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Editorial Jueves 14 de Febrero de 2013

Un viejo reclamo

La ruta nacional 34 desde siempre ha sido objeto de reclamos y pedidos, aguardándose ahora por una autovía que parece haber sido definitivamente olvidada.

Redacción

Por Redacción

Los reclamos por la ruta nacional 34 comenzaron hace dos décadas, vienen entonces desde hace muchísimo tiempo, y desde siempre sostenidos con las mismas argumentaciones, a pesar de los cambios que se fueron introduciendo, especialmente en lo que hace al constante aumento de los niveles de riesgo, considerando la suba impresionante que ha tenido en los últimos años el parque automotor, y de manera saliente la mayor participación de camiones para el transporte, que debió asumir la capacidad que antes compartía con el ferrocarril. Pero aún con todas estas circunstancias, esta denominada "ruta de la producción", una de las más importantes vías de conexión con el norte del país. continúa siendo la misma en su formato, y con todas sus deficiencias.

En realidad, y respaldando lo que estamos diciendo respecto a la antigüedad de los reclamos, este Diario publicó la semana pasada una interesante nota respecto a un relevamiento sobre el tráfico en esta ruta, en su cruce por la zona urbana de la ciudad, que había elaborado la comisión vecinal del barrio Los Nogales, dejando en clara exposición el altísimo peligro que desde ese entonces, y seguramente antes, constituye esa cinta asfáltica.

Recordemos un poco más sobre todo el contexto sobre la ruta nacional 34, que a lo largo de 1.488 kilómetros va desde Salvador Mazza en la provincia de Jujuy hasta la ciudad de Rosario, siendo una de las carreteras más importantes para el intercambio entre el norte y el resto del país, especialmente para bajar hasta los puertos la producción de las provincias del norte argentino. Sin embargo, al momento de tomarse las decisiones, de poco valen todos estos antecedentes, se continúa esperando, con una injustificable demora, ya que siempre aparece alguna clase de excusa para echar hacia adelante la solución.

El proyecto de comenzar a transformar esa ruta, o al menos parte de ella, en autovía, se encuentra en Vialidad Nacional y muchas veces se ha publicitado como muy cercano de ponerlo en marcha, pero sigue sin avanzar más allá de los anuncios y promesas. El primer tramo, de acuerdo a lo proyectado, estaba previsto hacerlo entre Angélica y Sunchales, teniendo como centro Rafaela y aquí el desvío de la Circunvalación, desviando por el sector oeste en una especie de arco entre la Estación INTA en el norte y la del Automóvil Club en el sur. Y aun cuando alguna vez se llegó e incluir la obra en el presupuesto nacional, todo continúa como siempre, en la postergación.

Volvamos a retroceder en lo que ya forma parte de la historia de esta ruta trágica, convertida en escenario de constantes accidentes, de modo especial en este tramo que atraviesa el departamento Castellanos, que es el más transitado de todo el trayecto de casi 1.500 kilómetros. Cuando en 1997 se realizó el relevamiento de datos de esta ruta en su cruce por la zona urbana de la ciudad, se obtuvieron constataciones realmente llamativas, como por ejemplo que los días de semana transitan por el lugar unos 8.000 vehículos promedio, reduciéndose la cantidad los domingos a unos 3.000. Y que el 29% de ellos eran automóviles el 22% camionetas y el 20% camiones de transporte, lo cual da cuenta del riesgo que significa tamaña movilización en una ruta que, si bien ahora en los 8,4 kilómetros por la traza urbana cuenta con varios carriles de circulación, semáforos y una buena organización de circulación, en cambio cuando esos vehículos desembocan hacia ambos extremos en una única franja asfáltica con los dos sentidos de marcha, ingresan en una zona roja de altísimo riesgo, lo cual queda comprobado de sobra con la gran cantidad de accidentes y de víctimas fatales que allí se producen.

Y si el escenario es peligroso, los conductores -no todos, pero una alta cantidad- contribuyen poco para aportar a una mejoría, algo que puede comprobarse con una simple observación en algunos de los cruces de más riesgo o en núcleos de semáforos, situaciones que han derivado también en accidentes en lugares donde no deberían suceder de respetarse las normas vigentes. Ya en aquél relevamiento de hace 16 años, se dejaba clara constancia del muy alto nivel de transgresiones, tal como fue comprobado con una vigilancia por turnos de las 24 horas del día, llegándose por ejemplo al 64% de infractores en los semáforos de Angela de la Casa y calle Falucho.

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