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Información General Domingo 27 de Noviembre de 2022

Fontanarrosa, siempre presente con Inodoro Pereyra, Boogie y muchos personajes más

Los personajes dibujados y escritos por Roberto Fontanarrosa forman parte del Olimpo de la historieta argentina. Con un humor que nos provoca más de una sonrisa sus creaciones mantienen una extraordinaria vigencia. “El Negro” cumpliría 78 años y en su memoria se celebró ayer el Día Nacional del Humorista.

REDACCION

Por REDACCION

“‘Puto el que lee esto’…Lo leí en un baño público, en una estación de servicio de la ruta. Eso es literatura. Eso es desafiar al lector y comprometerlo. Si el tipo que escribió eso, seguramente mientras cagaba, con un cortaplumas sobre la puerta del baño, hubiera decidido continuar con su relato, ahí me hubiese tenido a mí como lector consecuente. Eso es un escritor”.
Así empieza Roberto Fontanarrosa su relato “Palabras iniciales” (2003). Así creaba a sus personajes, con lenguas afiladas por el humor pero con un dejo de amargura. Así dejaba al lector: desafiado por lo que estaba leyendo, comprometido hasta el final.
Inodoro Pereyra, Mendieta, Boogie, el aceitoso, Sperman y la mismísima Eulogia Tapia cumplen con esta máxima “fontarroseana” sin concesiones: comprometer al lector, colocándolo con cada palabra, en cada cuadro, frente al abismo de la vida que sólo lo trivial muestra diáfano.
Presentes en el cuadro de honor de la historia argentina, expresan también la vigencia de un oficio, el del humorista, cuyo día se celebró este sábado a instancias de la ley 27.100 (2014), que rinde homenaje a Fontanarrosa en el día de su natalicio. “El Negro”, como lo llamaban los amigos, nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 26 de noviembre de 1944. Cumpliría 78 años.
Fontanarrosa fue “un laburante” del humor gráfico, que con el tiempo sumaría una destacada producción como cuentista y novelista. Siendo muy joven mostró habilidad para el dibujo humorístico.
En Rafaela, más de 2.000 personas pasaron por el Museo Histórico Municipal para conocer la muestra “Roberto ‘el Negro’ Fontanarrosa. Archivos Clasificados”, de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”. Se trató de una propuesta que despertó un gran interés en la ciudad, tanto por los grupos escolares que la visitaron como por el acompañamiento que recibió del público en general. La propuesta, que incluía originales de la obra de Fontanarrosa, y que fueron donados a la Biblioteca Nacional por la familia del reconocido dibujante santafesino, llegó a Rafaela como motivo de recordarse 15 años de su fallecimiento.  

QUÉ LO PARIÓ
A fines de los años 60 Fontanarrosa comenzó a publicar en la revista Boom, a la que después siguieron Hortensia, Satiricón y Fierro y el diario Clarín, entre otros medios de comunicación de la Argentina y América Latina.
Durante casi cinco décadas, falleció el 19 de julio de 2007 luego de padecer una Esclerosis Lateral Amiotrófica que a comienzo de ese mismo año le impidió seguir dibujando, publicó cinco libros de historietas, una docena con recopilaciones de viñetas y chistes, y quince libros de cuentos.
Además, fue guionista de films como “Martín Fierro, la película” (2007) y “Cuestión de principios” (2009). Sus textos fueron adoptados en películas como “Metegol” (2012), y “Boogie, el aceitoso: la película” (2009).
Pero serán los personajes de sus historietas emblemáticas las que le darán un lugar definitivo en el humor gráfico nacional. Seres entrañables, hechos en tinta sobre papel con un humor que propende a la sonrisa, a la filosofía del café, a una que otra lágrima. Porque como decía el propio autor, “el humor no debe ser risa. Sí, sonrisa. Y, de ser posible, llanto amargo”. 

DON INODORO, CON
ABUELO SANITARIO
“Soy Pereyra por mi mamá, e Inodoro por mi tata, que era sanitario”. Así se presentaba don Inodoro Pereyra, un gaucho “renegau”, de pocas pulgas y mucha picardía criolla que apareció por primera vez en una tira publicada a fin de 1972 por la revista Hortensia.
La historieta se caracterizaba por el uso del humor y el absurdo, a través del cual en una primera etapa se parodió a otros gauchos del comic para después derivar en una postal satírica de los lugares comunes respecto “al campo”.
“¡Mire esta vaca, Serafín! Musa inspiradora de miles de composiciones escolares... ¡Y ahora es acusada de traficante de colesterol por el naturismo apátrida! Nos da su leche, su carne, su cuero. ¡Lo quiero ver a usté haciéndose una campera de zapayitos!”. 
La voz de este gaucho con vincha, “macho y cabrío”, bien montado y de buen payar, era secundada por la de “Mendieta”, un perro de raza indefinida habitado por “un cristiano emperrado por un inoportuno eclipse de luna”.
Con el tiempo los parlamentos de Menidieta irían creciendo hasta convertirlo en co-protagonista de la tira. Sus remates “Qué lo parió” y “Negociemos, Don Inodoro”, se convirtieron en giros del habla cotidiana.
En la vida de Inodoro Pereyra siempre hubo una sola compañera. Su “china” no era otra que Eulogia Tapia, una mujer que en los comienzos de la historia era joven y esbelta para después convertirse en una matrona ampulosa y bastante torpe que podía llegar a enojarse como una fiera.
Las tiras de Inodoro Pereyra suman 32 volúmenes compilados por Ediciones de la Flor.   

UN PESO PESADO
Inescrupuloso. Violento. Amante de las armas y del armamentismo. Misántropo. Boogie, el Aceitoso, es un sicario, un profesional de la violencia, un duro en una sociedad donde rige la ley de la selva y él quiere ser león.
La tira apareció por primera vez en 1972 en la revista Hortensia, donde Fontanarrosa construyó a su personaje como una contracara de sí mismo. 
Es que Boogie era un mercenario despiadado, veterano de la guerra de Vietnam que quería seguir con la limpieza de aquello que odiaba: la humanidad, especialmente si esa humanidad es negra, gay o latina. Si bien era un matón a sueldo, su arco de intervención era amplio: la mira de la Magnum apuntaba donde el dinero le mandaba. Incluso podía asistir a un suicida que no tenía el valor de apretar el gatillo.
El trazo de Boogie acompaña sus rasgos de carácter: mandíbula “de bulldog”, dentadura amplia y perfecta, rubio, musculoso, un cigarrillo colgado de la boca, las armas como una extensión de su cuerpo. Un duro en una película yanqui, también dura.
Boogie, el Aceitoso llegó además a la pantalla grande en 2009, con un filme de animación que llevaba como título su nombre y su alias, como no podía ser de otra manera. Dirigida por Gustavo Cova fue el primer largometraje argentino realizado en 3D. Pablo Echarri le puso la voz al protagonista y Nancy Duplaá, a Marcia. 

UN MUNDO LLENO DE SPERMAN
Si de copular se trata, ahí está él, siempre listo para fertilizar al mundo. Sperman, el Hombre del Sexo de Hierro, es el personaje menos conocido de Fontanarrosa, aunque no por ello el menos interesante. En una suerte de diálogo paródico con la cultura norteamericana, algo que ya había ocurrido con Boogie, Sperman es una suerte de socías de Súperman.
Su forma física y estética son las mismas que las del Hombre de Acero: traje ceñido al cuerpo, capa, la leyenda “Sperm Donor” estamapada en el pecho, el pelo renegrido peinado a la cachetada. También tiene como misión luchar contra el mal, aunque en este caso representado por la infertilidad, la impotencia, la frigidez y la despoblación de la Tierra.
Junto a su compañero inseparable, Germinal, un espamatozoide gigante que además de fertilizar puede hablar y volar, Sperman es un donante de seman único en el mundo. Su capacidad amatoria, como no podía ser de otro modo, es interminable y extraordinaria.
Fontanarrosa dejó de publicar Sperman por falta de tiempo el mismo año de su aparición. Es que seguía dibujando a Inodoro Pereyra y a Boogie, además de un chiste diario que publicaba en el diario Clarín. Pero esto en nada afectó su trabajo. La fecundidad de Sperman quedó en los otros personajes de “El Negro”. Esos que todavía pueblan la imaginación y la risa de sus lectores en todo el mundo. TÉLAM

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