Por REDACCION
Ahora que la pandemia del coronavirus ocupa el primer lugar de las preocupaciones de todas las agendas mundiales, una cuestión central como es el cambio climático pasó al menos momentáneamente a una suerte de segundo plano. Es que la primera amenaza a la vida humana ahora mismo a diferencia del segundo, que pondría las cosas más difíciles en el planeta en algunos pocos años si es que no modificamos las formas de hacer muchas de nuestras cosas. Con el confinamiento hogareño de más de la mitad de los habitantes del mundo como modo de prevención de la enfermedad que nos aterra en estos días, se pudo ver ciudades desiertas sin actividad alguna en sus calles. Sorprendió, entonces, ver a distintos animales salvajes pasear por esos pueblos fantasmas en cuarentena y explorar un "ecosistema" hecho por y para los humanos. Al mismo tiempo, se redujo sustancialmente la contaminación y el smog en grandes urbes del planeta y se aclararon las aguas de los canales de la emblemática Venecia en Italia por la falta de navegación de las lanchas y góndolas.
Más allá que el estado de situación de la vida en la tierra está cruzada por la pandemia, la preservación de la naturaleza y cómo armonizar la vida del hombre con el medio ambiente continúa siendo un desafío esencial para el presente y para el futuro. Hasta la fecha, la adopción por parte del sector privado de soluciones basadas en la naturaleza para la infraestructura resiliente al clima en América Latina y el Caribe ha sido limitada y no se está aprovechando todo su potencial es la principal conclusión de un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la consultora de resiliencia climática Acclimatise y el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación del PNUMA. Su objetivo es crear conciencia sobre la gama de beneficios que las soluciones basadas en la naturaleza traerían a la región.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza define las soluciones basadas en la naturaleza como “acciones para proteger, gestionar de forma sostenible, y restaurar los ecosistemas naturales o modificados, que abordan los desafíos sociales de manera efectiva y adaptativa, proporcionando simultáneamente beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad”. En términos más generales, “soluciones basadas en la naturaleza” es un concepto que se puede utilizar para describir enfoques alternativos y no tradicionales a los problemas ambientales, como inundaciones, escasez de agua o erosión del suelo, mediante el aprovechamiento del capital natural.
Si bien el método tradicional en el desarrollo de infraestructura es “gris” –lo que involucra estructuras construidas y artificiales–, las soluciones basadas en la naturaleza abarcan infraestructura natural, verde e integrada, la cual combina elementos de los tres tipos. En tal sentido, las soluciones basadas en la naturaleza se desvinculan de la construcción de diques, embalses, represas y sistemas de drenaje, por los cuales optaría un enfoque de infraestructura gris para ciertos riesgos climáticos.
En cambio, entre las soluciones basadas en la naturaleza se podría incluir restaurar y conservar los arrecifes de coral y los cinturones de manglares para mejorar la resiliencia a las inundaciones costeras y al aumento del nivel del mar, actuando como una primera línea de defensa para ayudar a disipar la energía de las olas; mejorar la vegetación para reducir los riesgos de deslizamientos de tierra; y crear áreas verdes permeables para ayudar a reponer las aguas subterráneas en regiones que enfrentan escasez de agua.
¿Por qué son importantes? Las soluciones basadas en la naturaleza abordan directamente una dependencia excesiva potencialmente insostenible en la infraestructura gris, que presenta un problema con dos aristas: depende del uso de recursos a menudo no reciclables y finitos, y suele ser temporal. A medida que los riesgos climáticos aumentan y se intensifican, las soluciones grises deberán mejorarse o reemplazarse. Las soluciones basadas en la naturaleza también requieren mantenimiento y, a veces, deben ser restauradas, pero no en la misma medida, por lo que pueden ser más versátiles que sus contrapartes grises.
De acuerdo al estudio del BID, al mantener y reestablecer los elementos naturales, los proyectos que integran soluciones basadas en la naturaleza ayudan a conservar el medio ambiente, crear hábitats para especies en peligro de extinción, reducir las emisiones de carbono y restaurar una belleza estética natural en las comunidades. Sin embargo, advierte que el capital natural no se ha incorporado sistemáticamente en la toma de decisiones y en la planificación. Además sostiene que los gobiernos no siempre reconocen las dependencias o la contribución económica del capital natural. Esto significa que los países están perdiendo un beneficio clave de las soluciones basadas en la naturaleza: su valor económico. Las soluciones basadas en la naturaleza tienen una mayor resiliencia al cambio climático que los enfoques grises, por lo que tienen menores costos de capital inicial y menores tarifas operativas y de mantenimiento.
Para el BID, se debe reconocer la multifuncionalidad de las soluciones basadas en la naturaleza y, solo entonces, el marco requerido comenzará a tomar forma.
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