En el aula C del Complejo Cultural del Viejo Mercado se presentó Les Reyes, una obra que, tal como dice en la sinopsis, es una farsa trágica casi isabelina. Los monarcas, interpretados grandiosamente por Mechi Beno Mendizábal y Damián Mai, atentan contra ellos mismos en pos de obtener la corona que tanto desean y, sobre todo, lo que esa corona les daría; un poder ilimitado. La grandeza y el exceso, el anhelo y la gloria. Estos dos reyes están dispuestos a hacer lo que sea necesario para demostrar quién es más poderoso, quién puede más.

En la escena se encuentran ellos y una mesa llena de cacharros de plata, a modo de banquete. En una esquina, se encuentra la chelista Lucía Gómez, quien interpreta en vivo los acordes de la obra, con música original de Ian Shifres. Aunque al comienzo solo parece musicalizar la escena, finalmente será de gran importancia para la trama. Cabe destacar que la ejecución del instrumento en vivo cambia absolutamente la modalidad y también la percepción del público.

 

El vestuario creado por Juana Aguer lleva al público directamente a una época victoriana donde los peinados, los colores de las prendas y las prendas en sí eran absolutamente estrafalarias. Colores vibrantes, pelucas enormes, coronas altísimas y vestidos con armazones son parte de estos dos reyes, que hasta se dan el tiempo (y el lujo, por supuesto), de cambiarse las ropas y ponerse algunas más elegantes para el momento del banquete.

Algo imposible de pasar por alto es el tipo de lenguaje que usan, desconocido, inventado. Sin embargo, en un uso estrátegio de este recurso, no hacen falta las palabras ni nada más a la hora de darse a entender. Las palabras sobran cuando los gestos son los adecuados, cuando la historia que se tiene que contar tiene ya lo necesario para ser contada; coreografías alocadas, momentos dramáticos y tragicómicos y un uso de la corporalidad notable.

Cabe destacar la utilización de las luces, de la oscuridad y de los sonidos, un juego interesante para el público que seguía atento cada paso y cada momento.

 

Lo más atractivo es la búsqueda de romper el código escénico, que causó automáticamente la carcajada del público: si hablaban en un lenguaje desconocido, en los momentos justos decir una palabra real; el uso de la coca cola y un sanguche enorme de jamón y queso en un contexto donde todo ostentaba a ser majestuoso, como por ejemplo, frutas, vajilla y demás, fue de lo más hilarante. Esa búsqueda lograda hizo que esta obra sea aún más completa.

Las actuaciones de Mechi y Damián, ambos estudiantes de Artes Dramáticas en la Universidad Nacional de las Artes, son magistrales; ponen el cuerpo de forma contundente, con un despliegue escénico pocas veces visto. La obra es un disparate, pero nadie le intenta buscar el sentido (aunque algo de cordura hay en el planteo). La emoción de ambos al final por estar acá en la ciudad fue evidente también en la obra, en donde dieron todo de sí, contagiando algo de esa locura.

Festival de Teatro
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