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Editorial Viernes 19 de Noviembre de 2010

Somos el cambio

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Por firma 1

 

B/N Está claro que se puede tener la mejor de las infraestructuras, pero estas no se construyen pensando en que el usuario va a hacer lo que quiere sino que debe actuar como corresponde. De nada sirve tener una avenida de cuatro carriles si quienes la andarán por allí no harán lo que la ley indica.

 

En las últimas semanas se ha hablado mucho de la conducta de quienes transitan por el tramo urbano de la ruta 34, que atraviesa nuestra ciudad. Se ha debatido mucho, reclamado aún más, pero se han cambiado pocas conductas. Y esto tiene que ver con una cuestión de educación.

En primer lugar, analicemos: ¿por qué alguien que transita la ruta 34 va a manejar de un modo diferente a como lo hace en la ciudad? Dicho de otra manera: ¿acaso en el resto de la ciudad se maneja correctamente y es sólo en esos 8 km. en donde el rafaelino y el tránsito pasante comete todas las infracciones? No, de ninguna manera: en ese tramo lo único que se hace es replicar el mal manejo del resto del tiempo. Sólo agravado porque allí se concentran 7.500 vehículos diarios. Consecuentemente, deberíamos preguntarnos: ¿sólo allí deberíamos conducir como corresponde?

Siguiendo esta línea de pensamiento, ¿sólo son los camiones quienes transitan peligrosamente el sector? Desde luego que no. Motos y autos también hacen lo que quieren en ese sector de la ciudad, porque en el resto de las calles también hacen lo que quieren.

Bajo este criterio, está claro que se puede tener la mejor de las infraestructuras, pero estas no se construyen pensando en que el usuario va a hacer lo que quiere sino que debe actuar como corresponde. De nada sirve tener una avenida de cuatro carriles si quienes la andarán por allí no harán lo que la ley indica.

Es allí en donde hay dos conceptos que se plantean que pueden presentarse como cosas seguras, cuando en realidad, son declaraciones de deseos, no algo seguro. Por un lado, que la construcción de la  denominada “Variante Rafaela” será la solución definitiva del tema. Recordemos que la circunvalación se iniciará poco después del ACA a la altura de Susana, con la estructuración de un rulo diversificador que determinará la continuidad por el desvío o el retome sobre la Ruta 34 de quienes circulan en sentido inverso al mencionado. Con un puente sobrenivel que evitará cruces frontales, mientras que en la intersección con las vías del ferrocarril Belgrano-NCA, se disponen pasos a nivel.

La idea es que la obra presente en un inicio un carril para cada sentido y luego anexarle los otros dos corredores.

Habrá una conexión a la altura del actual camino al Relleno Sanitario, que se tomará con un "pase intermedio de la Variante", además de la intersección con la Ruta 70, con un diseño especial de distribución en diamante. La conclusión de este trazado derivador se presenta a la altura del haras de Alemandi, se plantea una rotonda de distribución.

Pero volvemos al mismo concepto de antes: la infraestructura de nada sirve si la conducta de quienes la van a utilizar no cambia. Si se sigue manejando mal allí, también habrá problemas, del mismo modo que sucediera con la refuncionalización de la ruta 34.

Está claro, entonces, que deberá haber un cambio radical en lo que en materia de conducción se refiere. Todos los rafaelinos deberemos convencernos de que ya no se puede manejar en la ciudad como si fuera la Rafaela de hace 30 años, cuando el parque automotor era drásticamente menor.

Este cambio deberá darse lo más rápido posible. Pero queda claro que no puede ser inmediato, pese a los deseos de todos. Entonces, es necesario un mayor control porque, lo queramos o no, somos hijos del rigor.

Los datos estadísticos presentados hace algunos días al Concejo hablan a las claras de que lo hecho por Gendarmería hasta ahora no alcanza. A lo largo de los 10 primeros meses de 2010 (del 1 de enero al 31 de octubre) Gendarmería constató 4.280 infracciones -unas 15 diarias promedio-, las cuales fueron tramitadas en los Tribunales de Faltas de la Municipalidad. Cualquiera que transite frecuentemente el sector podrá observar mucho más que 15 infracciones.

Las propuestas de la Municipalidad (reducir la velocidad de la onda verde u obligar a los camiones a transitar sobre el carril de la derecha) son dos alternativas interesantes, pero de nada servirán si no hay una concientización de lo importante que es el respeto a las normas.

Como se afirma en el título de esta editorial, somos nosotros mismos el cambio que se requiere. Nosotros debemos enfrentarnos a la dura realidad de que somos tanto el problema como la solución al mismo.



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