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Editorial Domingo 9 de Octubre de 2011

Protesta globalizada

Tal como aquí fueron los cacerolazos, Estados Unidos está viviendo una situación parecida contra su sistema financiero y Wall Street.

Redacción

Por Redacción

Que el mundo está cada más vez globalizado, puede comprobarse por muchísimos datos de la realidad. Uno de ellos por ejemplo, que las crisis hoy se extiende tanto a ricos como a pobres, y que a veces, como sucede en este tiempo, tienen mucha mayor profundidad en los países desarrollados que en los emergentes. Algo que, hace unos años, era realmente impensado. Pero además, no sólo está la esencia de los hechos, si no también las formas y metodologías que se trasladan hacia todos los ámbitos y se convierten en comunes. ¿Quién podría haber pensado en un cacerolazo en los Estados Unidos? Una protesta que pareció tener inspiración en aquellos tiempos del comienzo del siglo, cuando esa forma de protesta se hizo común en nuestro país. Parecía propia de "bananeros", pero hoy la protesta, el reclamo de la gente, es muy parecido en todo el mundo, sean países pobres como también los ricos y poderosos.

Aquí en la Argentina el receptor inicial del reclamo de las cacerolas fue el sistema bancario, con sus corralitos y otras transfugadas que terminaban por quedarse con el dinero de la gente, ante la permisividad del gobierno que incluso después encima terminó recompensando a los bancos. Aunque después esas mismas movilizaciones se unificaron en el "que se vayan todos", aunque luego no se haya ido absolutamente nadie.

El recuerdo viene al caso para compararlo con lo sucedido hace días nomás en Estados Unidos, donde hubo movilizaciones populares contra el sistema financiero, teniendo epicentro en Nueva York aunque rápidamente se extendió hacia otras grandes ciudades, un movimiento en evolución al que se lo denomina "los indignados", y según dicen también se vieron algunas cacerolas batientes, además de grandes cartelones y pancartas contra un sistema que, según denuncian, siempre resulta favorecido, sea quedándose con el dinero de la gente, o bien asistido desde el gobierno cuando sus propios negocios le van mal. Una historia simple, pero que parece aplicable a cualquier lugar del mundo.

Los manifestantes lograron trascender al cortar el puente de Brooklyn, en Nueva York, lo cual obligó a una rápida y muy fuerte intervención policial, que concluyó con refriegas y 700 personas detenidas. Como ven, una reacción también similar a las que ocurren en otros lugares del mundo. Es que cuando los gobiernos comienzan a meterle las manos en los bolsillos de la gente, cuando la impunidad prevalece y los privilegios son para pocos, las reacciones y las respuestas son parecidas en todos lados, para el caso no hay ricos, pobres, ni débiles o poderosos. Todos suelen padecer las mismas consecuencias.

El reclamo de los indignados es bajo el lema "Ocupen Wall Street", lo cual sirve para expresar su disconformidad y rechazo por la crisis, la desigualdad social y la avaricia de los más ricos, que cada vez se quedan con mayor taja de la riqueza que produce el país. Un dato estadístico da cuenta que un 10% de la población, es decir la clase más rica y poderosa de la sociedad, se queda con el 39% de toda la riqueza que se produce a lo largo del año en los Estados Unidos. Lo cual va agrandando cada vez más la brecha de la desigualdad, por lo cual reiteramos lo expresado al comienzo; hoy la globalización, sus efectos y consecuencias es algo fehacientemente comprobable, existiendo similitud de situaciones en todo el mundo, casi sin diferencias.

De acuerdo con analistas sociales y políticos de la potencia del Norte, estos actos que traslucen la creciente impaciencia de grupos que son cruciales para la reelección del presidente Barack Obama en los comicios de noviembre de 2012, en los cuales son mayoría los jóvenes, las minorías, los gremios y las mujeres. Una leyenda que ha circulado con insistencia por internet en estos días dice "que se escuche la voz del 99% del país y no la del 1% que sigue enriqueciéndose".

Esta protesta, que para los argentinos nos trae reminiscencias de los cacerolazos, vienen realizándose desde hace dos semanas, estando centralizadas contra el sistema financiero y las prácticas de Wall Street, y lo que antes parecía estar remitido a algunos pocos centenares de personas más perjudicadas por la crisis, ahora va ampliándose con nuevas incorporaciones, incluso de los gremios docentes y de transportistas, que fueron los primeros en adherir, pero con grandes chances que se incorporen otros sectores de parecida importancia.

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