Por REDACCION
Cada vez con mayor frecuencia se reiteran las escenas en la cual los niños o niñas asumen, sin quererlo, el costo de la crisis de un matrimonio o de la separación de sus padres, lo que debe llamar la atención de la sociedad y de las instituciones. La violencia contra hijos indefensos esregistrada, en la mayoría de los casos, puertas adentro de un hogar y por tanto no trasciende hacia afuera, lo que dificulta visibilizar el problema y tomar, por tanto, las acciones necesarias para evitar que se vuelvan a producir.
La Defensoría General de la Nación reveló en un informe divulgado a principios de año que la mayoría de las personas que denunciaron a sus parejas por violencia de género ante ese organismo el año pasado, afirmaron que tras la separación se incrementaron las agresiones y que en tres de cada diez casos los denunciados no cumplen con las restricciones impuestas por la Justicia. "En el 86,23 % de las situaciones, las denunciantes no conviven con los agresores sin embargo, el 80% de las consultantes manifestó que había convivido con el denunciado, y dos de cada tres de ellas afirmaron que tras la separación se incrementó la violencia", advierte el documento.
Las conclusiones del reporte están en línea con la sensación dominante en los últimos años: "El momento de la ruptura (de una relación de pareja) incrementa las situaciones de violencia". En este sentido, la ley de protección integral contra la Violencia de Género contempla la necesidad de elaborar un informe interdisciplinario que evalúe los daños sufridos por la mujer y la situación de riesgo. No obstante, el relevamiento de la Defensoría estableció que "esos informes se producen sólo en un quinto de los casos".
De esta forma, las fallas del sistema quedan en evidencia absoluta sin que por ahora nadie reaccione con la suficiente firmeza para mejorar la aplicación de la legislación vigente y sus resultados. Cuando se suceden situaciones de violencia de género y las denuncias correspondientes, la ley prevé que el juez llame a una audiencia de ambas partes para decidir las medidas de restricción a adoptar. "En casi dos tercios de los expedientes tramitados, dichas audiencias no fueron convocadas o celebradas" destacó la Defensoría General de la Nación.
El documento consignó que una vez fijada la restricción por el Juzgado tres de cada diez mujeres asistidas por la Defensoría indicaron que los denunciados incumplieron esas limitaciones, como por ejemplo acercarse a la víctima. Además, se destaca que la totalidad de las asistidas "se identificó con identidad de género femenina, mientras casi la mayoría de los denunciados son varones".
Otro dato de importancia que se desprende de este documento de la Defensoría es que "la persona indicada como agresora fue la pareja o ex pareja de la denunciante, en nueve de cada diez casos y en la enorme mayoría de los casos "las asistidas tienen hijos/as en común con el denunciado". Con respecto a las formas en las que se presentan las agresiones, explica que "una enorme mayoría de los casos involucran situaciones de violencia psicológica y física, mientras que una de cada tres asistidas manifestó haber sufrido violencia sexual".
En este marco de análisis, la Defensoría subrayó que es habitual que el maltrato "alcance a los/as hijos/as de las denunciantes, mientras que la mitad de las asistidas manifestó que sus hijos/as sufrían violencia directa, y ocho de cada diez afirmó que presenciaban la violencia dirigida contra ellas".
¿Qué lleva a un padre golpear a su hijo como represalia por una situación que le disgusta en el marco de su relación con su ex pareja y madre del niño? Un impulso fuera de control y la ira que deben detectarse a tiempo para evitar episodios de los que no se pueden volver.
Como el que sucedió esta semana en la ciudad entrerriana de Concordia cuando un padre le advirtió por teléfono a su ex mujer: "No vas a ver más a tus hijos" en referencia a los mellizos de 7 años que transportaba en ese momento en el vehículo que conducía. Instantes después dirigió el auto contra un camión, en un choque que le costó la vida a uno de sus hijos y dejó al otro con heridas graves, mientras él sufrió heridas que no son mortales.
El Papa Francisco dijo el pasado 8 de abril, en la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro en el Vaticano, que "los niños pagan también el precio de uniones inmaduras y de separaciones irresponsables: son las primeras víctimas". Tras advertir que "con los niños no se juega", pidió que "nunca más tengan que sufrir los niños la violencia y la prepotencia de los mayores".
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