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Editorial Sábado 13 de Diciembre de 2014

Sin derechos humanos

El informe corre la cortina y descubre un mundo salvaje y sangriento que bordea los confines de la humanidad misma.

REDACCION

Por REDACCION

La revelación sobre las atrocidades cometidas por la Central de Inteligencia Americana (CIA) contra presuntos terroristas con el objetivo de arrancarles confesiones y obtener información calificada para desarticular organizaciones fundamentalistas o bien prevenir sus ataques contra objetivos occidentales conmocionó hasta los cimientos mismos del mundo civilizado. 

El reporte de la Comisión de Inteligencia del Senado, divulgado el martes, describe cómo los detenidos fueron torturados durante días en la oscuridad, colgados de las manos, privados del sueño, lanzados contra paredes, sumergidos en baños helados, acosados psicológicamente o alimentados a la fuerza vía rectal, lo que suscitó reacciones de indignación y escándalo en el mundo.

La decisión del inteligencia estadounidense de no respetar los derechos elementales de las personas se produjo poco tiempo después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, que se desplomaron luego de los atentados terroristas con el uso de grandes aviones de líneas. ¿Responsabilidades? Nada. George W. Bush fue informado en abril de 2006, cuando llevaba cuatro años como presidente de Estados Unidos, que detenidos habían sufrido torturas en prisiones secretas de la CIA, según la investigación del Senado.

El demoledor informe de 525 páginas, con numerosos párrafos cubiertos con tinta negra para ocultar información confidencial,es apenas un resumen de una versión de más de 6.000 páginas que se mantiene en secreto.

El informe corre la cortina y descubre un mundo cruel, salvaje y sangriento que bordea los confines de la humanidad misma. En ese submundo al que no le prestamos atención mientras nos enfocamos en nuestras rutinas se suceden imágenes que indignan de una guerra sin cuartel en la que no hay reglas. Un avión puede terminar su vuelo contra edificios habitados por ciudadanos civiles, como sucedió en Estados Unidos. Un drone -avión no tripulado- puede equivocar el objetivo y bombardear una fiesta de casamiento de ciudadanos cuyo único pecado es vivir en la zona caliente del globo, esto es los países árabes de Asia ricos en petróleo, un recurso estratégico para la geopolítica. 

Cuando en una película se producen escenas donde la tortura queda en primer plano, nos estremecemos al punto de bajar la mirada ante la imposibilidad de soportar la representación del sufrimiento de la víctima.

Pero la CIA tortura de verdad, sometiendo a sus prisioneros a tormentos que ponen a prueba el umbral del dolor de cada persona, reducida en esa situación humillante a la más mínima expresión como tal. Justo en un país en el que la libertad es sagrada y los derechos fundamentales defendidos a ultranza. 

La agencia de inteligencia estadounidense es desde hace décadas blanco recurrente de críticas por sus controvertidas operaciones. Pero a pesar de que la reputación del organismo, que a veces parece fuera de control porque en defensa de la libertad y del sistema de vida de los estadounidenses está dispuesta a atravesar todos los límites, la CIA seguirá siendo un organismo vital del espionaje y la recolección de información en todo el mundo. Siempre trabajando bajo ese axioma que la información es poder. 

La CIA ha realizado operaciones riesgosas bajo todas las presidencias estadounidenses desde su creación en 1947. Dispone de poderes únicos para espiar, chantajear e incluso matar a enemigos de Estados Unidos en el mundo. Sus misiones adquirieron aun más importancia tras el 11 de Septiembre, cuando la persecución de terroristas se convirtió en la piedra angular de la estrategia de Washington para impedir nuevos atentados como el de las Torres Gemelas.

El senador demócrata Mark Udall, crítico del rol de la agencia, señaló que el informe del Senado y una mayor transparencia ayudarán a Estados Unidos "a encontrar el equilibrio entre el secreto y los principios democráticos". 

De todos modos, y a pesar de que la demócrata Dianne Feinstein, presidenta de la comisión de Inteligencia del Senado, quien redactó el estremecedor reporte sobre la aplicación de un plan sistemático de torturas, describió las acciones de la CIA como una "mancha en nuestros valores y nuestra historia", la mayoría de los miembros del Congreso apoyan esas operaciones secretas porque las consideran esenciales para combatir a los enemigos de Occidente. Como el grupo Estado Islámico (EI) que creció en Siria e Irak y declaró unilateralmente un nuevo país.

A modo de defensa, la CIA insiste en que sus inhumanos interrogatorios permitieron extraer informaciones cruciales para, por ejemplo, permitir localizar a Osama bin Laden, asesinado durante un operativo en 2011. Pero es un enorme retroceso para la humanidad. El debate, por tanto, pone sobre la mesa la condición humana misma. 

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