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Editorial Miércoles 13 de Abril de 2011

Subsidios insostenibles

Desde 2007 a la fecha se llevan destinados en subsidios para electricidad y gas 58.451 millones de pesos.

Redacción

Por Redacción

El gasto público constituye en este momento, junto a la inflación -justamente promovida en buena parte por el exceso del primero de los factores mencionados- y la inseguridad, las tres cuestiones que tiene por delante resolver el Gobierno nacional, ya que todas ellas van agravándose en lugar de mejorar, según las medidas que en esa búsqueda vienen aplicándose.

Lo que enturbia más toda esta perspectiva, concretamente la relacionada con el excesivo gasto de los recursos públicos, es que nos encontramos en un año electoral, el cual genera una vertiginosa incentivación de esos fondos, tal como viene ocurriendo en estos tres primeros meses de 2011, con la perspectiva de seguir incrementándose, al menos hasta octubre cuando tengan lugar las elecciones presidenciales.

Uno de los grandes agujeros del gasto lo constituyen los subsidios, un sistema que viene instrumentándose desde los primeros años de la administración kirchnerista con la finalidad de evitar bruscos aumentos en las tarifas de energía y gas, como así también en los transportes, e incluso en algunos alimentos básicos. Pero todo ha ido tomando el efecto "bola de nieve" que es cada vez más grande, habiendo adquirido una dimensión que ya no sabe cómo ser contenida, siendo además incontrolable.

Para tener una idea, sólo durante la gestión de la presidenta Cristina Kirchner, desde 2007 en adelante, se llevan gastados 14.000 millones de dólares en subsidios a la energía eléctrica y el gas, mientras que las inversiones que demanda el sector -que es justamente donde deberían destinarse los recursos, pensando en el futuro- son insuficientes, ya que en ese mismo período las importaciones energéticas que debió hacer el país para hacer frente a la demanda, aumentaron 157%. Lo cual describe muy claramente una situación que no tiene destino cierto en el mediano plazo, pues lo acertado es invertir en nuevas plantas de generación y contar así con energía propia, en lugar de destinar esos recursos para que no aumenten las tarifas.

Se recuerda que en octubre del año pasado, se intentó poner término a los subsidios al gas domiciliario, distribuyéndose boletas con montos hasta 10 veces mayores de lo que se pagaba habitualmente, siendo prácticamente imposible de afrontarlas, lo cual concluyó con una rápida marcha atrás con la iniciativa. Fue un relato fiel en cuanto a la forma en que se deberá encontrar solución al problema, que no es el corte abrupto, sino hacerlo en forma gradual, en tanto y en cuanto los recursos alcancen para sostenerlo.

Veamos un poco cómo se han venido acelerando los gastos en estos tres primeros meses del año, con 8.349 millones destinados en subsidios desde el Ministerio de Planificación, direccionados en gran parte a cubrir los requerimientos del sistema energético, ya que el mismo insumió 4.945 millones, lo cual es sin duda toda una cifra considerando que desde la conducción del área se insiste en que el sector anda muy bien, lo cual es sostenido en la retórica, pero no encontrando respaldo en los números.

De acuerdo a lo conocido, solamente en los últimos tres años se llevan gastados en subsidios energéticos nada menos que 58.451 millones de pesos, recursos que se diluyen, mientras el destino más seguro y valioso como son las inversiones en nuevas fuentes de generación, se encuentran bastante desprotegidas.

En todo ese gasto se incluyen no sólo los subsidios a las tarifas de gas y electricidad -evitando que aumenten más de lo debido e impacten en la inflación-, sino también las importaciones de gas natural y licuado, gasoil, fuel y también electricidad, lo cual no hace otra cosa que dejar en evidencia la fragilidad de nuestro sistema, el cual depende de las importaciones, cuando el objetivo debería ser alcanzar el autoabastecimiento, que estaría prácticamente conseguido en caso de haberse destinado estos años el dinero de los subsidios.

Esta tendencia no sólo es revelada por informes privados, sino que el propio INDEC dice que en el primer bimestre de este año las importaciones para sostener el sistema energético aumentaron 54% en comparación con 2010, lo cual es clara evidencia de la falta de previsión que trasluce una metodología que se encuentra agotada, y que a luces vistas, será cada vez más complicado de sostener.

Si a la evidente falta de producción propia de energía le agregamos que la de petróleo viene cayendo fuertemente desde 1998 y la de gas está en retroceso desde 2004, tenemos entonces por delante un panorama realmente complicado, sin que se adopten las medidas para corregirlo.

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