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Editorial Sábado 16 de Abril de 2011

Pirámide salarial

La desigualdad continúa prevaleciendo en la distribución salarial, pues mientras el 50% de menores ingresos reparte 23,6% del total de ingresos, la otra mitad se queda con 76,4%

Redacción

Por Redacción

En la Argentina de este momento hay 15.374.000 personas que trabajan con relación de dependencia, es decir, son empleados, o bien por cuenta propia o incluso como patrones. La cierto es que la mitad de ellos, y de acuerdo con las estadísticas del INDEC, gana menos de 2.000 pesos mensuales, siendo apenas el 20% del total mencionado al comienzo el que tiene ingresos superiores a los 3.500 pesos. Siendo otro de los datos sensibles del informe de la Encuesta Permanente de Hogares, con datos del último trimestre de 2010, que la mitad de las familias del país disponen de ingresos totales -sumados los de todos sus miembros- inferiores a 3.500 pesos.

Este informe, desmenuzado por el periodista Ismael Bermúdez, es una verdadera radiografía de los ingresos de los argentinos, el cual en realidad se encuentra bastante lejos de lo que dicen voceros oficiales. Es que el promedio de ingresos de quienes trabajan en la Argentina de hoy, es de 2.488 pesos mensuales, debiéndose además añadir que hay 1.163.000 desocupados, que bien no tienen ninguna clase de ingresos, en tanto que una reducida cantidad de ellos recibe el subsidio por desempleo consistente en 400 pesos.

Mientras el promedio de ingreso de todas las familias relevadas en la Encuesta de Hogares era de 4.345 pesos en el cuarto trimestre del año pasado, pero en cambio de ese total de familias, considerando la totalidad de ingresos, tenemos que el 50% de las mimas debe vivir con 3.350 pesos mensuales.

Pero cuando se va bajando en la pirámide de ingresos, tomados los mismos por niveles de ocupación, entonces aparece que de los más de 15 millones de ocupados, el 40% de ellos gana menos de 1.800 pesos mensuales, que es el valor aproximado del salario mínimo, vital y móvil, el actual está establecido en 1.840 pesos.

Pero otro de los factores esenciales, es que un tercio del total de trabajadores del país, se encuentra en negro, es decir, sin regularizar, quienes por lo tanto tienen ingresos un 30% menores que los regularmente inscriptos, careciendo además de otros beneficios laborales y sociales.

Llegando ya a la parte inferior de la pirámide salarial, los ingresos son generalmente bajos por las jornadas acotadas de trabajo, que oscilan entre 22 y 33 horas semanales, aunque la mayoría de quienes se incluyen dentro de este segmento se encuentran dispuestos a trabajar más horas. Dentro de esta franja se encuentra incluida una mayor cantidad de mujeres, ya que allí está incorporado el personal de servicio doméstico, que trabaja por horas y por lo tanto con limitaciones en su extensión laboral. Si bien además, cabe sumar dentro de este segmento a changarines, vendedores ambulantes y cuentapropistas.

De este modo, y aún con el crecimiento que viene teniendo la economía desde hace varios años, con la única interrupción entre 2008-09 como consecuencia de la crisis financiera internacional que amesetó la actividad local, los ingresos de la mayor parte de los trabajadores con salarios fijos, e incluso los de cuenta propia, siguen siendo bajos. Es decir, se afianza allí el reclamo generalizado respecto a la redistribución de la riqueza, que no ha tenido un correlato con la expansión económica, aun cuando ha sido una de las banderas enarboladas desde el Gobierno nacional.

Avanzando en este desgranamiento de la escala salarial, digamos que por sobre los 5.000 pesos mensuales solamente se encuentra el 10% de los trabajadores con relación de dependencia, es decir, solamente 1,5 millón de personas. Quienes además, conviene destacarlo, en 2010 estuvieron alcanzados por el impuesto a las ganancias, el cual fue ahora incrementado un 20% en su tope, aunque continuará afectando a igual cantidad de trabajadores, o aún más, considerando que todos los incrementos salariales que se vienen acordando en paritarias están por sobre ese techo.

La totalidad de los ingresos que se distribuyen en el mundo del trabajo, tal como se sostiene más arriba, sigue siendo muy desigual, ya que el 50% de los trabajadores con más bajos ingresos se reparte el 23,6% del total, mientras que la otra mitad en cambio distribuye en sus ingresos nada menos que 76,4%, más de tres veces más, con lo cual y con este simple dato, queda claramente expuesta la situación. Y mucho más desequilibrada es este mapa salarial cuando se aborda desde el agrupamiento de ingresos en forma conjunta del grupo familiar, pues las más pobres reparten 22,3%, en tanto la otra mitad se queda con el 77,7 por ciento.

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