Por REDACCION
"El Concejo Superior de la Universidad Tecnológica Nacional decidió otorgarle el máximo reconocimiento universitario al constructor Oreste Berta por los logros en la industria metalmecánica y automotriz.
"La distinción será entregada por el rector de la esa casa de altos estudios, Héctor Aiassa, en el marco de la quinta edición del Vincular Córdoba 2019 que se realizará el 21 de marzo a las 09:30 en el Auditorio de la Universidad.
"Cabe mencionar que Oreste Berta es un famoso proyectista, emprendedor, desarrollista y constructor integral de Motores y Automóviles de Competición reconocido mundialmente. Entre sus grandes logros se destacan los alcanzados en la industria automotriz contribuyendo al progreso social, científico y cultural".
El texto entrecomillado fue difundido por la propia Universidad Tecnológica Nacional y replicado por diferentes medios de información.
Como rafaelinos, debemos sentirnos orgullosos por ese reconocimiento, que no es el primero que recibirá Oreste Berta, un hombre nacido en esta ciudad y radicado desde hace muchos años en Alta Gracia.
Justamente, por haberse afincado en esa población cordobesa, en el mundo del deporte motor es identificado como el "Mago de Alta Gracia". Nada que reprochar, porque su actividad la desarrolló en ese lugar serrano.
Oreste, luego de cursar sus estudios primarios y secundarios, en este caso hasta poco antes de finalizar el ciclo, en Rafaela, concretó su primer traslado a San Francisco, para después recalar en Alta Gracia.
Su inagotable capacidad, que se vislumbraba desde su juventud, vivida en esta ciudad, le permitiría adquirir una relevancia que no sorprendió a quienes lo vieron dar sus primeros pasos en la mecánica y en el diseño.
Fue un adelantado, cuando desde la sede de la entonces Industrias Kaiser Argentina, en la población cordobesa de Santa Isabel, se puso al frente del proyecto Torino, que en 1967 revolucionó al Turismo Carretera, a partir del debut que concretó el equipo oficial de la marca en la "Vuelta de San Pedro", con la legendaria CGT integrada por Copello, Gradassi y Ternengo.
Fue tan aplastante el dominio del bien llamado "Gran Auto Argentino" en esa época, que las históricas cupecitas empezaron a transitar gradualmente el camino del adiós.
Berta, poco conocido hasta ese momento, primero sorprendió y poco después comenzó a ganarse el respeto de quienes frecuentaban los escenarios que visitaba el emblemático TC.
La irrupción de las máquinas de nueva generación, que llevaban el sello de Oreste, provocaron un cimbronazo impensado. El primer golpe de efecto respondió a las expectativas de un verdadero genio.
El mismísimo Juan Manuel Fangio, sin duda el más grande piloto argentino y uno de los mejores en la historia del automovilismo mundial, fue uno de los tantos que expresó su admiración por la capacidad innovadora de Berta.
Juntos, en el año 1969, decidieron asumir un desafío que le otorgaría a Torino una proyección internacional que hizo realidad sus sueños y de todos los integrantes de la "Misión Argentina".
En esa oportunidad, las máquinas nacidas en tierra cordobesa y los pilotos que fueron convocados por los responsables que llevó a un equipo íntegramente argentino a competir en las "84 Horas de Nürburgring", sorprendieron al mundo.
Poco más de dos años transcurrieron entre el debut en el TC y la participación en el demandante "Infierno Verde" de Alemania. El tiempo suficiente para instalar a Oreste, definitivamente, en un lugar solo reservado para los consagrados.
Los éxitos, en el plano nacional, se sucedieron. Sus autos, tanto en el Turismo Carretera, como en la Mecánica Argentina Fórmula 1 y en Sport Prototipos, lideraron todas las estadísticas durante varios años.
"La Fortaleza", su propia empresa en Alta Gracia, se ha convertido en una especie de santuario para los fanáticos, que observan cómo resalta, en su ingreso, el nombre Oreste Berta S.A.
Sus contemporáneos, en esta ciudad, lo recuerdan por marcar tendencias en aquellos tiempos de purretes con los autitos de suspensión y también en la preparación de los "cucciolos", una suerte de bicicletas con motor.
Hoy, a los 80 años, ya retirado de la empresa familiar, que está a cargo de sus hijos, Oreste no deja de ser consultado en temas relacionados con el avance tecnológico, por los conocimientos que lo siguen distinguiendo.
Su asesoramiento sigue estando presente en dos temas que tan esenciales como la tecnología aplicada al sector de las automotrices como a los vehículos de competición.
No hace falta agregar demasiado sobre una trayectoria que lo llevó a estar en los umbrales de la Fórmula 1 con un producto surgido de su imaginación. Como sucede, con demasiada frecuencia en nuestro país, por razones presupuestarias, no pudo concretarse aquel proyecto.
Un emprendimiento que tenía un valioso antecedente como para que Oreste se ilusione, después de haberle mojado la oreja a los prestigios modelos de las afamadas casas europeas cuando el Sport Prototipo corrió en Argentina.
Oreste Berta. Simplemente, un orgullo de Rafaela.
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