Por REDACCION
A veces cuando avanzamos en un vehículo por las calles de la ciudad nos encontramos con un conductor que parece tomar excesivas precauciones y avanza a una velocidad que, consideramos, es lenta. Y cuando tenemos la oportunidad superamos su marcha, momento en el que comprobamos que se trata de una persona incluida en la categoría de adultos mayores que, entre casa, solemos decir "viejos", un término que según el contexto puede sonar como "cálido" (mi viejita querida cuando nos referimos a nuestra mamá) o también peyorativo (aquel viejo de...).
Nuestra reacción, en esas circunstancias, dependerá de nuestro estado de ánimo. Podemos comprender a ese conductor que circula a baja velocidad quizás proyectándonos en el tiempo y preguntándonos cómo llegaremos a esa edad avanzada. También se observan otras actitudes más crueles en la que propinamos una catarata de insultos a ese "abuelo" que conduce un auto tan a la defensiva.
Este ejemplo del tránsito es apenas uno en el que nos encontramos adultos mayores, ancianos, abuelos o "viejitos" desde una perspectiva positiva. Y nos introduce en un tema que por años ha sido tabú. De eso -de la vejez- no se habla. Y en esta Argentina donde nunca faltan crisis económicas que recortan las posibilidades económicas de las familias, cuidar un abuelo en casa puede ser un trastorno, una incomodidad. Porque los integrantes de ese núcleo familiar tienen ocupaciones laborales que impiden brindar una atención plena a ese adulto mayor. Y como la plata no alcanza se resuelve internarlo en un geriátrico que no cobre tan caro, que por tanto no ofrece un espacio con las mejores condiciones edilicias ni un servicio de calidad y que además se aprovecha de la falencia del Estado y sus organismos de control que no auditan en forma consistente su funcionamiento.
En este marco se entiende el porqué de la decisión de las Naciones Unidas de declarar al 15 de junio como Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez, una fecha para generar conciencia sobre la necesidad de desarrollar mecanismos de protección de nuestros ancianos. Y además para que todo el mundo exprese su oposición a los abusos y los sufrimientos infligidos a algunas de nuestras generaciones mayores.
Según la Resolución de la ONU de este año, entre 2015 y 2030, se prevé que en todos los países del mundo, habrá un aumento sustancial de población de personas mayores de 60 años. Este crecimiento será especialmente más rápido en las regiones en vías de desarrollo. Si hay un aumento de este sector de la población, se puede predecir que aumentarán también los casos de abusos de las personas de edad.
En este sentido, sostiene que a pesar de que es un tema tabú, el maltrato de las personas mayores ha comenzado a ganar una mayor visibilidad como problema en todo el mundo. Aun así, agrega, sigue siendo uno de los tipos de violencia menos tratados en los estudios que se llevan a cabo a nivel nacional y menos abordados en los planes de acción contra la violencia.
De acuerdo al organismo, el maltrato de las personas mayores es un problema social mundial que afecta a la salud y los derechos humanos de millones de personas mayores en todo el mundo y es, por tanto, un problema que requiere la atención debida por parte de la comunidad internacional. Las estadísticas señalan que alrededor de 1 de cada 6 personas mayores experimentaron alguna forma de abuso en el último año a la vez que advierten que las tasas de maltrato pueden ser mayores entre los ancianos residentes en instituciones que entre los que viven en su comunidad.
En relación a las secuelas que pueden provocar el maltrato de las personas mayores, hace referencia a graves lesiones físicas y consecuencias psicológicas prolongadas. El organismo prevé un aumento del problema por el envejecimiento de la población en muchos países: la población mundial de mayores de 60 años se duplicará con creces, de 900 millones en 2015 a unos 2000 millones en 2050.
El Estado, en todos sus niveles, y las organizaciones de la sociedad civil deben unir fuerzas y generar lazos de cooperación para evitar situaciones de abuso y maltrato a los ancianos. Un ejemplo es la donación dispuesta por el Departamento Ejecutivo Municipal de Rafaela, y avalada por el Concejo Municipal, de un terreno al Club de Leones para que construya un centro de día para adultos mayores.
Otro ejemplo es de los estudiantes de 5º año del Colegio Misericordia, que en marzo de este año visitaron a los abuelos del Hogar "Magdalena de Lorenzi" para compartir una merienda, canciones y anécdotas. Regalar el tiempo para compartir con los adultos mayores no tiene precio. Se trata de acciones positivas que jerarquizan a nuestros ancianos y que elevan su calidad de vida, tanto como la calidad moral de nuestra sociedad.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.