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Editorial Sábado 14 de Marzo de 2015

Revolución puertas adentro

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REDACCION

Por REDACCION

En la semana que se conmemora el Día Internacional de la Mujer fluyen y confluyen numerosos estudios en los que se analiza su situación en la vida cotidiana y si se han producido avances en pos de igualar los derechos al de los hombres. Si bien existe la sensación de que las mujeres se insertaron fuertemente al mercado laboral en las últimas décadas, lo cierto es que aún padecen cierta discriminación principalmente en lo que hace a las tareas asignadas y a la retribución. 

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas advirtió sobre un creciente retroceso que están sufriendo las libertades fundamentales de las mujeres en muchos lugares del mundo. El Grupo de Expertas sobre la Discriminación Contra las Mujeres alertó sobre el peligro de que se pierdan los avances logrados durante años de lucha por la igualdad. Además, el trabajo puso en evidencia que la participación política de las mujeres sigue siendo muy baja, dado que sólo representan el 20 por ciento de los parlamentarios del mundo, y un 17 por ciento de los jefes de Estado y de Gobierno.

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideró que al ritmo actual, sin una acción dirigida, la igualdad salarial entre sexos no se alcanzará hasta dentro de al menos 71 años al tiempo que denunció que las mujeres ganan de promedio un 77% de lo que cobran los hombres. 

En tanto, la Universidad Nacional del Litoral también dio a conocer un documento denominado "Una revolución puertas adentro" en el que sostiene que "la inserción de las mujeres en el ámbito público no es acompañada por una redistribución de las tareas domésticas, generando una sobrecarga en las que trabajan en el mercado laboral, y deja en las sombras el rol del ama de casa como agente económico".

En este marco de debate sobre el rol de la mujer, detalla que "limpiar, lavar y arreglar la ropa, preparar los alimentos, hacer las compras, hacer reparaciones y mantenimiento del hogar, cuidar de los chicos, enfermos o adultos mayores de la familia, ayudar en las tareas escolares; encabezan apenas una larga lista de acciones cotidianas, que no se reconocen como lo que en realidad son: trabajo". Asegura que "a nivel nacional, recién el año pasado se conocieron datos sobre la magnitud de ese trabajo no remunerado, al que según la encuesta del INDEC, las mujeres dedican seis horas y media al día, el doble que los varones".

Estos y otros datos, resultaron de "consultar a 26.464.831 personas de 18 años y más de edad residentes en hogares particulares de localidades de 2 mil o más habitantes de todo el territorio nacional". El estudio es representativo de una situación que con matices se repite en todo el país, y que arroja que el 88,9 por ciento de las mujeres realiza esas tareas no remuneradas, mientras que el promedio masculino es del 57,9 por ciento. 

Según Fernanda Pagura, docente, investigadora y extensionista de la Facultad de Ciencias Económicas, "el trabajo remunerado nos da autonomía económica de las mujeres y esa es la base de nuestra libertad" aunque "el problema es que caímos en una nueva trampa del patriarcado porque democratizamos el acceso al ámbito público, pero no se ha democratizado el doméstico por lo que las mujeres trabajamos hoy mucho más que lo que trabajaban las generaciones anteriores". 

De este modo, y más allá de que la encuesta del Indec y de otras investigaciones generan datos que dan visibilidad a la magnitud del trabajo no remunerado, Pagura cuestiona que "esas primeras estrategias de medición del uso del tiempo en el ámbito doméstico, si bien permiten visibilizar el trabajo, que hacemos casi el 90 por ciento de las mujeres, aún no se las lee como un aporte a la economía global". 

El trabajo de la UNL revela que un factor que incide en el aumento o disminución de esa inversión de tiempo es si la mujer tiene hijos o una pareja. "Paradójicamente podríamos pensar que cuando hay más de un adulto responsable en la familia, las horas de trabajo de cada uno son menos, pero resulta que las mujeres solas que son jefas de hogar con hijos trabajan menos que cuando tienen una pareja masculina", resalta el documento. En tal sentido, el informe saca a la luz que "las mujeres divorciadas ganan para ellas una hora y medio promedio en relación con las convivientes, mientras que entre los hombres divorciados aumenta la proporción de trabajo doméstico".

Desde esta perspectiva, considera que "el sostén de esta distribución de las tareas son fuertes mandatos sociales, roles establecidos que asignan a los varones el rol de proveedores del hogar, con una fuerte inserción en el ámbito público; mientras que las mujeres están referenciadas a las labores domésticas y de cuidado. En ambos casos, los estereotipos deberían ser puestos en cuestión".

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