Por REDACCION
Por Prof. Delia Sosa
Edgardo Daniel Peretti nació en Rafaela. Periodista, ensayista, historiador y escritor. Desarrolló su labor profesional mayoritariamente en el diario “La Opinión” de nuestra ciudad, fue uno de los fundacionales del periodismo deportivo en el cable local. Integrante de la comisión directiva de E.R.A.
Ejerció la docencia en periodismo y como escritor tiene una vasta producción literaria. Aquí tenemos una muestra de lo que digo: Félix, el Sacristán del diablo, El velorio del tío Pedro, El faro del Lehmann, Karlovich - Karlovich, Colorado Ayacucho, La oscura existencia del Bayo Pellegrini, El arco de la esperanza, Estación Romilda, Don Sema, El 54, Nunca le ganamos, El arco de la Esperanza, Amalgama I y II, Fiolo fracasado, El carnaval cambia de barrio, Pasantía, La lonja.
Alguien lo definió como testigo de la historia de su pueblo y es verdad.
A través de sus relatos nos invita a conocer más nuestro entorno, recordar personajes, compartir sueños, asustarnos con historias de aparecidos, bosquejar sonrisas con trazos de humor, dueño de una fantasía sin límites. No es necesario acompañar esta nota con su retrato, porque es muy conocido. No pasa desapercibido por las calles porque todos lo saludan o la charla espontánea demoran sus pasos.
Particularmente deseo agregar que fuimos compañeros de trabajo y de letras, nuestra institución es testigo de años de esfuerzo, de acompañamiento en la pequeña pero querida Casa del escritor.
He seleccionado para el final un fragmento de su libro “El velorio del tío Pedro” porque comienza y termina con una palabra que resume su personalidad, detrás de su imagen grande se asoma un hombre con mucho sentimiento, sinónimo de sensibilidad.
― "¿… y cómo fue?
―Y, vos sabés, el tío tenía el corazón…
―Ah…
El diálogo interrumpió el descanso de una madrugada de lunes en mi casa……”.
“Me dejaron con la tía María que tenía a su cargo limpiar la casa y acomodar todo para la vuelta a la vida natural, no sin antes filosofar sobre las causas de la vida y la muerte, sentencia que aún hoy tomo como verdad irrefutable:
―No hay caso, todos los que tenemos el corazón nos morimos”.
Escritores Rafaelinos Agrupados
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