Por Redacción
La calle Estanislao del Campo y la Ciclovía ubicada sobre el cantero verde a su costado oeste, uno de los sitios más concurridos de la ciudad durante el verano y elegido para las diarias caminatas de muchísimos rafaelinos, continúan recibiendo mejoras, adquiriendo poco a poco una fisonomía realmente importante. Hace unos días se comenzó con los trabajos de renovación y ampliación de la iluminación de todo ese sector, que le otorgará mayor seguridad en todo sentido, especialmente cuando comienza a oscurecer, ya que por el lugar -y antes de comenzar a andar por allí personal de la GUR en sus recorridas, además de ocupar algunas posiciones fijas como viene ocurriendo diariamente- se habían producido algunos episodios delictivos desagradables, casi siempre con menores como protagonistas, sea en bicicleta y también, en algunos casos aislados, con motocicletas. Rodados estos que están prohibidos de circular por la Ciclovía, pero que igualmente lo hacen, lo que indica que deberá intensificarse el control por todo ese espacio.
Todo ese complejo verde, que une la zona céntrica con barrios ubicados hacia el sur del ejido urbano, pasó a constituirse además de un sitio de tránsito, en un lugar convocante para muchísima gente, en especial los fines de semana y los feriados, con familias y grupos de chicos que van allí a distraerse, y estar en contacto con la naturaleza, con mucho verde bien cuidado y arboledas frondosas, que hacen del mismo un sitio muy agradable, y por sobre todo confortable para la necesaria distracción de las personas, poniendo intervalos al diario ajetreo.
Debido a la masiva asistencia, además de los permanentes arreglos e incorporaciones al lugar, donde se dispusieron algunos bancos -que sería interesante incrementar-, juegos y aparatos para desarrollar actividades físicas, complementado con actividades que se desarrollan en ese espacio y que suelen reunir a muchísimos participantes, deberán extremarse recaudos en el control y vigilancia de todo ese sector, tanto en algunos horarios como en anochecer, o bien los fines de semana y feriados por la tarde, cuando el desborde de gente hace que se produzcan algunas situaciones inconvenientes, en especial en el tránsito por Estanislao del Campo, donde suelen aparecer jóvenes motociclistas corriendo picadas -e incluso también algunos automóviles- generando riesgo para la multitud que pasea por el lugar, siendo peligroso incluso cruzar la calzada, o bien estar sentado en el costado verde del cantero central, cerca de la calle.
Después de algunos reclamos, se dispuso personal, el que sin tener que llegar a actuar en exceso, detenciones de quienes circulan o advertencias, con la sola presencia imponen que no haya las alteraciones que suelen darse en otras circunstancias. Cuando esa presencia de personal uniformado se convierte en una norma inalterable, la gente se va adaptando y acepta permanecer sin transgresiones y respetando al prójimo, como tantas veces no ocurre, especialmente días de semana, en diversos horarios, cuando suelen verse motocicletas circular por diversas partes de la Ciclovía, poniendo en riesgo a caminantes que se ven sorprendidos por esta clase de rodados en un lugar que le es prohibido andar, y además, con conductores irascibles que casi siempre reaccionan con violencia verbal cuando reciben alguna clase de advertencia o reclamo por lo que están haciendo incorrectamente.
Aún con todos los inconvenientes que significa debido al accionar de los vándalos, que los destruyen aún con el esfuerzo que ello significa, sería bueno y muy positivo instalar depósitos de residuos a lo largo de todo ese paseo, para que la gente tenga lugares donde dejar dejar residuos de viandas, mateadas y bebidas, en especial los fines de semana. Es verdad que había más de estos recipientes, muy bien presentados e instalados con una sólida base de cemento, pero igualmente fueron arrancados de cuajos y destrozados en algunos casos, en otros simplemente arrojados a un costado del lugar del destrozo, que aún pueden observarse, como mudos testigos del accionar de quienes no merecen convivir en una comunidad como la nuestra, o tal vez en ninguna.
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