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Editorial Sábado 21 de Septiembre de 2013

Una inclusión real

Editorial

REDACCION

Por REDACCION

A pesar de los avances obtenidos durante los últimos diez años, la pobreza sigue siendo uno de los problemas que la Argentina debe plantearse para los próximos años. Es que el crecimiento económico obtenido a nivel país, no parece afectar a un sector de la sociedad que sigue quedando al margen de esta evolución. 

El desafío de la pobreza debe ser pensado no sólo en términos de recuperación económica para los sectores más postergados, sino también bajo la idea de una verdadera inclusión que permita acceder a todos los beneficios que el resto de la sociedad puede gozar.

En este sentido, esta inclusión real no puede quedarse sólo en gestos simbólicos sino que se necesita un acompañamiento comprometido con aquellas cuestiones fundamentales que hacen a la calidad de vida de las personas. 

Esta semana, durante la inauguración de la ampliación de la planta láctea de SanCor en Chivilcoy, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner realizó una catarata de elogios a una de las empresas de televisión satelital más importante del mundo.

Resaltó que en el año 2003 DirecTV tenía 225 mil abonados y hoy tiene 2.225.000. “Esto tiene que ver con la capacidad de poder adquisitivo de los trabajadores. Uno va por los barrios, en las villas, y ve también las antenitas”, recordó Cristina. Entonces se quejó de los que critican que en las villas tengan antenas de TV satelital. “¡Cómo les lavan la cabeza a algunos sectores de la sociedad!”, expresó.

Tal como planteó la mandataria, no está mal que las villas de emergencia tengan DirecTV. En todo caso, lo que está mal es que se lo quiera presentar como un signo de progresismo político y social.

Tal como lo planteó esta semana el periodista Luis Majul en su columna de opinión del diario La Nación, sería una muestra de desarrollo verdadero, por ejemplo, que los habitantes de las villas pudieran vivir en casas o departamentos, con todos los servicios esenciales, y que los pudieran pagar con tarifas sociales y con el fruto de su trabajo.

Además, sería un dato auspicioso que la mayoría de los hijos de esas familias pudieran asistir a la escuela primaria y al colegio secundario y se anotaran en la universidad pública para recibirse.

"Hablaría muy bien de nuestros gobernantes que muchos habitantes de esos barrios precarios no vivieran colgados ni del cable de la luz ni de la televisión por cable y que pudieran recibir los mismos servicios y beneficios que la clase media, pero en condiciones regulares, y no por la generosidad o la prebenda del puntero de turno", reflexionó Majul.

Las estadísticas señalan un crecimiento de los asentamientos en la ciudad de Buenos Aires, en lo que va de 2001 a 2010. El aumento llegó al 52,3%. En promedio, en cada uno de esos hogares viven más de cuatro personas, aunque en algunos asentamientos llegan a convivir más de siete.

Que las villas miseria están creciendo a un ritmo vertiginoso es indiscutible. Impactan, por su dimensión y su rápido "desarrollo", no sólo las de la ciudad y el Gran Buenos Aires. También las de Gran Rosario, Mar del Plata, Resistencia, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos, Trelew y El Calafate, el lugar en el mundo de Cristina Fernández.

El secretario de Seguridad, Sergio Berni, tuvo que ir allí a declarar la emergencia de seguridad, para cuidar, entre otros propietarios, a los centenares de funcionarios públicos, amigos y parientes de la familia Kirchner que obtuvieron enormes terrenos a precio de bicoca, en otra muestra de ascenso social que resulta por lo menos difícil de explicar.

En las villas argentinas, también, se mezclan militantes de La Cámpora que hacen un verdadero trabajo social, menos ruidoso, más efectivo y sin necesidad de ponerse pecheras, con dirigentes "ventajeros" de casi todos los partidos políticos que reproducen el esquema de prebendas y de corrupción de los dirigentes que salen por televisión de saco y corbata.

Como expuso Majul, adjudicarse como un símbolo de "la década ganada" el aumento de abonados de DirecTV en las villas es, por lo menos, una muestra de frivolidad frente a la situación global de la pobreza en el país.

Lo mismo se puede decir de las anteriores afirmaciones de la Presidenta, quien presentó como otra muestra de progreso estructural el hecho de que el cartón con el que se construían las casas en las villas se haya cambiado por ladrillo y cemento. "La sobreactuación y la mentira son dos de los pecados con los que también se puede explicar la derrota de las últimas elecciones primarias", dijo Majul.

El desafío de la inclusión real demanda no sólo que las familias que viven en villas de emergencia puedan optar por tener, si así lo quieren, una antena de televisión satelital. Demanda, fundamentalmente, que cada vez haya menos villas. 

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