Por las Malvinas

Se cumplen hoy 32 años del desembarco argentino en las islas del Atlántico sur, y como todos los 2 de abril se recuerda y destaca en homenajes a los soldados que participaron de aquella denominada guerra de Malvinas en 1982. Una lucha despareja en fuerzas, pero sostenida desde el sector argentino por los ideales y el amor de todo un pueblo que estuvo detrás de sus soldados, no así de sus jefes e ideólogos de una disputa bélica que nunca debió haber sido.

En realidad, el conflicto de la soberanía de las islas australes viene desde hace varios siglos, prácticamente desde su descubrimiento en el siglo XVII, en que Francia, España e Inglaterra se disputaron el dominio de esos territorios, aunque sin llegar a las armas, tomando finalmente posesión -aunque sin explotación de por medio- la corona española. Hasta que en 1820, encontrándose las islas Malvinas deshabitadas, desde el gobierno de Buenos Aires se envió una fragata para tomar posesión de las mismas, hasta que finalmente en 1833, una pequeña flota de naves inglesas llegó a las Malvinas, tomando posesión en nombre del Rey de Inglaterra, quedando desde entonces ese territorio bajo el absoluto control y dominio británico.

Dentro de ese marco de condiciones, con la Argentina reclamando persistentemente en todos los foros y organismos internacionales, que en la mayoría de los casos le dieron la razón, se llegó a 1982 cuando nuestro país andaba sumido en la oscuridad institucional, bajo un régimen militar que había actuado por esos años con ferocidad, sembrando la muerte y la violencia en todas sus manifestaciones. 

En los primeros días de abril, la dictadura militar lo tenía como presidente al general Leopoldo Galtieri, ante una instancia que se venía haciendo insostenible desde todo punto de vista, pues además de la alteración institucional, la supresión de derechos, la constante violación de la libertad de las personas y acciones sostenidas de violencia, se agudizaban día a día los problemas económicos y el empobrecimiento y decadencia de la Argentina se hacía cada vez más ostensible. 

Pergeñada como una acción poco menos que desesperada, la Junta Militar buscó encender el espíritu patriótico de la población y el apoyo de los diversos sectores sociales de la comunidad -que logró en buena medida, al menos al comienzo de las acciones, hasta que se fue conociendo la verdad- recuperando las islas Malvinas. De tal modo, se supuso, se quitaría el foco de atención de los gravísimos problemas sociales que golpeaban ese tiempo, además soportando la dictadura desde hacía varios años. El 2 de abril de 1982 entonces, amanecimos con la noticia que las Malvinas habían sido recuperadas tras un sorpresivo desembarco de efectivos del Ejército, izando la bandera celeste y blanco como demostración de soberanía recuperada. 

Casi una semana más tarde se produjo la reacción del gobierno inglés, por ese entonces a cargo de la premier Margaret Thatcher -la "dama de hierro"-, enviando hacia las islas una fuerza superior en número y con sofisticado equipamiento. Mientras seguía el avance que desencadenaría en una inevitable guerra, tanto las Naciones Unidas como algunas potencias como Estados Unidos y Francia, no sólo condenaron el accionar argentino, sino que no realizaron ninguna clase de intervención para evitar el conflicto. 

Tanto en el mar como en la tierra y el cielo comenzó una cruenta batalla entre argentinos y británicos, y aún ante la superioridad de los europeos nuestro soldados dieron una demostración de valor y sacrificio en defensa de la soberanía.

La disputa se prolongó casi dos meses, hasta el 14 de junio, cuando llegó la rendición argentina, lo cual significó además señalar el final de la dictadura militar. Así fue que en 1983 la Junta Militar entregó la dirección del país, con elecciones democráticas tras 7 años de dictadura, accediendo a la presidencia Raúl Alfonsín.

Han pasado 32 años y todo continúa vivo en la memoria, y hoy, como siempre, serán homenajeados todos aquellos que participaron de la gesta de Malvinas. Quienes están más allá de los errores políticos y militares, pues la férrea decisión de luchar incluso ofrendando sus vidas, está por sobre todo lo demás.

A todos esos veteranos hoy recordamos y destacamos, pues se ganaron un lugar en la historia.