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Editorial Viernes 13 de Marzo de 2015

Un campo de problemas

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REDACCION

Por REDACCION

Para el campo la situación no se modificó demasiado en los últimos años a juzgar por la situación en la que se encuentra ahora, en medio de una protesta en reclamo de una política agropecuaria inclusiva y de fomento en lugar de la actual, que parece de indiferencia y por momentos de persecución. En las llanuras argentinas no sólo germinan la soja sino también los problemas a partir de lo que el sector considera la falta de reglas claras para ordenar la producción. 

El séptimo aniversario de la fecha en que el Gobierno lanzó la Resolución 125 de alícuotas móviles para retenciones agropecuarias se cumplió el último miércoles, justo el día en que las entidades del campo comenzaron un nuevo paro. Ese día los presidentes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Rubén Ferrero; de Coninagro, Egidio Mailland y Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere difundieron un comunicado en el que recuerdan la protesta del campo que finalizó con el voto "no positivo" del entonces presidente del Senado, Julio Cobos. 

La decisión del Gobierno de Cristina Kirchner de aplicar la 125 dio origen a la Comisión de Enlace de entidades agropecuarias con la participación de Federación Agraria Argentina, unión que se generó para rechazar la medida oficial. Para Eduardo Buzzi, el presidente de FAA en ese momento, se trató de "una confiscación autoritaria, que desató un verdadero hito en la historia agraria argentina". "El campo se puso de pie para poner límites a un gobierno centralista, que no pensó en los productores, ni en tratar diferente a los que éramos distintos, sino en recaudar para las arcas del Tesoro", dijo.

Ahora tres de esas cuatro entidades, a excepción de la FAA, resolvieron instrumentar una protesta que se basa en un cese de comercialización de productos que abarca la hacienda en pie y granos en tanto otorga libertad para elegir la modalidad a las economías argentinas y la lechería. La medida se enmarca dentro de las acciones gremiales que las entidades rurales "vienen anunciando en rechazo a las políticas agropecuarias que el gobierno nacional lleva adelante y que han provocado una situación crítica para todos los sectores productivos del país". Consideraron que "a raíz de una sostenida inflación, una asfixiante presión fiscal y trabas a la comercialización (ROES), se degradó por completo la competitividad de la producción agropecuaria".

Para la Mesa de Enlace, el "Gobierno debe revertir de inmediato las políticas que provocaron gravísimos problemas para el campo, como también para todo el interior del país y la economía en su conjunto".

Decididamente crítico, Etchevehere consideró que "todo lo que hizo este gobierno nacional perjudicó al campo" mientras que el vicepresidente de CRA, Pedro Apaolaza, indicó que "cualquier Gobierno que venga con dos dedos de frente y sentido común tiene que revertir la situación, no es necesario que sean genios de la política". 

En lo que nos toca más cerca, la lechería, entre enero y febrero la agenda del sector estuvo dominada por la baja en el precio del litro, de alrededor de 10 centavos. Crecieron las protestas ante las fábricas de Rafaela, Bella Italia, Lehmann y otras localidades hasta que la lluvia modificó los objetivos, que pasaron de defender la rentabilidad a producir bajo condiciones realmente adversas, con caminos intransitables y campos inundados que comprometían la salud de los rodeos.  

Así las cosas, hoy concluirá el paro ruralista sin que el Gobierno tome nota de la advertencia, aunque no tuvo alternativa en algunos casos y debió hacer concesiones, como otorgar subsidios de 30 centavos por litro de leche para pequeños tamberos, una decisión que no alcanzada a tantos productores. Después de tantos años de confrontación y críticas, sinceramente al Gobierno ya no le interesan lo que puedan decir de su política agropecuaria y hoy se marcó como objetivo llegar al 10 de diciembre de la mejor manera posible, piloteando la tormenta por la falta de dólares, la crisis de la deuda, la menor actividad y la caída del consumo. Pero no tiene ningún tipo de interés en recomponer relaciones con lo que alguna vez llamó el Partido del Campo, aunque detrás del mismo hay miles de pequeños productores que están alejados de las entidades y sólo buscan que el fruto de su esfuerzo tenga razón de ser. 

El sector agropecuario argentino es el más importante del país, el principal generador de divisas para subsidiar a la industria. Así y todo, a pesar de nadar contra la corriente del Gobierno, en la última década ha podido crecer en función de los favorables precios internacionales. Pero cuando el viento de cola desaparece y la política agropecuaria oficial no ayuda sino que constituye un estorbo, la cuestión comienza a complicarse. Como ahora. Y si además el Gobierno no atiende las demandas, entonces la impotencia obliga a un escenario de lucha para enviar un mensaje, aunque tampoco hay demasiadas esperanzas en la Mesa de Enlace de que el Gobierno tome nota de los planteos. 

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