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Editorial Lunes 31 de Enero de 2011

Negocio para pocos

La decisión oficial involucra únicamente a una cooperativa, ligada estrechamente a Federación Agraria Argentina, beneficiando sólo a 3.000 productores trigueros, apenas el 10% del total.

Redacción

Por Redacción

A lo largo de los casi ocho años en los que estuvo al frente del Poder Ejecutivo Nacional, el Kirchnerismo no ha manejado demasiado bien el tema agropecuario. Más allá de que hay innumerables cuestiones para analizar, y de que no todo lo que se ha hecho desde la Casa Rosada ha sido negativo -así como no todo lo que se ha hecho desde el campo, y específicamente desde su dirigencia, ha sido positivo-, es evidente que la situación podría haberse manejado de otra forma, menos traumática, sin llegar al extremo al que finalmente se llegó, con un enfrentamiento encarnizado en el que el que terminó perdiendo fue el país.
Los años fueron pasando, y las posiciones de uno y otro sector fueron distanciándose cada vez más. Pocos meses atrás, la muerte de Néstor Kirchner pareció abrir una puerta al diálogo y, consecuentemente, al mejoramiento de las relaciones. Al menos para una parte de los actores de esta “película” nacional. Sin embargo, la realidad es que nada ha cambiado desde el fallecimiento del ex presidente, el pasado 27 de octubre.
Días atrás, el ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, gestionó la compra, por parte del sector molinero, de 500.000 toneladas de trigo a la cooperativa Agricultores Federados Argentinos -AFA-. La medida, completamente arbitraria, ya generó numerosos y diversos problemas.
Por empezar, la decisión oficial involucra únicamente a una cooperativa, estrechamente vinculada a Federación Agraria, beneficiando sólo a 3.000 productores trigueros, que constituyen apenas el 10% del total, de acuerdo con los números que maneja la Federación de Acopiadores.
De este modo, unos 27.000 agricultores, el 90% restante, quedan excluidos del compromiso de pagar el FAS teórico (precio de referencia) asumido por la Federación Argentina de Industrias Molineras (FAIM), y tendrá fuertes dificultades para comercializar el cereal.
Cabe recordar que a partir de este mes se produce el pico de oferta de trigo en Argentina, sobre todo en una campaña como la presente donde, según la mayoría de las estimaciones, la cosecha llegará a 15 millones de toneladas. Los analistas del mercado descuentan que si a los efectos de esta gran presión estacional de la oferta del cereal se le suma ahora una demanda que se concentraría en un solo proveedor, caerán los precios, generando una mayor diferencia entre el FAS teórico y el FAS real. Esta es la situación que soportarán los productores que quedaron excluidos del acuerdo de compra de la molinería con AFA.
Desde el Gobierno salieron a defender la medida, con su particular forma de manejar cifras y estadísticas. Según el subsecretario de Agricultura, Oscar Solís, para contabilizar todos los productores beneficiados hay que sumar todas las gestiones que viene realizando el ministerio para que estos obtengan el precio del FAS teórico. Así, teniendo en cuenta los acuerdos cerrados en Quequén, Bahía Blanca y Entre Ríos, serían entre 10.000 y 11.000 los productores beneficiados por el accionar oficial.
Pero la medida no sólo perjudicaría a buena parte de los productores trigueros. También afectaría a más de 1.000 acopios y cooperativas que habitualmente comercializan el 50% del volumen de trigo asignado a AFA. De acuerdo con el análisis de la Federación de Acopiadores, "se estaría alterando la normal comercialización de unas 250.000 toneladas, por un valor superior a U$S 50 millones, correspondientes a productores discriminados por el solo hecho de haber cometido el pecado de elegir a un acopiador, quien le garantiza servicios competitivos y eficientes".
Por último, el accionar del Ministerio de Agricultura también afectaría a los propios molinos, que estarían obligados a comprar a quienes no son sus proveedores habituales por calidades que quizá no sean las que necesitan y, en algunos casos, con contrafletes que harían poco rentables las operaciones.
La gestión de Domínguez, que fue rechazada en un comunicado de las bolsas de cereales de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Bahía Blanca, Entre Ríos y Rosario, generó a su vez un fuerte enfrentamiento al interior de la Mesa de Enlace, por estas horas al borde de la ruptura definitiva. Una consecuencia que, muy probablemente, haya sido buscada por el Gobierno, que en años anteriores ya ha efectuado movimientos que terminaron desestabilizando la de por sí endeble alianza de la dirigencia agropecuaria.
Con este nuevo negocio para pocos, la Casa Rosada volvió a dejar en claro que no tiene un programa a mediano y largo plazo para el campo, desaprovechando otra oportunidad de construir un esquema que profundice el desarrollo de uno de los motores de la economía nacional.

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