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Editorial Domingo 7 de Abril de 2013

RECURSOS SE ESFUMAN Y OBRAS ESPERAN

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Roberto Actis

Por Roberto Actis

Estas brutales inundaciones sufridas por platenses y porteños, con el trágico saldo de 57 muertos, mueven a algunas reflexiones que, dadas las circunstancias, resultan poco menos que inevitables. Si el gasto público aumentó tanto en estos últimos tiempos ¿qué destino tuvo ese dinero? ¿Cómo puede ser que no se hayan hecho obras básicas como entubados y desagües? Es probable que no hubiesen alcanzado para evitar la tragedia en su total magnitud, pues lluvias de 400 milímetros en pocas horas son imprevisibles en cuanto su poder de destrucción, aunque habrá que ir preparándose para afrontarlo cada vez más seguido por estas fuertes alteraciones que viene teniendo el clima en todo el planeta, aunque seguramente los efectos hubiesen sido mucho menores. De igual modo la cantidad de muertos, quizás hubiese sido mínima de existir un plan de evacuaciones, de contarse con una preparación adecuada de asistencia, de actuarse con prevención y no con improvisación. Corriendo siempre detrás de los problemas, la función del gobernante justamente es lo contrario, es anticiparse.

Otro tanto pasó con la tragedia ferroviaria de Once hace algo más de un año, con 51 víctimas fatales. Tampoco allí se supo hacia donde se desviaba el dinero de subsidios, compra de material obsoleto y toda la serie de incongruencias que se dieron en torno del tema. Queda la sensación, triste por cierto, que pasarán todos los años de bonanza económica que permitieron crecer a cifras asiáticas y antes nunca vistas, pero sin embargo todo quedará como al comienzo, o probablemente peor.

El sistema de transporte público está a la vista, con consecuencias conocidas. Se sostiene artificialmente con subsidios, y así y todo con resultados pésimos. En energía eléctrica estamos tocando fondo, habiendo pasado del autoabastecimiento a una total dependencia externa, que este año de acuerdo con ciertos cálculos demandará 15.000 millones de dólares para importaciones. En cuanto a rutas se ha hecho poco y nada con relación a los recursos disponibles. Los rafaelinos lo sentimos en carne propia con la tantas veces prometida autovía para la ruta 34, que suma demora tras demora aún siendo una de las carreteras que baja a los puertos la producción de gran parte del norte argentino, pero que además es una verdadera trampa mortal para quienes la transitan. La cantidad de muertos y accidentes es espeluznante, lo vemos aquí en el breve tramo que atraviesa el departamento Castellanos.

¿Qué respuestas nos dan los gobernantes? Pues se pelean entre ellos para ver quien puede zafar su responsabilidad para echársela al otro, ofreciendo un espectáculo degradante y nefasto por donde se lo mire. La presidenta Cristina Fernández trata de asfixiar gestiones de quienes aspiran a la presidencia en 2015 como el gobernador Daniel Scioli y el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri, en tanto estos se debaten también en su propia incapacidad. Aunque la bandera en este desfile de irresponsabilidades la tomó lo más campante el intendente platense Pablo Bruera, quien publicó en su twiter que el martes por la noche estaba recorriendo centros de evacuados y llegó a incluir una foto falsa. En ese momento Bruera estaba todavía vacacionando en Brasil y llegó de regreso a Ezeiza el miércoles por la mañana. Ante escenario tal, quien paga las consecuencias es la gente, con pésimos servicios, desamparo y una manifiesta inestabilidad emocional consecuencia de una inseguridad alarmante, la cual algunos todavía tratan de vendernos el buzón de las estadísticas truchas o de las sensaciones.

¿Saben cuánto aumentó el gasto público desde 2007? Pues nada menos que el 495%, y para tener una idea aún más certera referiremos en qué medida lo hicieron algunos otros rubros, como el 254% del promedio de los salarios públicos y privados, 170% el dólar paralelo, 249% el precio de los alimentos y 281% la emisión monetaria. Ninguno ni siquiera se acerca a los gastos, que fueron casualmente una de las razones motorizadoras de la inflación, pues para sostener tamaño gasto público con la soja en retroceso no queda otra posibilidad que la emisión. Es decir, inflación pura, y más temprano o más tarde esto se paga, no hay otra manera. 

Se dice que este año el gasto público demandará 120.000 millones de pesos adicionales, pues no hay intención alguna de contenerlo sino todo lo contrario, continuar expandiéndolo, al menos hasta octubre. La Casa de la Moneda y la ex Ciccone -de la cual no logra zafar el vicepresidente Boudou- para colmo con tecnología que no logra adecuarse a las exigencias, es probable que deban trabajar triple turno en estos meses que restan hasta octubre. Un dato: el 90% del dinero circulante consiste en billetes de 100 pesos, prueba a la vista del deterioro de nuestra moneda, a razón de un tercio anual, al menos por ahora.

Eso en parte contribuye a sostener el consumo, que es lo que el gobierno pretende. Con el cepo cada vez más cerrado sobre el dólar, quien tiene algún sobrante de dinero se apresura a darle destino y sale a gastar. Claro, que quienes pueden hacerlo son cada vez menos. El 5,4% de la pobreza oficial es otra de las grandes truchadas de un relato que cada vez se puede sostener menos. Comenzar a admitir la realidad sería una buena decisión para el cambio y resolver los problemas en serio.

 

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