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Editorial Viernes 28 de Febrero de 2020

Tragedias de la aldea global

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REDACCION

Por REDACCION

Con el advenimiento de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, a lo que se suma la espontaneidad de las redes sociales que operan sobre la realidad -muchas veces sin filtro- y el big data, es posible que nos enteremos de los hechos que pasan en nuestro barrio o en países lejanos al mismo tiempo. Estamos en la era de la inmediatez donde todo es vertiginoso, donde nos satura, nos desborda y nos confunde la abundancia de información (o datos). 

Hace muchos años, el sociólogo canadiense Marshall McLuhan acuñó el concepto de "aldea global", que hoy le cabe como anillo al dedo a lo que sucede en nuestro mundo hiperconectado, en referencia al cambio producido principalmente por la radio, el cine y la televisión, medios de comunicación audiovisual que difunden imágenes y sonidos de cualquier lugar y momento y ocupaban un espacio cada vez más importante en el hogar y la vida cotidiana.​ También aportó lo suyo la difusión del teléfono, la fotografía, la reproducción y grabación de sonido, la prensa gráfica, el procesamiento digital, según sintetiza la enciclopedia en línea de wikipedia. 

El mes pasado los gigantescos incendios en Australia concentraron el interés de la agenda de noticias internacionales así como ahora lo hace el coronavirus, que también nos horroriza. Es decir, dos situaciones originadas a miles de kilómetros de distancia pero que seguimos, a partir de la sociedad mediatizada, con gran preocupación como si se registraran no muy lejos de nuestros hogares. 

La emergencia climática es global y las consecuencias se repiten en diferentes partes del mundo con sequías sin precedentes, incendios forestales, inundaciones, nuevos récords de temperaturas, olas de calor, ciclones cada vez más intensos o tormentas extremas entre otros fenómenos. Todo esto es el cambio climático. Y lo estamos sufriendo ahora, como advierten organizaciones ecologistas como Greenpeace, que a su vez reclaman a los gobiernos que adopten medidas para que nuestra realidad no empeore. Al mismo tiempo, remarcan que hay solución, que es abandonar los combustibles fósiles como gas, petróleo y carbón. Al quemarlos se generan gases de efecto invernadero que aumentan la temperatura del planeta e intensifican el cambio climático. Por eso, las energías limpias o renovables, como la solar y la eólica, son las alternativas que podemos utilizar, señalan desde la ONG verde. No debemos permitir que la Tierra esté en llamas y los que toman las decisiones la dejen arder puesto que es el único lugar que tenemos para vivir, agregan con cierto dramatismo en busca de una reacción de la sociedad civil y en especial, de los gobernantes. 

En el caso del coronavirus, las alarmas continúan generando una gran preocupación mundial y disparan acciones en busca de contener la enfermedad, de frenar su expansión a partir de su irrupción en una mega ciudad de China. La Organización Mundial para la Salud instó al mundo a prepararse para luchar contra una pandemia luego de que se confirmaron los primeros casos en Europa. Sin vacuna aún para neutralizar al virus, nuevos casos elevan rápidamente la cantidad de infectados más allá de que la comunidad médica habla de una baja mortalidad. De todos modos, por ahora lo más efectivo es prevenir y adoptar medidas para evitar el contagio. 

En este escenario de creciente angustia mundial por los efectos del desconocido coronavirus, el abordaje que realizamos los medios de comunicación a veces puede no ayudar, derivando en una suerte de psicosis. Observamos que detrás de esta crisis sanitaria en determinados países aumentan en forma desproporcionada los precios de los barbijos o del alcohol en gel. En la aldea global los medios podemos generar reacciones negativas y una histeria que poco ayudan a mantener las cosas bajo control para el bien común, por lo que resulta extremar las precauciones en el tratamiento que se le da a los echos. 

Lo que no deja de ser curioso en la era de los medios y la aldea global es que en esta región nos preocupemos por el coronavirus y su incesante expansión sin reparar demasiado en los riesgos más cercanos que nos pueden enfermar de un momento a otro, como es el caso del dengue. En la provincia de Santa Fe continúa en alza la cantidad de personas que padecen esta enfermedad causada por un mosquito. En Rafaela también se incrementaron los casos en los últimos días sin que los gobiernos locales, provinciales o nacionales implemente una estrategia articulada para enfrentar esta amenaza. De este modo, los incendios en Australia nos causaron una sensación de angustia, el coronavirus nos preocupa y el dengue nos debiera ocupar. 






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