Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Editorial Domingo 21 de Abril de 2013

Un Papa popular

La humildad, sinceridad, austeridad y más que nada su respaldo con el ejemplo, en sólo un mes han ubicado al Papa Francisco como una personalidad mundial reconocida.

Redacción

Por Redacción

El Papa Francisco, tras haber impuesto un estilo que se destaca y alcanza enorme trascendencia en el mundo, al punto de haber tenido una aceptación enorme, acaba de cumplir el 13 de abril pasado su primer mes como jefe de la Iglesia Católica. Los resultados de su breve gestión están a la vista, pues su humildad, la fraternidad y la solidaridad han tenido un impacto espectacular, todo lo cual además va mucho más allá de su palabra, que es importante, pero que avala con sus acciones y todavía mucho más con sus antecedentes, ya que el religioso argentino siempre fue, a lo largo de su vida, humilde, austero y solidario. 

Un Papa de estas características no sólo renovó las expectativas y la esperanza de los católicos que observaban como la Iglesia estaba en una pendiente de desprestigio, ahora ya en plena recuperación, sino que también impactó muy fuerte en la gente en todo sentido. Los italianos por ejemplo, sumidos en una profunda crisis desde hace tiempo, han encontrado en este nuevo Papa la figura de quien les ha recompuesto la esperanza. Con Francisco, hoy tenemos otra Italia, aunque sea desde lo espiritual, que es de donde luego se recomponen todos los demás aspectos, se razona hoy en el península.

Una verdadera avalancha de adhesiones incondicionales ha logrado sumar Francisco, con el apoyo de nada menos que el 84% de los italianos católicos depositando su fe en él, pero algo más trascendente aún es que el 62% de quienes son creyentes de otras religiones y aún los no creyentes se identifican con su magnetismo personal.

La mitad de los italianos hoy se siente mucho más cercano a la Iglesia, en tanto que el 18% de los no creyentes admitió que hoy se está acercando a las parroquias debido a la influencia del nuevo Pontífice, que para definirlo, en un sondeo fueron seleccionadas las palabras humilde, sincero, moderno, determinado. Sin dudas, una combinación sumamente positiva, que habla de manera inmejorable.

"Es el Papa que hacía falta" razonan los italianos, y además añaden "no finge lo que es", dos aspectos centrales que fueron determinantes para la conquista de la gente, que ve en él muchas similitudes con Juan XXIII el conocido como "papa bueno".

Mucho de lo que piensan los italianos, también sirve para definir el efecto que tuvo en la Argentina esta etapa papal recientemente iniciada de quien fuera el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Bergoglio, ya que son muchísimos los católicos que se habían distanciado por alguna u otra causa de la Iglesia, aún sin dejar de ejercer sus prácticas aunque en un aspecto más ligado a la intimidad, y que ahora están regresando incondicionalmente, esperanzados en que viene un tiempo de amplísima reconciliación y también de recomposición de algunos aspectos sobre los cuales el papa Francisco dio sobradas muestras de combinar con su humildad una energía y decisión que alimentarán su fortaleza.

Sus palabras simples y profundas, su espontaneidad, penetran con facilidad en el corazón de la gente, y por eso es llamado "párroco del mundo". Y pensar que aquí en nuestro país, durante tantos años fue un marginado del gobierno kirchnerista, justamente por marcarle algunos límites que llevaron a excesos que están a la vista de todos, y que en su momento, habiéndolos tomado como corresponde hubiese colaborado para corregir algunas desviaciones que tanto mal han provocado, especialmente en esta permanente confrontación que ha dividido a los argentinos.

Otra de las diferencias que hubo aquí en el país fue la pobreza, sobre la cual el Papa tiene una visión muy concreta. Justamente en su papado le ha otorgado a este tema un protagonismo central, llegando a decir que quiere "una Iglesia pobre para los pobres", un mensaje absolutamente claro, que además respaldó con sus actos al desechar muchos de los privilegios fastuosos existentes en El Vaticano, como el disponer de una cámara en la cual "pueden dormir 300 personas", para acudir a una muy gráfica descripción del propio Francisco, que también fue eliminando vestimentas bordadas en oro y otras disponibilidades dignas de los reyes, pero que no condicen con la condición de los sacerdotes, por más que como en este caso sean Papa. Todo eso, más su condición personal, en poquísimo tiempo han convertido a Jorge Bergoglio en una de las  personalidades salientes del mundo de hoy, que tanto necesita de esta clase de ejemplos.

 

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso