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Editorial Viernes 14 de Agosto de 2020

Sin dólares, al plazo fijo

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REDACCION

Por REDACCION

Si bien la crisis golpea a grandes sectores de la población argentina, que se traduce en un lógico aumento de la pobreza, la indigencia y la desigualdad, es cierto que hay familias que esquivan el mal momento o al menos sufren un impacto menor por lo que pueden continuar generando ahorros. Mientras a millones no les alcanza para llegar a fin de mes, a muy pocos les sobra mucho en tanto que a otras familias les sigue dando a favor la resta entre sus ingresos y sus gastos. La pregunta es qué hacer con esos excedentes monetarios en un país que tiene una inflación que pulveriza cualquier ahorrito, algo así como que hoy debajo del colchón es platita y mañana papel pintado (aquí no aplica el refrán 'más vale pájaro en mano que cien volando', es decir quedarse con los billetes es improductivo, es apostar a perder).

Por eso no extraña esta enfermiza compulsión de comprar dólares para atesorar que tenemos los argentinos, una especie de instituto de conservación de nuestro esfuerzo. Hay historias tristes de abuelos, tíos y padres que después de laburar una vida entera perdieron sus ahorros por una indexación, un corralito financiero o una confiscación de plazos fijos. En la Argentina hemos perdido la capacidad de asombro en el plano de la economía, se han hecho las cosas tan mal que permite fácilmente comprender la situación en la que se encuentra el país a pesar de un amplio reconocimiento sobre sus cualidades en materia de recursos naturales. 

Para los pequeños o medianos ahorristas no sobran las alternativas para destinar el dinero. Con el grifo del dólar prácticamente cerrado al que se escapan algunas gotas -se autoriza la compra de hasta 200 dólares al mes-, entonces es necesario evaluar opciones. La incertidumbre que la pandemia ha sembrado en todo el mundo impide planificar vacaciones, no hay nada seguro -se lo llevaron preso- y entonces se debe evaluar qué hacer con el dinero acumulado. Es buen momento para la compra de un auto porque la industria automotriz y las concesionarias, afectadas por la crisis, ofrecen muy buenos precios con tal de cerrar una operación que les signifique ingresos que necesitan tanto como una persona al oxígeno.

El sector inmobiliario constituye otra propuesta interesante, ya sea con la compra de un departamento o vivienda a modo de inversión. Un poco más modesto puede ser el objetivo de agrandar la casa propia o la realización de tareas de mantenimiento que se suelen postergar por esto o lo otro. Para quienes tienen industria, comercio o incluso campo la recomendación que el mercado les hace es comprar bienes o insumos para stockearse y así congelar los precios. 

Y entre las herramientas financieras para inversores conservadores que le escapan a eso de apostar a las acciones de la Bolsa de Valores, el plazo fijo siempre está, a veces con mayores tasas de interés y otras con menores que pierden la carrera contra la inflación. Pero a la vista del pequeño ahorrista es una suerte de 'peor es nada'. En esta coyuntura de crisis, se advierte que los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado superaron en los primeros días de agosto los $ 2 billones, un volumen inédito que refleja un aumento del 40% en los últimos cuatro meses, desde la implementación de medidas del Banco Central (BCRA) para garantizar rendimientos mínimos a los ahorristas. 

El crecimiento sostenido de estos depósitos comenzó a mediados de abril, cuando el BCRA determinó que los bancos debían pagar a los depositantes una tasa mínima en proporción a la tasa de política monetaria de las Letras de Liquidez (Leliq), que es del 38%. La última suba de intereses se aplicó a principios de este mes, cuando se fijó que la Tasa Nominal Anual que los bancos pagan por los depósitos de hasta $1 millón sea equivalente al 87% de las Leliq, lo que implicó una rentabilidad del 33% para esto depósitos. De todos modos, no cubre la inflación estimada que supera el 40% anual, por tanto es una tasa para proteger el poder adquisitivo del ahorro pero no para ganar plata. 

Para los analistas es lógico que haya aumento de los depósitos en un contexto de alta emisión monetaria. Los pesos tienen que ir a algún lado y, como no pueden ir al dólar por el cepo ni a gastos con tarjeta en el exterior porque no se puede viajar, terminan en un plazo fijo. La demanda para la compra del cupo de US$ 200 mostró un crecimiento exponencial en los últimos meses. De hecho, según datos del balance cambiario de junio, la cantidad de gente que compró hasta US$ 200 aumentó un 1.000% entre marzo y junio al trepar de unos 400 mil compradores a cerca de 4 millones en ese período. Con la ayuda del cepo al dólar, el plazo fijo da batalla. 






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