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Editorial Jueves 28 de Marzo de 2019

Tuberculosis, enemigo invisible

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REDACCION

Por REDACCION

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho públicas nuevas orientaciones para mejorar el tratamiento de la tuberculosis multirresistente, para la que recomienda tratamientos exclusivamente orales, que son más eficaces y tienen menos probabilidades de producir efectos colaterales adversos. El organismo recomienda que el tratamiento sea respaldado por una vigilancia activa de la seguridad de los fármacos y por un asesoramiento que ayude a los pacientes a completar su tratamiento.

Las recomendaciones forman parte de un conjunto más amplio de medidas destinadas a ayudar a los países a acelerar el ritmo de los progresos para poner fin a la tuberculosis que se han hecho públicas antes de la celebración del Día Mundial de la Tuberculosis, el pasado 24 de marzo. "Es hora de poner Fin a la TB" es el lema del Día Mundial de la Tuberculosis de este año, ha dicho el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.

Desde 2000 se han salvado 54 millones de vidas, y las muertes por tuberculosis se han reducido en una tercera parte, pero sigue habiendo 10 millones de personas que contraen la enfermedad cada año, y muchas de ellas no tienen acceso a una atención que es vital.

Sin embargo, la tuberculosis multirresistente, tan mortal como el ébola y difícil de tratar incluso en los mejores hospitales, es una amenaza mundial creciente, advirtió Peter Sands, director del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y el Paludismo. La tuberculosis multirresistente, con una tasa de mortalidad de 50% comparable a la del ébola, solo se diagnostica en un cuarto de los casos y es extremadamente difícil de tratar. El Fondo Mundial fue creado en 2002 como una colaboración entre poderes públicos, sociedad civil, sector privado y enfermos, se preocupa especialmente por los casos de tuberculosis resistente a los antimicrobianos, estimados a 600.000 en todo el mundo.

El número de muertes debido al sida y al paludismo se redujo aproximadamente a la mitad desde principios de siglo. En tanto que la tuberculosis, actualmente la enfermedad infecciosa más letal en el mundo con 1,3 millones de muertos por año (excepto coinfecciones por el VIH), causó en 2016 alrededor de 20% de muertos menos que en 2000. Pero estos avances siguen siendo demasiado modestos teniendo en cuenta el objetivo de erradicar estas tres epidemias antes del 2030, fijado por la ONU.

Según el Ministerio de Salud de la Nación en Argentina, la tuberculosis es una enfermedad infecciosa bateriana provocada por el bacilo de Koch -el doctor alemán que lo descubrió en 1882- que se transmite a través del aire, y que se caracteriza por la formación de tubérculos o nódulos en los tejidos infectados, que se caracteriza por la presencia de síntomas muy generales y confusos. La infección puede afectar diferentes órganos del cuerpo, aunque los pulmones ocupan un lugar preferencial. Entre los síntomas que esta infección produce al alojarse en ellos se encuentran la tos seca, la fiebre, las expectoraciones sanguinolentas y la pérdida de peso. Sin embargo, muchos de estos son síntomas comunes a otras patologías, razón por la cual es complicado sospecharla y por ende detectarla.

La tuberculosis puede afectar a cualquier persona, pero hay una población más susceptible. Ésta está conformada por quienes se encuentran inmunosuprimidos en general (HIV, diabetes mal controlada, pacientes en quimioterapia, etc.), las personas que están en los extremos de la vida (neonatos y ancianos), quienes viven situaciones de hacinamiento o situación socioeconómica desfavorable, y aquellos que padecen desnutrición.

Solo dos nuevos medicamentos contra la tuberculosis fueron puestos en disponibilidad en los últimos 50 años y no existen pruebas de diagnóstico efectivas para niños. El aumento de casos de tuberculosis se debe, en parte, al crecimiento de las tasas mundiales de diabetes, que debilita el sistema inmunitario y provoca que los afectados sean más susceptibles a contagiarse.

En la Argentina durante el año pasado se notificaron 9.635 casos de Tuberculosis. La mayoría de esos casos se produjo en individuos de entre 20 y 44 años, de las cuales fallecieron 297, lo cual representa un aumento del 7.61% respecto a 2017, según datos de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud. Y durante 2016 se notificaron 11.560 casos, lo que conforma una tasa de 26,5 cada 100 mil habitantes según el primer boletín sobre tuberculosis publicado en abril del año pasado por el Ministerio de Salud de la Nación. El informe menciona que el 50 por ciento de los casos se registra en población en edad productiva (20 a 44 años) y que la mortalidad por esta patología alcanzó a 757 personas lo que expresa una tasa de 1,7 muertes por cada 100 mil habitantes. Por otro lado, los casos de tuberculosis en menores de 20 años fueron 1.932 lo cual representó una reducción del 4,5% respecto al año anterior.

En este marco se entiende el llamado de la OMS para extremar los esfuerzos tendientes a luchar contra esta enfermedad que también tiene presencia en la Argentina. 










 

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