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Información General Lunes 13 de Abril de 2020

Cristo vive. Ha Resucitado ¡Felices Pascuas!

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Agrandar imagen FOTO ARCHIVO// MONS. LUIS A. FERNANDEZ//  Pronunció su mensaje pascual el sábado por la noche en la celebración de la Vigilia Pascual.
FOTO ARCHIVO// MONS. LUIS A. FERNANDEZ// Pronunció su mensaje pascual el sábado por la noche en la celebración de la Vigilia Pascual.
REDACCION

Por REDACCION

El pasado sábado por la noche, en una cuaresma muy especial en todo el mundo, y en un templo sin fieles se desarrolló la tradicional ceremonia de la Vigilia Pascual, oficio que fue presidido, tal cual ocurre todos los años, por el pastor de la Diócesis, monseñor Luis A. Fernández, oportunidad en la que pronunció un mensaje  cuyo texto reproducimos a continuación:


Queridos hermanas y hermanos:

“Cristo Vive, ha Resucitado”, ¡Felices Pascuas!

Estamos celebrando la Vigilia Pascual, la más “Solemne y noble” de todas las que se celebran en la Iglesia, ya que se actualizan las maravillas más grandes de Dios, que desde siempre realizó y realiza por su Pueblo.

Aquél mismo que ayer, Viernes Santo, moría por nosotros en la Cruz, ha resucitado, ha pasado de la muerte a la Vida Nueva. Por eso hoy aquí y en todo el mundo nos hemos convocado para vivir este año del Coronavirus, desde sus casas y a través de las redes sociales, la Pascua del Señor.

El Cirio Pascual ha encendido el Fuego Nuevo en medio de esta Catedral; es la presencia viva de Cristo Resucitado, vencedor de la muerte, que ha venido a iluminar las tinieblas de este mundo, y por eso se hace Fiesta de Luz Eterna.

Cristo Vive, hoy como ayer, porque Él es el Principio y el Fin de todo, a Él pertenecen el Tiempo y la Eternidad, por los Siglos de los Siglos. Por su Pasión y muerte en la Cruz hemos sido curados, sanados y salvados.

Por eso esta noche es la noche de las noches, la noche más santa, y se alegran los Ángeles, los Santos y toda la Humanidad por esta Victoria Única, jamás vista y lograda por ninguna criatura, ciencia o poder. Nunca la Tierra se ha inundado de tanta Luz y han desaparecido las tinieblas del pecado, del mal, de la angustia, la tristeza y la misma muerte.

Cómo no aclamar al Dios invisible, al Todopoderoso, nuestro Padre Misericordioso, que envió a su Hijo, el Cordero de Dios que se entregó ofreciendo su Vida en la Cruz por todos nosotros. Es el que arranco los vicios de este mundo y dio a la humanidad la Dignidad de ser todos verdaderos Hijos de Dios. Este es el sueño de Dios, que realizó Jesucristo. ¿De qué nos sirve tener vida, si solo es para la muerte, para el mal, la angustia y la tristeza de vivir como atrapados sin salida, abandonados al pecado?

Hemos escuchado en el Libro del Génesis una de las maravillas de Dios que es la Creación: cómo “crea al hombre a su imagen, varón y mujer” y les dice “Sean fecundos multiplíquense y dominen sobre toda la tierra”, no someterla, no abusar de ella, sino ser como dioses, respetarla, amarla, ayudarla.

Qué obra grande de Dios nos relató el Libro del Éxodo, cuando liberó al Pueblo de Israel del Faraón, y los hizo salir de la esclavitud de Egipto, e hizo la Alianza con el Pueblo, mostrándoles a los largo de todo el camino por el desierto que la misericordia, la ternura y el perdón es lo que más identifica al Todopoderoso.

Y aunque el Pueblo muchas veces se olvida de Dios, lo ignora, y hasta lo llega a matar, es la muerte de Dios, profanando su Nombre, el amor de Dios no deja nunca de tener compasión por su Pueblo, y Él siempre obra por el honor de su Nombre. Por eso como nos dijo la Profecía de Ezequiel, siempre Dios nos <toma>, <nos reúne>, nos lleva de su mano, nos rocía con agua pura, nos purifica y nos aparta de los ídolos de turno, nos pone un corazón nuevo de carne y arranca el de piedra que a veces tenemos.

Así, queridos hermanos todos, ya en el amanecer del Domingo de Pascua, vamos como aquellas mujeres a visitar el Sepulcro, con el corazón esperanzado de que con un nuevo Temblor de bondad, de paciencia, de solidaridad, de confianza, de paz, alegría, de verdad, de belleza y bondad en nuestras familias y en el mundo, este coronavirus, sea vencido.

Escuchamos del Ángel “No teman, Ha Resucitado de entre los muertos”

Hoy Cristo Resucitado sale nuevamente a nuestro encuentro y nos pide que vayamos con nuestras vidas haciendo el mundo nuevo de la Pascua. Amén.

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