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Editorial Sábado 30 de Mayo de 2015

Una estadística dolorosa

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REDACCION

Por REDACCION

Cuando la problemática del hambre es el eje del debate, es difícil encontrar conclusiones positivas incluso si los datos reflejan que el número de personas que padecen este drama ha caído en el último año, tal cual lo señala un nuevo informe divulgado esta semana en Roma por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

El hambre afecta a personas de todos los continentes y en nuestra Argentina también hay quienes no pueden satisfacer esta necesidad básica. Los niños que son víctimas de la pobreza aparecen periódicamente en las noticias cuando pagan con su vida o gran parte de su salud la desprotección de sus familias y también de los distintos niveles del Estado que no detectan el problema a tiempo o deciden cruzar sus brazos e ignorar la problemática. 

Según la FAO, el número de personas que sufren hambre en el mundo es inferior a 800 millones, por primera vez desde que se tienen estadísticas, lo que representa una reducción de casi el 25% en 25 años, un "logro" que se explica a partir de los progresos hechos en América y Asia. La entidad estima que "hay unos 795 millones de personas subalimentadas en el mundo, es decir 167 millones menos que hace un decenio y 216 millones menos que en 1990-1992", indica el informe sobre la seguridad alimentaria en el mundo conocido como SOFI 2015. 

De acuerdo a los expertos de la FAO más de la mitad de los países en desarrollo, esto es 72 de un total de 129, han alcanzado el objetivo del milenio fijado por la ONU, que consistía en recudir a la mitad el número de personas que padecen hambre en el mundo entre el 2000 y el 2015. Asimismo, en el informe se resalta que la situación más dramática se registra aún en la Africa subshariana, ya que casi un cuarto de su población está subalimentada. 

Según la FAO, en varias regiones del planeta se mantienen las circunstancias que dificultan la lucha contra el hambre, como las catástrofes naturales, los conflictos, el cambio climático o las crisis financieras. "El hambre en los países que conocen este tipo de situación es tres veces más alta que en otros sitios. En 2012, alrededor de 366 millones de personas vivían en este tipo de contexto, de las cuales 129 millones estaban subalimentadas", explica el informe.

La persistencia de conflictos por décadas en determinados territorios se transforman en un obstáculo insalvable para los distintos organismos que luchan contra el hambre. La FAO y las demás agencias de la ONU competentes en este ámbito, advierten sobre la elevada inseguridad alimentaria en países afectados por conflictos como Siria e Irak, y también en Malí, Yemen, Centroáfrica, la República Democrática del Congo o Sudán del Sur.

El documento de la FAO revela que en total 29 países han cumplido el objetivo más ambicioso establecido en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, cuando los gobiernos se comprometieron a reducir a la mitad la cifra absoluta de personas subalimentadas para 2015. "El haber casi alcanzado las metas sobre el hambre nos demuestra que podemos realmente eliminar el flagelo del hambre en el curso de nuestras vidas. Debemos ser la generación del Hambre Cero", expresó el director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva. 

Por su parte el presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, Kanayo F. Nwanze, consideró que "si realmente queremos un mundo libre de la pobreza y el hambre, debemos dar prioridad a invertir en las zonas rurales de los países en desarrollo, donde viven la mayor parte de las personas más pobres y hambrientas del mundo".

Según las estimaciones, unas 3.000 millones de personas viven en zonas rurales, por lo que hay un potencial enorme para mejorar los resultados de la estrategia contra el hambre. La reducción del número de personas que padecen hambre es significativa también porque la población mundial aumentó de 1.900 millones desde 1990.

El informe también señala que "hubo un progreso muy rápido en América Latina y el Caribe", así como en el Sudeste asiático y Asia Central, en algunas zonas de Africa, demostrando que el crecimiento económico inclusivo, las inversiones agrícolas y la protección social -junto con la estabilidad política-, hacen posible la eliminación del hambre.

Según los datos del informe, la proporción de personas que padecen hambre en América Latina y el Caribe se redujo del 14,7 por ciento al 5,5 por ciento desde 1990. La proporción de niños con falta de peso (de menos de 5 años de edad) en la región también se redujo notablemente, del 7,0 al 2,7 por ciento. "El compromiso con la reducción del hambre se tradujo en importantes programas de protección social que -unidos a un sólido crecimiento económico- impulsaron los avances en todo el continente", subraya el informe.

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