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Editorial Miércoles 29 de Junio de 2011

Océanos en peligro

EDITORIAL

Redacción

Por Redacción

El futuro ecológico del planeta en todo su conjunto es realmente comprometido, bien podría decirse que vamos de mal en peor, dicho de esa manera, sin que haya tremendismos ni exageraciones en su entorno, no buscando generar pánico, sino todo lo contrario, crear verdadera concientización respecto a la gravedad de la situación, tanto en lo que ya nos está directamente afectando, como aquellos pronósticos que se hacen sobre otros temas que hasta hace poco nos eran desconocidos.

Sabemos del recalentamiento global y sus graves consecuencias, con el deshielo de los dos casquetes polares y todo lo que ello trae como arrastre, con fuertes modificaciones climáticas que provocan fenómenos hasta hace poco desconocidos. Conocemos del negativo efecto de la desertización, consecuencia de la aniquilación de bosques a mansalva. Estamos al tanto del gran cambio que viene teniendo el clima en grandes regiones del mundo, y de la desaparición de miles de especies de fauna y flora. De la altísima contaminación de los cursos de agua, aniquilando un recurso que es esencial para la vida. En fin, todo un conjunto sobre el cual se refieren apenas los trazos más gruesos, ya que se podrían añadir innumerables de otros hechos negativos y degradantes para el futuro, pero que no son todos ni mucho menos.

Vamos a dejar constancia en esta ocasión de un diagnóstico realmente grave, ya que ni siquiera los océanos se salvan de esta afectación que se extiende por sobre todo el globo terráqueo. Es que de acuerdo con las conclusiones de un calificado grupo de investigadores que se concentraron en la Universidad de Oxford  (Gran Bretaña), abordaron consecuencias que impactan en todos los ámbitos, debido a la actividad del hombre.

Se trata de algo que nunca ocurrió en la tierra en al menos los últimos 55 millones de años, abordándose los cambios en los parámetros químicos de los océanos, debido al impacto de la contaminación global o local, la pesca excesiva, como así también el excesivo aumento de la temperatura en las aguas de la superficie.

El informe, que advierte sobre consecuencias imprevisibles en los océanos, da cuenta que entre los años 2020 y 2050 se puede llegar a producir un desmoronamiento de los ecosistemas marinos a gran escala. Lo cual se producirá en virtud que las aguas de la superficie de los océanos absorben importante parte de las emisiones antrópicas de dióxido de carbono, lo cual lleva a la acidificación. Lo preocupante es la aceleración que viene teniendo este fenómeno, con un ritmo como jamás había ocurrido antes, debiéndose remontar en materia de antecedentes a 55 millones de años atrás, cuando se produjo una extinción masiva. Ahora puede volver a repetirse, quedando bien claro el nivel de destrucción y afectación generalizada de todo el planeta que está provocando la acción del hombre.

Pero esto no es todo, pues existen otras razones de efectos mucho más rápidos, como por ejemplo lo ocurrido en 1998, al producirse la destrucción del 16 por ciento del total de los corales tropicales del mundo, los cuales son un reservorio crucial de la biodiversidad marina. Un episodio que, de acuerdo con ciertas coincidencias aunque no absolutas, habría sido provocado por una fuerte anomalía en las temperaturas del agua, llevando al blanqueamiento de los corales.

Los grandes cambios fisicoquímicos de los océanos se ven agravados por el hecho que la resiliencia de los ecosistemas marinos se encuentra alterada muy fuertemente por la pesca excesiva y la contaminación global de los mares. Para tener una idea mucho más acabada respecto a la situación actual por la pesca indiscriminada, digamos que determinadas reservas de peces han sido reducidas en un 90%, mientras que a nivel general el 63% de las reservas se encuentran sobreexplotadas o reducidas en forma muy grave.

Sobre la contaminación, en una ampliación del informe, se destaca que los plásticos y los retardadores químicos de llamas se instalaron firmemente hasta en las zonas polares, en donde los biólogos los encuentran en los órganos de los animales de esas regiones, aún tan alejadas de toda actividad industrial.

Todo mal en realidad, aunque como corresponde, además del negativo diagnóstico, el trabajo de la Universidad de Oxford del cual fueron responsables especialistas de diversas parte del mundo, también formula recomendaciones clave para tratar de revertir esta situación, como por ejemplo la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, reducción de muestras de los peces más frágiles, reglamentación estricta de las actividades en alta mar y drástica reducción del vertido de residuos químicos en los océanos.

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