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Editorial Domingo 19 de Agosto de 2018

Niñez y pobreza estructural

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REDACCION

Por REDACCION

A pesar de la enorme riqueza de la Argentina en materia de recursos naturales, pasa el tiempo sin que el país logre iniciar el camino de un crecimiento sostenido, sustentable y con equidad para todos sus habitantes, esto es que los frutos del progreso beneficie a todos para dejar de lado de una buena vez por todas la marginación, la pobreza y, en algunos casos, hasta el hambre. 

El funcionamiento de innumerables copas de leche y comedores comunitarios en pueblos y ciudades argentinas, inclusive en la progresista Rafaela, es una respuesta de la sociedad civil a las necesidades insatisfechas principalmente de los niños, el sector más vulnerable porque depende de otros para lograr su alimento diario y de vivir en condiciones dignas. 

En este país de la desigualdad, si nada cambia, está garantizada la continuidad de ese modelo de falta de oportunidades reales para miles de chicos que se debaten diariamente contra la pobreza. Así, ese contraste doloroso al borde de lo intolerable que vemos desde siempre -quizás nos acostumbramos y hasta nos resignamos...- entre niños que viven en viviendas con todo el confort posible, desde agua caliente para bañarse o un buen desayuno (la heladera siempre tiene cosas para comer al igual que la alacena) hasta calefactores o equipos de aire que acondicionan la temperatura interior y lo ponen a resguardo de los rigores del clima-, y chicos que no tienen más que una casa precaria donde una óptima calidad de vida no es posible. 

Es cierto que tener resueltas las cuestiones materiales no aseguran la felicidad de un niño. El amor y el afecto de una familia y de un entorno social son esenciales, tal como el acceso a la educación y a la salud, derechos básicos para disfrutar de una niñez feliz. 

Hoy se celebra en la Argentina el Día del Niño por lo que muchas familias se instalaron en las jugueterías para gastar lo que pueden para satisfacer materialmente a sus pequeños. "En un escenario de dificultades económicas para la mayoría de la población, las cuotas y los ofertones están a la orden del día. Pero hay muchos chicos que están muy lejos de cualquiera de esas realidades", advierten desde la Universidad Católica Argentina (UCA) que a través de su Observatorio de la Deuda Social Argentina genera estadísticas para dimensionar la problemática de la pobreza.

Según un informe reciente de este instituto, la pobreza en Argentina viene subiendo en los últimos meses a medida que la crisis económica se profundiza. Remarca que afecta a un tercio de los habitantes y los chicos “son sus principales víctimas”. Y entrega datos actualizados alarmantes (incluso vergonzantes): en total hay unos 8 millones de menores de edad bajo la línea de la pobreza.

Para el director del Observatorio, Agustín Salvia, las medidas más fáciles que han tenido los Gobiernos en cuanto a contener el crecimiento de la pobreza fueron programas sociales como la Asignación Universal por Hijo o las moratorias jubilatorias, sin las cuales casi se duplicaría la indigencia, en la que está sumergido alrededor del 6% de la población.

De acuerdo al Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA, 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes tienen vulnerados sus derechos sociales. No debería permitirse que esta situación se extienda en el tiempo sin que no reaccionemos. Ese gran acuerdo nacional que incluya consensos en torno a políticas de estado que se deberían sostener más allá de que gobierne A o B debería ser de una vez por todas un objetivo de compromiso que manifiestan los dirigentes políticos para transformarse en una certeza. 

En tanto, desde el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) advirtieron que hay 445.000 niños que no asisten a ninguna oferta oficial de sala de 3 en el país, que si bien no es obligatoria es universal, por lo que el Estado está obligado a garantizar el servicio para las familias de los niños que lo demanden. Esta ONG consideró, en su documento "Cuidar, enseñar y criar al mismo tiempo: el desafío para las políticas públicas para la primera infancia en Argentina", que el hecho de que esta oferta de salas para niños de 3 años no exista hoy es un problema para muchas familias que subsisten en base a actividades no formales, englobadas bajo la categoría de economía popular, y encuentran severas dificultades para enviar a sus hijos más pequeños a jardines maternales. En la sala de tres, particularmente, la brecha entre las vacantes que existen y las que se necesitan se está agrandando, advirtieron meses atrás el Cippec y Unicef.

Hoy millones de hogares argentinos celebrarán el Día del Niño con uno o más platos calentitos sobre la mesa, uno o más juguetes para sus niños y procurarán brindarle el cariño y el amor que se necesitan para una infancia feliz. Pero también habrá otros hogares donde no habrá nada de eso. 



 

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