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Información General Miércoles 9 de Marzo de 2022

Gran participación ciudadana en la jornada del Día Internacional de la Mujer

La ciudad salió a la calle y se unió a la lucha. La multitud partió desde la Jefatura hasta la Plaza 25 de Mayo y culminó en un festival con diferentes actividades para llevar a cabo.

REDACCION

Por REDACCION

POR FIORELLA MARTINA
El día 8 de marzo fue un día muy especial. La ciudad se vistió de color violeta y brilló bajo el sol que caía en un atardecer infinito. En el Parque Islas Malvinas se reunió un centenar de mujeres que esperaban que lleguen al lugar sus amigas, sus hermanas, sus hijas. Se colocaban pañuelos en las muñecas, en sus mochilas, en el cuello. Sacaban a relucir los carteles escritos por sus propias manos y los elevaban para ver cuán alto podían estar. No faltaron los abrazos sentidos, el apretón fuerte que transmitía más que mil palabras; “acá estoy, te acompaño”.
De pronto el megáfono sonó, atrajo a todas, se acercaron para escuchar mejor. Con un cancionero particular, se alzaron las voces y comenzó la lucha. Cantaron por las que no están, por las que están y aún no tienen voz. “No a la violencia, las mujeres somos resistencia”, “no tenemos más miedo porque estamos juntas”. Las voces chocaban unas con otras en un coro voraz, con el sentimiento que solo se puede llevar en la memoria, observando aquel pasado con las herramientas del presente.
Los aplausos no cesaron nunca, las manos no bajaron; sostenían los carteles, los giraban para que se puedan apreciar desde todos los ángulos posibles. “Si tocan a una, nos tocan a todas”, “se escandalizan por las que luchan y no por las que mueren”. Las niñas iban sobre los hombros de sus madres, hermanas. De sus cuellos colgaba un mensaje: “hoy lucho para que mi hija no luche mañana”. Todas las generaciones se encontraron en un mismo lugar. Abuelas, hijas, nietas caminaban abrazadas, apoyándose unas a otras. Allí estaban plenamente seguras, rodeadas de compañeras que velaban por su integridad, su humanidad latente. Todas eran una y la llama se avivaba con sus gritos, su canto.
De fondo, los bombos llevaban el ritmo, los aplausos se acompasaban con el sonido típico de la marcha. Como el agua que baja por un camino de montaña, las mujeres esa tarde se hicieron espacio. Las primeras guiaban a las últimas, las últimas se dejaban llevar por las primeras, confiando en esa marea contracorriente. Ahí, en ese preciso instante, solo eran ellas, batallando una lucha que se lleva adelante hace años, en todos los puntos del país. La unión, la capacidad de agruparse, de darle forma a los pedidos de igualdad, de combatir para acercarse al objetivo.
El sol bajaba, el cielo – como si se mimetizara con lo que allí acontecía – se tiño también de lila. De este modo, llegaron a la Plaza 25 de Mayo y las recibió un escenario lleno de luces, micrófonos, proyectores. La feria que se llevó a cabo era solo de mujeres emprendedoras, realzando la importancia de ellas en el mundo laboral, de la equidad salarial que aún se reclama en varios sectores.
El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, pero lejos está de ser un día festivo. Recordemos que este día se conmemora porque en el año 1911, 146 mujeres murieron quemadas en el incendio de la fábrica textil Triangle Shirtwaist, en Nueva York. Cansadas de rendir mucho y ganar poco, las conocidas como shirtwaists habían empezado a protestar. Reclamaban igualdad salarial y la disminución de la jornada laboral a 10 horas. Aquel día, mientras trabajaban como siempre hacinadas en la planta novena del edificio ASCH, murieron calcinadas sin causa probada. Se acusó por un lado al dueño de la factoría, que castigó con fuego a las obreras y por otro a la inseguridad ciudadana que las obligaba a trabajar sitiadas para evitar los robos. Las cerraduras no cedieron ni siquiera cuando una colilla activa cayó en una papelera donde rebosaban materiales altamente inflamables.
Se dice que el violeta que las representa hoy, fue el que anunció aquella vez la muerte desde las chimeneas teñidas de morado por las telas con las que trabajaban estas obreras que, precisamente, eran de ese color.
Además de las ferias, había una cantina en la que se vendían diferentes productos comestibles para cubrir ciertos gastos del gran Festival. Así también, se pudo contar con espacios informativos, el Punto Violeta de la Oficina de Género del Municipio, el de asesoramiento a víctimas de Violencia a cargo del Colegio de Abogados y Abogadas de Rafaela, a lo que se suma además la presentación de la Dispositiva SOCORRO!, proyecto que forma parte de la propuesta de extensión de la Universidad Nacional de Rafaela (UNRaf). Todos dispuestos a colaborar, a brindar ayuda para quienes lo necesitaban.
Brillos, calcomanías con el logo que representa a la lucha, pulseras; muchas mujeres acudieron a la carpa para adquirir los accesorios. Desde ya, el festival invitó a que una multitud de personas se acercaran a observar. Sentados en la rotonda del bulevar principal, pudieron ser parte de un show con artistas rafaelinas, destacándose a Ayelén Beker, reconocida cantante de cumbia rosarina, junto a las artistas rafaelinas Mil Kill (Rap), Bernardina Ramos (house), Abril Gi (acústicos), Maga Fernández (música urbana) y Celi Astudillo (covers). Música, guitarras, cantantes, bailarinas, malabares con antorchas prendidas fuego y un público que aplaudía, que alentaba a estas mujeres talentosas resplandecientes bajo una noche estrellada de un verano que aun no termina.
En uno de los momentos más significativos de la jornada y con casi todos los participantes atentos, se dio lectura a distintos documentos en los que se pedía por los derechos que aun las mujeres no tienen. “Nos moviliza el desafío de construir, tal como proclamaba Rosa Luxemburgo “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”. Por un 8 M que nuevamente nos encuentre en las calles, haciendo oír nuestras voces, demandas y propuestas”, expresaban.
Cabe destacar que la organización agradece especialmente los aportes económicos realizados para el sostenimiento de estas actividades de las diputadas provinciales Lucila De Ponti, Gisel Mahmud y Rosana Bellatti, concejalas Brenda Vimo, Alejandra Sagardoy, Valeria Soltermam, Delfina Barreiro y del Movimiento Evita.
El día 8 de marzo, Rafaela paró junto a ellas para conmemorar y recordar una lucha constante por los derechos y libertades que les pertenecen. Lo que hoy parece “natural” hace unas décadas era impensable. Por aquellas mujeres del pasado que consiguieron brindar un presente mejor, por todo el camino que queda por recorrer. La lucha seguirá hoy y todos los días para obtener lo que falta, para hacer entender a todos que las mujeres son imparables.

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