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Editorial Viernes 27 de Febrero de 2015

Un mundo imperfecto

La esperanza es un valor emblemático que se mantiene en pie a pesar de la adversidad y el aparente triunfo de los disvalores.

REDACCION

Por REDACCION

En tiempos donde la tecnología avanza a una velocidad difícil de seguir por el común de las personas, que tienen un impacto positivo en la salud, las comunicaciones, la vida cotidiana y el mundo del trabajo, mientras se insiste en la necesidad de proteger la vida y respetar los derechos que consagran igualdades y eliminan injusticias, resulta difícil comprender la expansión de conflictos en distintos puntos del planeta donde el sistema de valores básico que debe regir a cualquier sociedad no tiene ninguna utilidad. Así, en regiones de Africa, Asia, América y e incluso Europa no vida vale poco o nada. 

En Argentina nos escandalizamos por la crueldad y el salvajismo del Ejército Islámico que decapita personas sin el más mínimo sentimiento de culpa, pero en nuestras calles mueren decenas de personas por la inseguridad, la inconducta vial e incluso la desnutrición infantil. La crisis de valores es evidente y demasiado profunda más allá de que, por momentos, la solidaridad, la generosidad, la vocación de ayudar y el concepto de bien común parecen ganar batallas. La esperanza es un valor emblemático que se mantiene en pie a pesar de la adversidad y el aparente triunfo de los disvalores como la muerte, el odio, la violencia, la corrupción, el engaño y el individualismo. 

En un reciente informe de Amnistía Internacional, se afirma que el 2014 fue un año "catastrófico" para los civiles atrapados en el marco de los distintos conflictos territoriales y se califica como "escandalosa e inoperante" la

respuesta de la comunidad internacional a esta violencia,

La entidad consideró en su reporte anual que el año pasado aparece "excepcionalmente" cargado de conflictos, entre los que destaca el de Siria, Ucrania, Gaza y Nigeria, y que le ha costado la vida a "millones de civiles" mientras que "15 millones" de personas han sido desplazadas,

lo que constituye "probablemente el mayor número de refugiados

desde la Segunda Guerra Mundial".

El secretario general de la organización de derechos humanos, Salil Shetty, explicó el miércoles durante una

conferencia de prensa que ofreció en Londres que "2014 ha sido catastrófico para personas atrapadas en la

violencia". El documento de la organización, que pasa revista al estado de

los derechos humanos en 160 países, da cuenta de las violaciones

en 35 de ellos por grupos armados como los yihadistas del Estado

Islámico, que operan en Irak y Siria, y Boko Haram en Nigeria.

"Esto puede y debe cambiar", sostuvo Shetty, quien considera que

la respuesta de la comunidad internacional a las violaciones de

las libertades fundamentales es "escandalosa e inoperante". "Lamentablemente, los líderes mundiales han fracasado a la hora

de proteger a los más desamparados", acusa en el prólogo de este

informe.


Con absoluta sinceridad y sin intención de preservar las formas, Amnistía es particularmente severa con Naciones Unidas al consignar que "el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un organismo que

ha sido creado para proteger a los civiles y garantizar la paz y

la seguridad, lamentablemente, ha fracasado". Alejado de una postura moderada que la diplomacia internacional sugeriría mantener en estas instancias, Shetty no ocultó su espíritu crítico. "Los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Gran

Bretaña, Francia, China y Rusia), en nuestra opinión, han abusado

constantemente del poder y de los privilegios del derecho a veto

para promover sus propios intereses políticos o geopolíticos en

detrimento de la protección de los civiles" advirtió.


En este escenario, Amnistía se compromete a adoptar "un código de

conducta" para que los "miembros del Consejo de Seguridad

renuncien voluntariamente a hacer uso de su derecho a veto para

bloquear la acción del Consejo de Seguridad en caso de genocidio,

crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad". 

Asimismo, la organización posa su mirada en el acceso a las armas que tienen estos regímenes y que les permite sembrar el terror y la sangre en sus ámbitos de acción. ¿Quién hace negocios suministrando armamento a los terroristas para que asesinen a sangre fría sin distinguir soldados de mujeres o niños? Amnistía reclama que se impida la

llegada de armas a los países donde caen en manos de grupos

armados, y exhorta a los Estados a que ratifiquen el Tratado sobre

Comercio de Armas que entró en vigor en 2014. 

Por último, Amnistía no es muy optimista en cuanto a las

perspectivas para los derechos humanos en 2015, pues vaticina que

habrá cada vez más civiles obligados a vivir bajo control de

grupos armados brutales y se agravará la crisis humanitaria de los

refugiados. La aldea global, como se observa, no es un mundo perfecto. 

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