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Editorial Sábado 18 de Junio de 2011

Situación energética

En 1989 la Argentina había alcanzado el autoabastecimiento energético, el cual ahora fue resignado. De no buscarse soluciones adecuadas, la situación puede tornarse muy grave en el corto y mediano plazo.

Redacción

Por Redacción

Nuestro país ha dejado de autoabastecerse en materia energética desde hace tiempo, consecuencia de la falta de inversión del sector, lo cual ha llevado que a fines del presente año el nivel de importación de energía será mayor en unos 1.000 millones de dólares que la exportación, con lo cual se profundizará un desequilibrio que viene desde hace rato, sostenido por el buen ingreso de divisas que permite las ventas de agroalimentos al exterior.

En 2006 el saldo de la balanza comercial en materia energética era positivo en 5.500 millones de dólares, aunque se encontraba en una evidente pendiente desde hacía varios años, sin que se tomaran las previsiones pertinentes para remediarlo, con lo cual la tendencia se mantuvo hasta ahora, en que 2011 será fuertemente negativo, en la cantidad mencionada más arriba. Queda en clara evidencia la situación de deterioro del sector energético, que de ser superavitario pasa a transformarse en deficitario, una reversión que va contra toda la lógica de la economía. Es que, para tenerlo aún más claro, mientras las ventas al exterior crecieron a un ritmo del 10%, las compras lo hicieron al 34%, es decir, más de tres veces más. Lo cual, por otra parte, mantiene sintonía con la balanza comercial general, en la cual las importaciones tienen una vertiginosidad mucho mayor que las exportaciones, lo cual achica peligrosamente el superávit.

Para cualquier país el ser autosuficiente en materia energética es un sello de distinción y potencialidad muy apreciada, ya que resulta menos vulnerable frente a situaciones externas inesperadas que suelen producirse en el mercado mundial, incluso aquellas de carácter bélico. Y además, lo que es esencial, consolida sus finanzas pues no queda expuesto a los vaivenes de los precios que fija el mercado, que en el caso del petróleo por ejemplo, suele resultar muy poco transparente y sujeto a núcleos que definen sus valores de acuerdo a ciertas oscilaciones ajenas muchas veces a la oferta y la demanda. 

Desde que en la Argentina se descubrió el petróleo en el año 1907 hubo un gran objetivo que fue alcanzar el autoabastecimiento, alcanzando finalmente en 1989, merced a la combinación de factores políticos, institucionales y técnicos, pero ahora a fines de 2011, se resignará esta condición habida cuenta que, según lo estimado por un especialista como Jorge Lapeña, quien fue secretario de Energía de la nación, por primera vez en los últimos 22 años las importaciones demandarán mayor cantidad de recursos que las exportaciones.

En la Argentina de este tiempo, la producción nacional de petróleo y gas, los cuales representan el 90% del total de la energía consumida, viene decreciendo a razón del 2% anual, mientras que en cambio la demanda interna de hidrocarburos tiene un aumento sostenido a razón de 4,5% por año. Queda claro en consecuencia que la situación marcha directamente hacia un embudo con única salida, ya que  una vez que se agotan los saldos exportables el único reemplazo posible es con importaciones, las que tienen por lo tanto un ritmo creciente.

Hasta hace poco, aún sin demasiados fundamentos, se decía que la importación de energía era algo provisorio, pero queda visto que la metodología se instaló para quedarse y la agudización de la misma es cada vez mayor, ya que nunca el problema fue afrontado como una preocupación con la seriedad que realmente tiene. De tal modo se ha conformado una situación que puede tornarse explosiva en poco tiempo más, ya que una estimación de cantidades de compras al exterior de combustibles puede estar en los 25 millones de toneladas a fines de la presente década, lo cual significaría una erogación de 10.000 millones de dólares anuales.

Como se trata de un problema estructural, tendrá un impacto muy fuerte en todo el conjunto de la economía, incluso sosteniéndose el precio de los comodities, por lo cual en caso de producirse una merma en sus valores, la perspectiva argentina podría tornarse dramática, con fortísimo impacto en las finanzas.

El país se encuentra ante un problema cuya magnitud puede ir acrecentándose en el corto y mediano plazo, razón por la cual debe ser abordado con la trascendencia que tiene en la agenda gubernamental del período 2011-2015. Recuperar el autoabastecimiento perdido es fundamental para el futuro de la Argentina.

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