Por REDACCION
De todos los indicadores económicos que se encuentran en franco retroceso este año, tal vez uno de los peores es el referido al consumo, que en el primer semestre experimentó un baja del 1,6% con todo el significado que ello constituye, prácticamente por partida doble. Es que mientras por un lado tenemos que la gente gasta menos, también debe considerarse que es mayor la cantidad de personas que participa del consumo, por lo tanto la caída tiene un doble sentido, y por lo tanto su impacto negativo es mucho más amplio que el porcentaje aludido.
Es que el consumo, tal como todos los demás elementos que conforman el universo económico, sufre las consecuencias de una inflación del 40% como es la calculada en este momento, que en primera instancia reduce el salario y por lo tanto el poder adquisitivo de la gente, en franco retroceso. Aunque además, al resto de quienes todavía no sufren estas consecuencias, igualmente se ven absorbidos por el clima negativo que existe y también quedan atrapados dentro de esta oleada de ser cuidadosos y selectivos en las compras. No gastar en exceso parece ser la consigna compartida de este tiempo, la cual quiérase o no, impacta desfavorablemente en el consumo, que fue uno de los motores del crecimiento económico de otros tiempos, y que ahora ha dejado de serlo.
La caída de las ventas es generalizada y de esa manera lo admite la propia CAME, una entidad con mucha cercanía al gobierno, aunque en realidad, más allá de estadísticas y apreciaciones de organizaciones o especialistas en el tema, en la gente impacta mucho más directo su propia sensación y lo que sucede en su propio presupuesto familiar. Es que allí no hay argumentos que valgan para direccionar opiniones, más que la propia realidad, que hoy abruma.
Si esto es preocupante pues describe un semestre complicado como el que hemos dejado atrás, la perspectiva para esta segunda parte del año que nos encontramos atravesando no sólo es igualmente de complicada sino que calificada como todavía peor, ya que el consumo seguirá cayendo y en porcentajes superiores. Algo que si obtiene coincidencias es que se advierten actitudes parecidas a la crisis de 2001 en cuanto al recorte de gastos, lo que se ha generalizado en todo el ámbito de la economía, incluso en aquellos que no tendrían necesidad de hacerlo, pero ingresan en una actitud de precaución en vista de la incertidumbre que existe para 2015, un año que al decir de la mayoría será especialmente duro en casi todos los aspectos.
Entre los factores que impactan en la baja del consumo, además de la inflación, se mencionan el estancamiento del empleo -donde las suspensiones son cosa de todos los días, los recortes de todo tipo e incluso habiendo comenzado los despidos-, la creciente caída de los salarios reales y su pérdida de poder adquisitivo -que durante el año alcanzaría al 9%-, junto a la ola de excepticismo generada por la falta de reacción del gobierno en cuanto a medidas que dispongan a la búsqueda de una salida que permita renovar el optimismo. Donde, por el contrario, se advierten acciones en sentido contrario, como el caso de la acelerada emisión monetaria que no hace otra cosa que incentivar la inflación, indicando claramente que en lugar de retraerse es muy probable que la inflación se expanda, habiendo quienes anticipan superar el 50% cuando se llegue a los meses finales del año.
De acuerdo con los análisis del período analizado, en el primer trimestre del año fue cuando se observó la baja más significativa del consumo, prácticamente en 2 puntos, afectando al 80% de los hogares, mientras que en el segundo se fue logrando cierta estabilización, volviendo a aparecer la tendencia a la baja en la parte inicial del tercer trimestre en curso, según se dice, consecuencia de toda la reyerta generada con el caso de los fondos buitre y con el impacto del alza del dólar, que hizo disparar muchos precios y generó además otra corriente de los ahorristas en procura de la defensa de su dinero.
Este es, sintéticamente, el panorama que se ofrece desde la visión del consumo interno, lo cual ha sido desde siempre un parámetro decisivo para el gobierno. Veremos qué intentará ahora para revertir esta tendencia.
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