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Editorial Martes 25 de Junio de 2019

Previsible, más desempleo

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REDACCION

Por REDACCION

La nueva medición sobre el mercado del trabajo en la Argentina que periódicamente realiza el INDEC reflejó un nuevo aumento de la cantidad del desempleo y también de la subocupación, una consecuencia directa de la crisis que desde hace un año atraviesa el país y de la que no se puede recuperar según muestran los distintos indicadores oficiales, ya sea sobre el uso de la capacidad industrial, el nivel de actividad económica o consumo. 

De acuerdo a los datos difundidos la semana pasada, el desempleo subió en el primer trimestre del año al 10,1% de la población activa, el indicador más alto desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri y el mayor en trece años, ya que hay unas 4,5 millones de personas con problemas laborales. Según el detalle, la desocupación creció un punto porcentual respecto de igual período del 2018 mientras que la subocupación alcanzó al 11,8% y registró una suba interanual del 2%, desde el 9,8% del primer trimestre del año pasado.

La actualización de los datos del mercado laboral muestran que hay 1.920.000 desocupados urbanos, 220.000 más que un año atrás. Y si se incluye la población rural, el desempleo golpea más de 2 millones de personas. También aumentó, aún más, la subocupación: pasó del 9,8% al 11,8%. Así, suman 2.250.000 personas que trabajan pocas horas, aunque están dispuestos a dedicar más tiempo, esto es 420.000 más que un año atrás.

A estas estadísticas del INDEC se le suma una lectura preocupante que se desprende de la encuesta del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre el panorama del empleo en la Argentina en el 2018. En tal sentido, si uno profundiza el foco ve que la situación es mucho más problemática: el 49,3 por ciento de la población activa se encuentra el sector micro-informal de la estructura productiva. Dentro de este grupo, el 81,7 por ciento tiene empleo de baja calidad, el 75,9 por ciento no posee aportes del sistema de seguridad social. En promedio, el salario es de 10.283 pesos mensuales. 

Ante semejante oscuridad, también alarma la falta de expectativas sobre una recuperación de la economía que se traduzca, luego, en la generación de empleo. Por ahora el Gobierno nacional, preocupado por el escenario electoral adverso para sus objetivos de lograr la reelección del Presidente, lanzó una serie de medidas (basadas en créditos para estimular el consumo, precios esenciales para moderar la inflación en productos básicos o descuentos en la compra de automóviles entre otras) que pueden mejorar temporalmente algunos rubros pero están lejos de formar parte de un modelo económico consistente pensado en la búsqueda de un crecimiento sostenido y distributivo. 

No sorprende, por tanto, que algunos expertos adviertan que la desocupación puede incrementarse todavía más. por caso el economista Martín Kalos, consideró que el país tiene un nivel de desempleo alarmantemente alto y sigue subiendo por lo que anticipó que este cuadro va a seguir empeorando, incluso si el Gobierno logra frenar la caída de la producción, porque el deterioro social se sostiene un tiempo más. Kalos sostuvo que el nivel de desempleo se inscribe en una etapa de precarización laboral, ya que en el último año se destruyeron 170 mil puestos de trabajo registrados, de calidad, y se crearon unos 140 mil puestos no registrados o cuentapropistas, lo cual habla de una precarización laboral muy fuerte.

Sin ser dramático, el economía tampoco fue optimista al señalar que el desempleo refleja no sólo a los que no tienen trabajo, sino los que lo tienen pero querrían otros, porque hoy un 27,6% de la población activa está insatisfecha con su

empleo. Por eso reiteró que si el país no crece, el panorama social y laboral es muy preocupante a futuro. Asimismo, puntualizó que los más afectados por esta situación son los jóvenes, los menores de 30 años porque según la medición del INDEC un cuarto de las mujeres jóvenes y un quinto de los hombres jóvenes que están buscando trabajo no lo consiguen.

Más allá de que el Gobierno nacional procura bajar el volumen de las alarmas que hace rato ya se encendieron, muy  pocos alcanzar a ver la luz al final del túnel. El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, admitió la preocupación del Gobierno por el aumento del desempleo, la más alta de la actual administración, y la adjudicó al impacto de la crisis del año pasado. 

Que Rosario, una ciudad con un fuerte cordón industrial, figure entre las ciudades con mayor desocupación del país refleja el impacto de la crisis. La economía se achica, no se consume y las industrias colapsan. 

A pesar de este deterioro del mercado laboral, en la ciudad de Rafaela ha podido resistir aún la crisis sin trasladarla al trabajo. Es decir, lo positivo es que no se destruyen tantos puestos de trabajo, pero no deja de ser cierto que no se crea nada nuevo. 






 

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