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Editorial Viernes 25 de Febrero de 2011

Pasaron 37 años

Después de 37 años de iniciada la construcciòn de la represa Yacyretá, la misma será inaugurada este viernes, con la presencia de los presidentes Cristina Kirchner y Fernando Lugo.

Redacción

Por Redacción


¡Pasaron 37 años!

Luego de nada menos que 37 años de trabajos, lo que llegó a llamarse "el monumento a la corrupción", este viernes será oficialmente inaugurada  -aunque esta misma Presidenta de la Nación ya la había inaugurado por primera vez en 2007- la colosal represa de Yacyretá, objeto de un sinnúmero de marchas y contramarchas, de idas y venidas, de miles de denuncias que fueron sumándose y que la transformaron en algo así  -por el lapso transcurrido- como la construcción de algunas de aquellas obras de la antigüedad, cuando por las limitaciones que imponían los métodos rudimentarios y sin el respaldo de la tecnología, se demoraba muchas décadas -cuando no siglos en algunos casos determinados- para la conclusión de algunas joyas arquitectónicas, como el caso de las pirámides de Egipto, por nombrar un ejemplo bien preciso.

El caso de Yacyretá ha sido parecido. Cuatro décadas de un andar incierto, pero que llegaron a su fin, y que este viernes tendrá la inauguración oficial. En realidad, la obra se terminó hace unos días, el 12 de este mes de febrero, oportunidad en que se alcanzó el llenado de la cota de 83 metros de altura sobre el nivel del mar, que es su nivel máximo de diseño.

De tal manera, y habiéndose alcanzado el tope previsto, se permitirá el total aprovechamiento de los 3.100 megavatios de potencia instalada en la central, pudiéndose producir de tal manera el 60% de la generación hidroeléctrica de la Argentina, lo cual explica un 22% del total de la electricidad consumida, y a la vez atender una cantidad similar de la demanda de Paraguay, el otro socio de la megaobra.

Este agregado de cota 76 a 83, que se cumplimentó en los últimos 5 años, identificado como el Plan de Terminación de Yacyretá,  posibilita a la represa una producción adicional de 8.000 gigavatios hora-año de energía que se entrega al sistema, constituyendo un agregado de 1.600 megavatios de potencia.

Durante estos 37 años, la obra de Yacyretá demandó tantos aportes millonarios en dólares, que se llegó a conocerla como "el barril sin fondo", ya que era algo inacabable, pues siempre demandaba más y más dinero, parte del cual -según las muchísimas denuncias- iba parte para cemento y otro tanto para desconocidos destinos.

El nombre es debido al de la isla donde se encuentra instalada, sobre el río Paraná, unos dos kilómetros aguas abajo de los rápidos de Apipé, y unos 80 kilómetros al oeste de las ciudades paraguaya de Encarnación y argentina de Posadas. La traducción en guaraní puede ser tanto "lugar de aguas difíciles" o bien "la isla donde brilla la luna", aunque dadas las circunstancias que envolvieron a esta obra, se ajusta mucho más a la primera de las denominaciones.

Retrocediendo en el tiempo, y haciendo un poco de historia, digamos que los orígenes comenzaron en 1958 cuando los gobiernos de ambos países firmaron un convenio para realizar estudios conjuntos tendientes a obtener energía del río Paraná, a la altura de las islas Yacyretá y de Apipé, como así también para mejorar las condiciones de navegabilidad del río.

Ya en 1973, y consecuencia de la grave crisis petrolera de entonces, induciendo a que había que ir pensando en contar con nuevas alternativas energéticas, fue cobrando cuerpo la idea de la represa binacional, cuyo convenio se concretó finalmente el 3 de diciembre de 1973, firmándose en Asunción el Tratado de Yacyretá, aunque en realidad todo no fue más allá de intenciones y papeles, ya que la obra recién dio comienzo diez años después, en 1983, aunque desde entonces se produjeron numerosas interrupciones, e incluso en determinado momento hubo intentos de su privatización, cuando siendo presidente Carlos Menem en 1990, llevó adelante esa iniciativa, aunque frente al fracaso llevó al mismo jefe de Estado a calificar esa obra como "monumento a la corrupción" con lo cual buscaba justificar la paralización de la ejecución de los trabajos. Esa interrupción originó demandas de parte de las empresas constructoras, las que de más está decirlo fueron ganadas casi todas, por millonarias cifras en dólares.

Así llegamos a 2004 en que si bien la obra estaba avanzada en su ejecución y había tenido el montaje de 20 turbinas, el resto había quedado paralizado, resolviéndose desde el gobierno de Néstor Kirchner la reanudación completa de los trabajos, que concluyeron el 12 de este mes y que hoy tendrá la inauguración oficial.

Si bien la represa venía operando a cota 76 desde hacía una década, recién ahora completó su diseño original de cota 83. Es decir, recién ahora puede decirse que quedó absolutamente concluida.


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