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Editorial Sábado 14 de Julio de 2012

Venta de armas

Se trata de un negocio que deja 70.000 millones de dólares anuales de ganancias.

Redacción

Por Redacción

Aún con todas las normas que se tratan de imponer desde los diferentes organismos internacionales, las ventas globales de armamentos son las que mayor evolución tienen en el mundo, creciendo sostenidamente. Y también, a pesar de las leyes que lo impiden, las armas siguen transitando por mar, tierra o aire, sin demasiados controles, o directamente evitándolos con la complicidad de casi todos.

Este enorme negocio, que va desde la venta de ametralladoras, fusiles y cañones livianos hasta tanques -que se llevan desarmados y son montados en el lugar receptor-, reporta unos 70.000 millones de dólares anuales de ganancias, pero significa en cambio unas 750.000 muertes, además de millones de heridos.

Se trata sin dudas de una situación que alarma por todas sus consecuencias, pero como los fabricantes generalmente se encuentran afincados en las grandes potencias, nadie trata de ponerle coto a este negocio, y casi todo lo que se intenta  o hace termina en intrascendencias que de ningún modo dificultan este singular comercio de la muerte.

Pero además, los tratados internacionales enfocan sus limitaciones sobre armas nucleares, químicas y biológicas, que por su poder de expansión pueden llegar a exceder largamente la zona de conflicto, pero en cambio es escasa la intervención sobre los armamentos convencionales, que sí en cambio tienen un radio de acción controlado, y por lo tanto, sin ampliar demasiado la preocupación en cuanto a su expansión. Aunque en realidad se trata de las armas con las que se cometen toda clase de crímenes en el mundo actual.

El principal vendedor de armas es Estados Unidos, quien aprovisiona a 18 países hoy envueltos en conflictos bélicos, agregándose otro dato muy revelador, pues de sus 25 países con mayor poder de compra, 13 se encuentran declarados antidemocráticos por el propio Departamento de Estado, siendo lo más llamativo que no existen limitaciones de ventas a aquellos que incluso cometen actos de lesa humanidad.

Muchas de las consecuencias de esta descontrolada venta de armas hace que se contribuya a fomentar los conflictos bélicos, aumente la corrupción y también se afecte el desarrollo económico de los países, de modo especial en los lugares más pobres.

Además de los Estados Unidos, que es el mayor vendedor de armamentos del mundo, otros que también alcanzan a cifras importantes son Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido, advirtiéndose que se trata justamente de los países más poderosos y además -salvo los alemanes- integrantes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos, quedando en clara evidencia la hipocresía que reina en este tipo de organizaciones, algo que también se reitera en otros aspectos, como por ejemplo las periódicas cumbres climáticas en las cuales se establecen grandes objetivos, jamás cumplidos, siendo sus mayores transgresores muchos de aquellos países firmantes de la declaración. Para tener aún más en claro la manera en que se conducen estos países, digamos que los 5 aludidos desde 2007 a la fecha incrementaron el nivel de venta de armas nada menos que un 24 por ciento.

Un muy contundente ejemplo lo tenemos en este momento con lo que ocurre en Siria, país al cual Rusia fue su principal vendedor de armamentos de toda clase, sosteniéndose de tal manera una guerra civil que ha costado decenas de miles de vidas humanas y una destrucción enorme en todo su territorio. Las Naciones Unidas reclamaron a Rusia interrumpir ese aprovisionamiento, obteniendo sólo evasivas y negativas, con lo cual la lucha continuó tan cruenta como siempre. Pero justo en este momento, cuando el gobierno del dictador Bashar Assad redujeron sus compras de armas a los rusos por haberse quedado prácticamente sin recursos, entonces Moscú acepta el desplazamiento del gobernante para poder de tal forma pacificar a un país que ha quedado en ruinas.

Puede apreciarse muy claramente, en este caso, cómo los intereses económicos están por sobre los geopolíticos, e incluso por sobre los humanos. Algo que se repite de manera constante en la mayoría de los casos.

Lo que puede resumirse hoy sobre la venta de armas, es que una gran parte de la misma se efectúa en forma ilegal, aunque en casi todos los casos cuenta con la aprobación del país receptor. Se trata de algo que preocupa, y mucho, pero que se encuentra librado a las decisiones políticas y no a las jurídicas.

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