El Festival de Teatro de Rafaela comenzó a lo grande; ayer a las 18:00 el público rafaelino se reunió en pleno bulevar Santa Fe para acompañar la apertura de esta decimonovena edición, con una performance atípica para lo que suele ser el desfile habitual, pero que cautivó a todos desde el minuto uno. En el comienzo de los canteros, bien cerca de la Plaza 25 de Mayo, el Laboratorio de Performance encendió la tarde fría con su energía. Según la RAE, la palabra performance significa actividad artística que tiene como principio básico la improvisación y el contacto directo con el espectador. Los artistas locales deslumbraron a todos con su despliegue, y aunque al principio quizás el público no entendía bien lo que sucedía, se fue formando cierta complicidad actor-espectador que facilitó el disfrute del momento.
Demás está decir que el público acompañó como todos los años esta propuesta, con mate en mano, gorro, bufanda y campera. Bien abrigados, recorrieron el bulevar Santa Fe al lado de una camioneta que circulaba como parte de la escenografía, con ganas de ver más.
Lo novedoso fue que utilizaron lugares como el edificio de Megatone para realizar una parte de la performance. Como si fueran estaciones, actores y público paraban a observar cada escena. Conejos, bailarinas, mujeres y hombres disfrazados posaban en diversos lugares del bulevar. El balcón arriba de Emerger y el que está sobre Cetrogar fueron también escenario de las intervenciones.
LA APERTURA OFICIAL EN EL CINE BELGRANO
Ya al llegar al Cine Belgrano, había una larga fila de gente esperando el ingreso. En pocos minutos se llenaron todos los asientos. Las autoridades presentes en esta ocasión fueron el intendente, Leonardo Viotti; la ministra de Cultura de la provincia, Susana Rueda; el secretario de Desarrollo y Cultura, Paulo Ricci; algunos de los concejales rafaelinos, el coordinador de Cultura, Martín Lopetegui; la secretaria de Educación y Cultura, Norma Becchio y el director artístico del festival, Gustavo Mondino, entre otros.
La primera en subirse al escenario para decir unas palabras fue la ministra de Cultura de la provincia: "Para mí es un orgullo ser ministra de Cultura y poder tener y tomar la decisión política de apoyar todas las instancias de cultura que se desarrollen en la provincia, pero especialmente, algo tan emblemático como este Festival".
Además, sostuvo: "Es un orgullo porque solemos decir que la cultura es una construcción colectiva y este caso es el emblema, porque está marcado por la pasión de una comunidad, con sabor a resistencia. Hay una percepción de que hay que sostener el festival, por eso lo de late con fuerza. Estamos alineados a ese desafío, ante un escenario adverso a las políticas culturales. Por eso, el aporte al festival y a todas las fiestas de la provincia. Estamos orgullosos de la trayectoria de la ciudad en materia de cultura".
Por su parte, el intendente Leonardo Viotti expresó: "Para mí es un honor inaugurar esta primera edición en mi gestión, pero la decimonovena del festival que es historia y raíz de la ciudad. Teníamos certeza de que el festival iba a seguir. Un festival de calidad para todos los santafesinos y quienes nos visitan. Es un honor recibirlos. Las calles se visten de alegría, el arte inunda cada rincón de la ciudad y en cada una de las obras encontramos vecinos que pueden acceder y que quizás de otra forma no podrían".
Para finalizar, dijo: "La cultura es la raíz de todos los pueblos y tenemos que vivir este festival con mucha alegría y con mucha fuerza".
MODELO VIVO MUERTO, UNA OBRA HILARANTE
Alrededor de las 20:00, comenzó la obra "Modelo vivo muerto", que prometía risas con solo saber que era de Bla Bla & Cia. La compañía llegó desde Buenos Aires para hacer reír al público rafaelino como pocas veces se ha visto.
Con las actuaciones de Manu Fanego, Sebastián Furman, Pablo Fusco, Julian Lucero, Tincho Lups y Carola Oyarbide, la obra utilizó una gran cantidad de elementos que cautivaron al público; el humor en primer lugar, las luces que ambientaban la escena y quizás una de los elementos más importantes: la música. El piano fue sin dudas el protagonista y nunca pasó desapercibido, pese a ser el acompañamiento musical de la obra. Con momentos únicos de aplauso, y el talento especial de cada uno de los artistas que se apropiaron del escenario, la obra exhibió un excelente dominio de la escena.
La sinopsis dice: "Durante el examen de fin de curso de una prestigiosa academia de arte, un modelo vivo es encontrado misteriosamente sin vida. Al descubrir que se trata de un crimen, el personal de la institución lleva adelante una investigación inmediata. Con la utilización de técnicas poco ortodoxas, los interrogatorios avanzan demostrando que todo puede pasar".
Con el modelo de "habitación cerrada" instalada hace ya tiempo en el mundo del misterio y los policiales, esta obra sigue pistas, conoce de la muerte y de la resolución de lo que parece ser un crimen, sin perder de vista la risa; esta comedia que también se puede denominar como sátira cumple con su objetivo; hacer morir de risa al público.
La improvisación fue parte de las escenas y otorgó especial dinamismo; las referencias a la ciudad, como por ejemplo el Bar del Pelado causaron también complicidad con el espectador.
La risa, sin embargo, no dejó pasar de largo reflexiones sobre lo social, lo político y lo cultural. Modelo vivo muerto es una obra aguda, filosa y desopilante, una puesta en escena única, con la risa como pilar del disfrute.