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Información General Lunes 28 de Febrero de 2022

Eduardo Schaberger y su labor con la astrofotografía: ciencia, arte y pasión

El rafaelino Eduardo Schaberger se dedica de manera aficionada a la astrofotografía. Con sus herramientas captura el cielo, el universo y el sol, uno de sus trabajos más impresionantes.

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FOTO EDUARDO SCHABERGER Crédito: TELESCOPIO SOLAR. Uno de sus más grandes aliados.
REDACCION

Por REDACCION

POR FIORELLA MARTINA
La escritora Susan Sontag dice en uno de sus tantos libros de ensayos, que la fotografía tiene la capacidad peculiar de transformar todos sus temas en obras de arte. Eduardo Schaberger se dedica hace décadas a esto y en Rafaela es muy reconocido su trabajo profesional en Black and White, su estudio de fotografía. Bebés, niños y familias posan frente al lente de su cámara con la luz ideal, su imaginación y un cúmulo de ideas, una forma de interpretar la realidad para transformarla en imagen viva.
A su vez, realiza astrofotografía, una disciplina que, como bien define, “se practica de forma aficionada y es una mezcla entre la técnica fotográfica, pero también ciencia y arte”. En otras palabras, son las fotos que, mediante determinados telescopios, se toman a los campos de estrellas u otros cuerpos celestes. Con sus equipos de alta calidad, Eduardo capta fenómenos sorprendentes que nuestros ojos no llegan a ver. Es admirable su capacidad de transportarnos al universo, al cielo, a eso que parece tan lejano para nosotros, pero que gracias a esta práctica está al alcance de nuestras manos.
Eduardo nos comenta que desde siempre le gustó la astronomía. “Tenía 11 o 12 años y leía libros de astronomía en casa. Viví y crecí en un momento donde la exploración espacial estaba en auge. Había un montón de eventos, eso era muy atrapante”, recuerda.
La astronomía parece ser la disciplina más apropiada para acercar la ciencia a las infancias. Tener conocimiento de los eventos y descubrimientos astronómicos permite que el niño, al igual que Eduardo, desarrolle un interés especial por el tema. Observar el cielo, las estrellas o la luna podría alentar al desarrollo de la sensibilidad, el asombro y la reflexión. “Tuve la libertad y la suerte de que mis abuelos entendieran. Yo iba a comprar libros, me internaba en la biblioteca de la escuela. De ahí empezó mi amor por la fotografía. En esa época no había cámaras, pero sí conocía conceptos de velocidad, disparo, diafragma”, agrega.
Con el tiempo, la tecnología fue avanzando. “Cuando comenzaron a aparecer las cámaras digitales, hice la carrera de fotografía y empecé a trabajar con fotografía tradicional. Después compré una cámara para sacar fotos a través del telescopio y ahí dije “esto está bueno”. Leía y estudiaba mucho”. Eduardo aprendió de manera autodidacta y su investigación le permite ponerse a prueba y sumar experiencias nuevas. “Me apasionaba mucho. Quería hacer algo más creativo, que tenga mi sello”. Sin dudas, su estilo se marca a la perfección y deja huellas imborrables con la particularidad de su labor artística. “Hoy en día mi energía está puesta en eso porque es algo que me motiva mucho. Fotografiar un fenómeno que está ocurriendo a millones de kilómetros de distancia me atraviesa”, reflexiona.
En su web llamada “Rural Skies”, Eduardo comenta algo muy interesante: “Lo que me resulta atractivo de la astrofotografía es que no solo nos permite contemplar objetos que son invisibles a nuestros ojos, para que podamos admirar su colorido y belleza, sino que también nos propone un viaje en el tiempo. Esta es quizás la mayor espectacularidad de la fotografía astronómica, ya que en una misma imagen pueden coexistir objetos que se encuentran a distintas distancias y en un tiempo diferente, transformando de esta manera nuestra cámara fotográfica en una verdadera máquina del tiempo”. Este concepto está vinculado a la idea de capturar una imagen, congelar un momento que siempre podrá ser recordado. Mirar una foto después de años de que fue tomada supone un asombro por el pasar del tiempo, una memoria que intenta recuperar detalles con precisión. En simples palabras, la esencia de la fotografía que, en la astronomía, parece ser aún más importante.
Sus fotos llegaron a lugares impensados y uno de ellos fue, nada más ni nada menos que la NASA. Como relata en su web, “entre octubre y noviembre de 2019, dos de mis fotos fueron publicadas por la agencia espacial norteamericana como foto astronómica del día (Astronomy Picture of the day): Obtener un APOD es uno de los reconocimientos más importantes dentro de la astrofotografía. Las fotos ganadoras son elegidas por dos astrofísicos de la NASA y la explicación de la imagen la realiza un astrónomo profesional”. Teniendo en cuenta que el archivo APOD contiene una de las mayores colecciones de imágenes astronómicas en Internet, llegar allí, compitiendo con cientos de fotografías que también son de muy buena calidad, es impresionante. No solo por el trabajo arduo que hay detrás de esas fotos, sino por el compromiso, la voluntad de lograr con la astrofotografía un altísimo nivel.
Publicado por el portal web Space Weather, vinculado a la NASA, y por la única revista de fotografía en Argentina llamada Contrastes, Eduardo obtuvo grandes reconocimientos de sitios especializados y muchos de ellos son internacionales. Esto lo motiva a seguir adelante, son el motor de su profesión y un gran impulso.
En el año 2018 dentro de las actividades del Día Internacional de los Museos, realizó una visita guiada aquí en Rafaela, por una de sus muestras titulada “Astrofotografía: Ciencia y Arte”. Se llevó a cabo una observación astronómica con uno de sus telescopios desde la terraza del complejo, abierta a todo público. “Había una cola inmensa, una locura de gente. La experiencia de poder ver a través del telescopio aun con los límites de nuestros ojos, es increíble. Los nenes decían que era igual a lo que veían en la tele, en los libros… con el telescopio podés ver los anillos de los planetas, muchos detalles”, comenta.
Mirar el cielo significa estar atento a todo lo que allí sucede, esperar horas para capturar un instante, buscar el momento más oportuno. Eduardo disfruta de lo que hace y lo transmite en sus fotos. “Hay un disfrute sin dudas personal porque está el desafío de dominar técnicas que antes no conocía, poder perfeccionarlas. Tiene algo de contagiosidad también. Mucha gente me hace consultas, yo respondo con audios sus dudas. Entonces, llegar a la gente, que ellos te comenten, te pidan tu opinión, está bueno. Yo hago y van apareciendo las oportunidades”. Las redes sociales permiten un acercamiento mayor, una vía de comunicación ágil para obtener recomendaciones, consejos, datos que Eduardo está dispuesto a brindar ya que eso también supone una conexión con el público “virtual”, muy necesaria en tiempos pandémicos. 
Antes de concluir la entrevista, le preguntamos a Eduardo qué le diría a alguien que quiere dedicarse a la astrofotografía: “Si te gusta la astronomía un paso lógico es querer registrarla y si empezás no lo vas a dejar más. Es muy atrapante”.
Susan Sontag explica que el resultado más importante del empeño fotográfico es darnos la impresión de que podemos contener el mundo entero en la cabeza. Eduardo con sus fotos nos permite ver el cielo, el universo, el más allá. Lo imposible se hace posible bajo el lente de su cámara y eso es algo que, sin dudas, perdura en el recuerdo.  

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