Por REDACCION
Con el Domingo de Ramos que se celebra hoy y la culminación con el Domingo de Resurrección el próximo, el catolicismo estará viviendo la Semana Santa, el mayor acontecimiento del año, pues conmemora el Triduo Pascual, es decir, los momentos de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo.
Esta semana tan especial, estuvo precedida por la Cuaresma, que refiere al tiempo de preparación de 40 días con el que se recuerda el tiempo que pasó Jesucristo en el desierto, nos ofrece además el momento ideal para la oración y sobre todo la reflexión sobre Jesucristo, quien con su infinita misericordia, decidió tomar el lugar de los hombres y recibir el castigo para liberar a la humanidad del pecado. Siendo también la oportunidad que se nos ofrece, especialmente en época de tanta mezquindad y violencia, meditar sobre nuestras acciones y los cambios que son necesarios para acercarnos más a Dios y poder así cumplir con sus mandamientos.
Esta semana es cuando los católicos cumplen una diversidad de actos, como procesiones y la escenificación del drama de la muerte y pasión de Cristo, además de una oración intensa y plena que purifique acciones y pensamientos.
El Jueves Santo celebra la última cena de Jesús de Nazaret con sus discípulos, la institución de la Eucaristía, la orden sacerdotal y el lavatorio de pies. En este día, los católicos realizan la visita de los siete templos o iglesias, con el objetivo de agradecer a Dios el don de la Eucaristía y sacerdocio.
Durante el Viernes Santo se recuerda la pasión de Cristo y el momento de su crucifixión en el Calvario para salvar al hombre del pecado y darle la vida eterna. Ese día, los fieles del catolicismo guardan ayuno y abstinencia de carne como penitencia.
El Sábado Santo es el día que media entre la muerte y la resurrección de Jesús. Se lleva a cabo una vigilia pascual, en la cual se acostumbra bendecir el agua y encender las velas en señal de la Resurrección de Jesús, que acontece la madrugada del domingo.
Y así llegamos al Domingo de Resurrección, conocido también como Domingo de Pascua, conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día después de su crucifixión y su primera aparición ante sus discípulos. Es un día de suma alegría para los fieles y es interpretado como la esperanza de una nueva vida. Tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Angel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.
¿Será verdaderamente una Semana Santa para nuestra vida?, en especial en esta semana todo mundo tiene vacaciones, las cuales utilizan para ir con la familia a la playa, a ciudades o pueblos a visitar a sus familiares o para simplemente descansar en casa, otras personas utilizan esta semana para ir de fiesta con sus amigos y realizar acciones que no tienen nada que ver con la santidad que debería reflejar esta llamada “Semana Santa”. Lamentablemente, y como también sucede con fechas recordativas de acontecimientos patrios, se ha incorporado el turismo, el comercio y otros intereses, en momentos que deberían estar dedicados por completo a lo que realmente celebran, más aún y para las católicos, en el caso de esta Semana Santa que hoy da comienzo y que constituye la celebración más trascendente de todas.
¿Qué dice la Biblia sobre Semana Santa?: "No tengas otros dioses aparte de mí. No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto (...) (Exodo 20:3-5)". Cuando Dios dice que no debemos hacer ninguna imagen "ni de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra" nos está dejando claro que no es bueno que el hombre cree imágenes, ni de Dios, ni de los ángeles, ni de santos, ni de nada que el hombre encuentre en el cielo o en la tierra.
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