Por Pepe Marquínez (Sunchales)
A pesar de todos los avatares que sufrieron, los adoquines de la ciudad de Buenos Aires siguen intactos. Soportaron el tránsito de tranvías, camiones y colectivos y se afirma que de las 26.000 cuadras que existen 5.000 son de empedrado.Los primeros fueron traídos de la isla Martín García donde se encuentra el macizo rocoso de Brasilia, pero también se trajeron de Colonia del Sacramento (Uruguay).Una disposición de 1783 del Virrey Vértiz estableció ejecutar el adoquinado de Buenos Aires.
A principios del siglo XIX se resolvió cambiar el origen de las piedras, estableciéndose traerlos de canteras de Gales e Irlanda, usándoselas como lastre en los barcos. Pronto se dieron cuenta que era antieconómico,por lo que en 1883 con la llegada del ferrocarril el origen de las piedras fueron las sierras de Tandil que se extraían de los cerros Leona, La movediza, Vicuña Aurora y Azucena. También se traía piedra de Córdoba, Sierra Chica y San Luis
Los trabajadores que se dedicaban a esta tarea eran mayoritariamente italianos, pero también había españoles y yugoslavos .Su trabajo era muy duro y se registraron protestas y huelgas, siendo las más radical la de 1908.
Había que tener oficio para elaborar los bloques, partirlos en trozos y darle la forma de adoquines luego colocarlos uno junto a otro formando abanicos y ponerlos en una cama de arena y un contrapiso bien firme.
Entre los que trabajaban en las canteras había varias especialidades, estaban los barrenistas, los zorristas que bajaban de la montañas trayendo en zorra la piedra,los marroneros que utilizaban una maza de 10 kilogramos llamada marrón para romper la piedra, los patarristas que eran los que colocaban la dinamita en la montaña, También encontramos al picapedrero quien luego de estudiar la veta utilizaba una maza de 4 kilogramos y herramientas como el escarpelo y cuñas. Por último venía el oficio de refrendador quien se encargaba de perfeccionar el adoquín.
El trabajo de adoquinado es artesanal por completo y colocarlo es un arte, ya que debe impedir que camiones y colectivos lo perjudiquen con sucesivas pasadas. Igualmente era artesanal el trabajo del picapedrero y de los otros trabajadores que nombré.
En Buenos Aires existen gran cantidad de calles empedradas, sobre todo en los barrios del sur como Barracas, Pompeya y Parque Patricios.
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