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Editorial Martes 10 de Diciembre de 2013

Práctica democrática

Este 10 de diciembre se cumplen 30 años de la asunción de las autoridades democráticas del país, elegidas en la elección del 30 de octubre.

REDACCION

Por REDACCION

La democracia en la Argentina, recuperada en primera instancia con las elecciones del 30 de octubre de 1983, tuvo su siguiente y definitivo afianzamiento el 10 de diciembre de ese mismo año, de lo cual justamente hoy se cumplen 30 años del histórico acontecimiento, con la asunción de las autoridades surgidas de la voluntad popular. 

Raúl Alfonsín y Víctor Martínez, presidente y vicepresidente de la Nación, representantes del partido Unión Cívica Radical, pero esencialmente convertidos en un símbolo de todos los argentinos, ya que se dejaba definitivamente atrás uno de los períodos más oscuros y truculentos de la historia argentina como había sido la dictadura militar.

En la provincia de Santa Fe en tanto, la asunción se produjo el domingo 11 de diciembre, siendo los representantes electos José María Vernet y Carlos Aurelio Martínez, gobernador y vice del Partido Justicialista. En igual fecha, se vivió en Rafaela la fiesta de asunción de las autoridades, cuyo elegido por la ciudadanía fue Rodolfo B. Muriel del Movimiento de Afirmación Vecinalista, en tanto asumieron también los ocho concejales elegidos: Agustín Giuliani -después fue electo presidente del Cuerpo-, Hugo Marzioni, Juan Carlos Grana y Carlos Grosso todos ellos del MAV; Julio César Fernández y Eddy de Perren del PJ;  Andrés López de la UCR; y Luis Negro del PDP. 

Los mencionados, fueron los nombres que deben ser recordados en este día por la asunción en sus correspondientes cargos, en los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal. Pero la celebración fue absolutamente de todos, pues tras la primera y determinante instancia electoral, ahora se culminaba con el ejercicio efectivo de la práctica democrática con los elegidos, comenzando a desempeñar las funciones correspondientes que la gente les había encomendado. Un camino que, con otros representantes, fue continuando durante los últimos 30 años, es cierto que con momentos de esplendor, y otros no tanto, pero siempre dentro de esta conformación de la que nunca se debió haber salido, pues permite, siempre por la voluntad popular, ir introduciendo las modificaciones y correcciones necesarias para que el sistema, vaya fortaleciéndose y ajustándose cada vez más, a los requerimientos de la gente, en definitiva, la única mandante.

Sin dudas, el hecho saliente fue la asunción de Alfonsín en la presidencia de la Nación, siendo el trigésimo tercer presidente constitucional. Una celebración que ganó las calles, se metió muy adentro en los argentinos, y tuvo amplísima repercusión en el mundo. Es que con el resurgimiento democrático argentino, también fue extendiéndose hacia otros países de la región, en una saludable oleada de democracia.

El jefe de Estado radical, encarnaba por entonces, en este ansiado retorno democrático, la figura que nucleaba todas las aspiraciones, que había fortalecido con el contenido del Preámbulo de la Constitución para cerrar cada uno de sus emotivos discursos. Había llegado a la presidencia con el respaldo del 52% de los votos del 30 de octubre, fecha que aquí en Rafaela, quedó plasmada con el homenaje de la designación de un barrio céntrico, siendo el centro de una colorida fiesta popular que se extendió hasta la madrugada. Por la mañana pronunció su mensaje a la Asamblea Legislativa, recibió los atributos del mando en la Casa de Gobierno y se dirigió escuetamente desde los balcones del Cabildo a la multitud reunida en la Plaza de Mayo; luego, durante la tarde de esa jornada saludó a las delegaciones extranjeras y ya al atardecer tuvo entrevistas con muchos de los presidentes que habían llegado a la Argentina para adherir al acto.

Alfonsín, que había recibido los atributos de mando del general Reynaldo Bignone -el último de los cuatro mandatarios de facto del negro proceso iniciado el 24 de marzo de 1976-, al hablar ante la multitud auguró lo cual denominó un período de "100 años de libertad, paz y democracia" .

Fueron esos dos días, el 10 y 11 de diciembre de hace tres décadas, jornadas inolvidables para los argentinos, pues al fin teníamos gobernando a los representantes elegidos, Alfonsín en la Nación, Vernet en la Provincia y Muriel en la Municipalidad. Esa fue la decisión de los rafaelinos.


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